SANTIAGO DEL ESTERO.- Desde que la gota cayó del cielo inició un largo camino. Recuerda que su primer contacto con la tierra, al desprenderse de las nubes, fue con las sierras de Aconquija, varios miles de metros sobre el nivel marítimo cero.
Allí, encontró un cauce que la guió por las hermosas quebradas tucumanas. Se unió a otros miles de gotas que se hallaban en su misma situación, llegó al llano oriental, se infiltró hasta una capa de arcilla subterránea -influida por el centro de la Tierra-, tomó una temperatura insospechada y, de pronto, afloró a la superficie rodeando el cuerpo desnudo de una joven que disfrutaba de un plácido baño de relajación.
Poco le duró la dicha. Revoloteó quince minutos dentro de la lujosa bañera y repentinamente fue a parar a un ancho río llamado Dulce, antes de lo esperado.
Mientras recobraba su temperatura habitual, se encontró con una gota amiga, que le dijo que su fugaz paso había sido por Termas de Río Hondo, un enclave turístico situado en el extremo oeste de Santiago del Estero, a 65 kilómetros de la capital provincial.
Los antiguos americanos, que conocieron la virtud de estas aguas desde milenios, no se detuvieron a razonar geológicamente sobre el fenómeno. Suficiente fue, para ellos, llamarlas las Aguas del Sol, obsequio del dios Inti, una especie de mandato divino que sólo benefició a los privilegiados indígenas de la región. Cuenta una vieja leyenda, la del Súpay-Yacu (Agua del Diablo en quechua), que Súpay -el Diablo-, en sus andanzas y correrías por las piscinas naturales de Río Hondo, en busca de las deidades del agua, se hacía lavados en una fuente termomineral que saturó con las emanaciones de subido olor a azufre desprendidas de su cuerpo. Aunque no se advierte dicho aroma en las aguas mesotermales de la zona.
Entrando en calor
Casi del mismo punto geográfico de donde la gota había iniciado su travesía hacia Termas de Río Hondo, cientos de changos tucumanos culminan sus preparativos para dirigirse al centro turístico que más diversión concentra de toda la región del Noroeste. Lugar de encuentro, sitio de relax y entretenimiento que, en la temporada de invierno, sube muchos grados más que las mismas aguas.
Muchos viajeros tienen la imagen de un Río Hondo visto solamente desde las ventanillas de los ómnibus que siguen viaje a Salta, San Miguel o San Salvador, un poco más al Norte. Una impresión comercial, de una calle poco pintoresca, cierta, pero parcial de lo que este destino es capaz de ofrecer más allá del ámbito donde la ruta 9 cruza por el medio la ciudad.
Cada sitio de la localidad es un punto apto para entablar una nueva relación en la que las tonadas se entrecruzan. El dejo cantado de los tucumanos se distingue claramente de la expresión más sosegada (pero igualmente azucarada) de los santiagueños. Las voces más tajantes de Buenos Aires o Rosario inspiran su canto más poético para no ser despreciados por las bellas almas termeñas. O una sonrisa del terruño que toma prestado un rostro nativo, de labios gruesos y estilizados, de una que deja entrever en el color de sus dientes la pertenencia a la región, de piel trigueña y ojos verdes, salidos de esa magnética mezcla de indígenas y españoles que el paso de los siglos selló en el pueblo santiagueño.
Río Hondo se encuentra a 265 metros sobre el nivel del mar. La vegetación característica es la propia de la región chaqueña seca, de perfiles semidesérticos, incluso con presencia de ucles y cardones.
El agua mesotermal es rica en minerales: flúor, calcio, magnesio. Su extracción se lleva a cabo de las 14 diferentes napas subterráneas que contienen el agua hasta 250 metros por debajo de la superficie. Aflora a la superficie entre los 17 y los 70 grados y llegan a las habitaciones con un valor térmico que ronda los 40°.
Amplia oferta hotelera
Son 170 hoteles los que conforman la oferta de Río Hondo, desde las cuatro estrellas para abajo. Todos tienen las bondades directas del Agua del Sol, mediante cientos de tubos que se lanzan desde cada jardín termeño hacia las profundidades terrestres en procura del agua termal.
Un fenómeno natural de recursos ilimitados que también tiene lugar en otras zonas de la región, como Taco Ralo o San Pedro de Guasayán, pero sin ser explotado como en Termas de Río Hondo. Eso hace difícil la obtención de agua fría potable, que debe ser extraída a 20 kilómetros de Termas, en Colonia Tinco.
El lago que forma el dique Frontal tiene una superficie de 33.000 hectáreas, fue creado en 1967 y es compartido por los territorios de Tucumán y Santiago del Estero. En el fondo descansa una población, Villa Río Hondo -la vieja-, que con el nivel de aguas muy bajo a veces dejaba, hasta hace pocos años, asomar la cruz de la humedecida capilla. A su orilla se desarrolla la Villa del Lago, un pintoresco condominio residencial, exclusivo, de casas de fin de semana y retirado de la ciudad. La pesca del dorado es importante en el dique donde, se dice, se sacan las piezas de mayor porte de dicha variedad de pique (de hasta 21 kg). Es posible alquilar motos de agua, botes de pedal, kayaks y canoas canadienses. En los alrededores hay abundante vegetación. Pero la paja brava escasea, por lo que los artesanos del tejido deben traerla de Santa Fe. No obstante, todavía disponen de la palma y la chala de maíz para completar su obra, una tradición de 5000 años en la región. Más de setenta tejedores nativos de Río Hondo y de los campos de los alrededores que transmiten el arte a sus hijos y nietos como don Castillo, un canastero de 83 años, "nacido y criado aquí".
La zona fue una de las primeras habitadas por los españoles. Un tiempo después de la fundación de Santiago del Estero se levantaba en Río Hondo la posta de Miraflores, hoy situada en las profundidades del lago. Sin embargo, otra posta, la de Vinará, se salvó de los alcances de las aguas y puede ser visitada hoy, luego de haber servido de parada a Belgrano, San Martín y a muchos de los congresales de Tucumán, y base, además, de la firma de uno de los tratados de paz entre santiagueños y tucumanos.
Una paz que perdura hasta la actualidad y que en Termas de Río Hondo encuentra a sus más fieles apologistas, aunque el diablo Súpay merodee a sus habitantes cada vez que se aburre de permanecer dentro de su Salamanca y se olvida de que San Francisco Solano pisó tierra termeña varios siglos atrás.
Andrés Pérez Moreno
Las curas del agua que no se ha de beber
SANTIAGO DEL ESTERO.- Termas de Río Hondo absorbe el clima humano que las playas atlánticas recrean durante el verano y tiene una atmósfera propicia para un pasar despreocupado.
Aunque para eso es necesario un clima cálido, agradable, un sol que invite a salir, una temperatura que mueva el cuerpo a bailar, un ambiente seco que facilite la acción.
Este centro termal tiene todo eso y además le agrega algunos condimentos: excelentes hoteles o alojamientos para contingentes, servicios de salud y placer como los baños escoceses, finlandeses y las piscinas.
También, las tinas de agua termal en cada habitación de Río Hondo (hasta en los hoteles de menor categoría), un casino con suficientes mazos de naipes y ruletas para barajar y tirar bola una noche entera, bares y confiterías, discotecas y un extenso dique ideal para la práctica de actividades náuticas. Es un centro turístico de moda rodeado por la población más ancestral de la Argentina, desde que se dio el contacto entre indios y conquistadores.
Un departamento, el de Río Hondo, habitado por gente muy supersticiosa y que interpreta dos lenguas: español y quechua santiagueño.
Una comarca que asume notables habilidades para la confección de una preciosa pieza de cestería o un pegadizo ritmo de chacarera. A pesar de que ya no hay tanta paja brava, así que se la trae de la provincia de Santa Fe.
Un lugar de gente que en su actitud amable involucra algo de afecto, que mayoritariamente en su actitud servicial compromete su honestidad.
Buenas yerbas y de las otras
Hacia el interior, el curanderismo tiene gran arraigo entre los campesinos, muchos de los cuales recurren a los manosantas, que mediante la "palabra, el gualicho y los santos te curan", según dice una conductora de un programa radial de Termas.
En el departamento Río Hondo hay tantos curanderos como hoteles. Y no faltará, tampoco, el relato apasionado de algún termeño que haya sido testigo, en vivo, de una pelea a muerte entre un cristiano y el diablo, de la que probablemente había participado, expectante, una buena parte del pueblo.
"El demonio es el que fija el horario de estos encuentros", comenta un vecino. Las leyendas se entremezclan a medida que se acercan lugareños de otras provincias y en un alegre intercambio se cuentan las andanzas de fantasmas y almas en pena de todo el territorio argentino, mitad como gracia y otra parte con un respeto de quien habla de cosas de las que no se puede reír fácilmente.
La salud bien acompañada
SANTIAGO DEL ESTERO.- Termas de Río Hondo inaugura, con esta temporada 1997, un centro médico orientativo para indicar a los visitantes de qué manera usar las aguas termales que ilimitadamente se disponen en la villa turística. Cada persona, y de acuerdo con el tipo de terapia que necesite, sigue, por recomendación de profesionales a cargo del doctor Ficosecco, sugerencias acerca del tiempo y la temperatura del baño, además de complementarlo con algún tratamiento kinesiológico.
Por supuesto que quienes pretenden obtener alguna mejoría en su salud deberían permanecer alrededor de siete días en el lugar como mínimo, según afirman los especialistas del área termal del centro turístico.
A la llegada, el centro médico es una parada oportuna para quienes deseen adscribir a una rutina eficiente para hacer una puesta a punto con el cuerpo.
Fotos: Andrés Pérez Moreno