
La lactancia es 1 maravilla, no hay duda. Y lo digo no sólo pensando en el hijo sino también en la madre. Bien, dicho esto, puedo comentar ya sin culpas que además de ser una maravilla es, al menos para mí y al quinto mes del Benja, un tanto desgastante. Y te puede llegar a cansar, a agotar. Al menos a mí me pasa, y más a la noche. Benja todavía se despierta dos veces para comer y yo ya ni me acuerdo lo que era dormir 1 noche entera. Además, siendo que es lo único que come, tengo que procurar dejarle cada día sus bolsitas de leche, para lo cual hay que sentarse cada día, en algún momento y, extractor en mano, chu-chu-chu-chu-chu, darle a la teta. Y decí que uso el extractor eléctrico, porque si usara el manual a esta altura ya tendría dos muñones.
Bueno, eso. Que la verdad ya cuento las horas para que mi niño incorpore otra cosa en su mundo además de mis tetas. Si mal no recuerdo, este era el mes en que ampliaría su dieta. Mañana hay pediatra, a ver qué dice. Ocurrido el destete, sé que también pasará algo terrible: mis dos amigas se desinflarán cual globo y yo, ay de mí, volveré a ser la que era...
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