

Llega diciembre y naturalmente la cabeza se ocupa de traernos recuerdos en masa de lo que ocurrió en el año, desde el traspié en las vacaciones de verano a la ruptura amorosa de julio y la incertidumbre económica de estas últimas semanas. Y otra vez estamos en el mes doce, preguntándonos dónde pasar las Fiestas y lamentando no haber podido cambiar la perspectiva de eso que juramos no repetir en el último brindis.
Lo cierto es que si no tomamos las riendas de nuestros deseos, lo único que cambia el 31 de diciembre es la hoja del calendario. De la mano de las mejores y más modernas herramientas de la psicología, te proponemos un camino para hacerte fuerte en tus proyectos y concretarlos. Para que en estas Fiestas hayas renovado tus objetivos y vayas por más, haciéndote líder de tu propia vida.
1) Hacer balance
Ya se sabe: diciembre es "el" mes del balance, y eso es totalmente natural y necesario para ordenar nuestros pensamientos y diseñar nuestras agendas futuras.
Aunque, mirar lo bueno da mucho trabajo y recordar lo malo se logra en un segundo.
Hacer el anuario de nuestra propia vida nos lleva naturalmente a un análisis de situación maduro, con perspectiva, que acepta lo que tiene con celebración y agradecimiento, una forma de aceptación nueva que propone lo último en psicología cognitiva llamada willigness: aceptación con disposición, abriendo el diálogo con la realidad, resaltando lo que ya se tiene y no sintiéndose sin recursos y "pobrecita". No se trata de aceptar los fracasos con estoicismo, sino de agradecer lo que tenemos, celebrar lo conseguido, haciendo que brille.
2) Desear
Siguiendo con las conclusiones de las neurociencias, el cerebro está programado para atender a las faltas, celebrando lo nuevo, lo que está por venir, la proyección. Es conveniente detectar lo que no tenemos para enfocar los deseos, pero hay claves para desear bien. Primero preguntarse ¿Qué quiero que no tengo? El punto cero es desear sin despreciar lo que ya tengo, porque ignorar lo propio nos deja muy débiles. Y sin fuerzas, rechazando lo que hay, me voy a refugiar en la ilusión en lugar de actuar para concretar mi deseo.
Mirar lo que tenés, por otra parte, te da la sensación de que podés. El liderazgo se trata de tomar las riendas de la acción y no dejarse llevar: si en el pasado enfrentamos con éxito una entrevista de trabajo, no cabe dudas que podemos hacernos cargo de un ascenso.
3) Concretar
Todos los días podemos hacer algo consecuente con nuestro deseo, ese es el pilar del liderazgo: buscar qué puedo hacer HOY para empezar a concretar. Ser proactivo significa además inventar el paso. Dice el proverbio chino "El camino más largo empieza con un paso", y esta máxima implica algo muy valioso: si dejás para mañana lo que podés hacer hoy, te estás mintiendo. Concretar hoy siempre es posible, hay que inventar la manera de construir y no esperar pasivamente que las cosas ocurran.
4) Descartar
Desear para lograr implica dejar afuera una cantidad de cosas que también queremos, pero que no podemos atender en simultáneo. Es inevitable dejar cosas afuera: si decido ganar plata, tal vez no me pueda ocupar de mi vida interior. La pregunta siempre debería ser ¿Me puedo bancar esa falta? Tal vez la respuesta es negativa, entonces re-elijo y evalúo la manera de ganar dinero sin dejar afuera mis clases de yoga.
Que cada elección tenga su precio es normal: presupuestalo, y verás si te bancás la culpa, si renunciás a algo o si hacés todo comprimido al mismo tiempo, en este caso también hay un precio, y es la eficiencia. Si hacés TODO, la calidad de cada ámbito será más deficiente que si te enfocás en menos deseos.
5) Valorar lo pequeño
El pasito que diste hoy es pequeño, como dijimos en el paso 3. La novedad es que para que sea de verdad tiene que ser chiquito. Visto desde una perspectiva general, es más valioso ahorrar de a poco que un golpe de suerte te genere mucho dinero. El bajón de las pequeñas acciones, ese bajón que se produce al ver que lo logrado no es tan brillante, debe verse como una señal de eficiencia y así motivarnos para la constancia.
6) Confiar en vos
Este recorrido de cinco pasos no es una flecha, sino un continuo de todos los pasos anteriores, que se mezclan todo el tiempo, todos los días, muchas veces cada día. Para lograrlo se necesita tenacidad y confianza. El cambio no es unidireccional, los caminos no son carreteras: hay vueltas, atajos, calles sin salida. Hay que entrenarse en esa complejidad y eso no se puede hacer en solitario, necesitás ayuda.
Por Florencia Monfort | Fotos de Anahí Bangueses Tomsig | Producción de Lyla Peng
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