Era de esperarse que el catalán justo llamase durante esas pocas horas que me llevó pedir otro chip, colocarlo en el nuevo aparato y esperar a que vuelva a agarrar señal. Justo, justo. Al menos dejó un mensaje.
-Hola Sofía, soy Jordi. Debes estar fuera de la ciudad. Te llamaba para ir de tragos. Mañana viajo por unos días a Iguazú. Te llamo a la vuelta, guapa.
¿A quién se le ocurre ir a Iguazú en pleno otoño?
Todo un ejercicio de paciencia, de temple. Puedo esperar, no hay urgencias, mi vida funciona, tengo un viaje por delante y un catalán que me quiere llevar de tragos.