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Liechtenstein, principesco

Una monarquía progresista, 31.000 habitantes con el ingreso per cápita más alto de Europa y 62 millas atravesadas por los Alpes forman parte de un paisaje exclusivo




LIECHTENSTEIN (El Mercurio, de Chile. Grupo de Diarios América).- Desde 1921, Liechtenstein es una monarquía constitucional, donde el poder lo comparten el príncipe y la gente. Pero según sus súbditos, Hans-Adam es el más raro de todos los monarcas, un progresista, y su exitosa campaña para integrar a Liechtenstein a la Comunidad Económica Europea lo puso en contra de algunos miembros conservadores del Parlamento, luego un juez, y antes de darse cuenta estaba frente a 2000 ciudadanos, escuchando quejas.
Todo eso había terminado cuando llegué. El príncipe estaba en su castillo, un edificio semejante a una poderosa fortaleza, en un risco sobre la capital, Vaduz. La gente no le había pedido que se fuera y los lugareños ignoraban sus comentarios sobre el resentimiento de la realeza. "Supongo que no se sentía muy amado -me dijo la mujer que timbra pasaportes en la Oficina de Turismo de Vaduz-. No creo que muchas personas aquí deseen ver grandes cambios." Tampoco deberían, si lo piensan bien.
Liechtenstein es un opulento y pequeño Estado de 160 kilómetros cuadrados entre Suiza y Austria. Puede que tenga el costo de vida más alto de Europa, pero sus 31.000 ciudadanos también disfrutan del ingreso per cápita más alto del continente y de los impuestos individuales más bajos. Los trabajadores conservan alrededor del 87 por ciento de los ingresos generados por las compañías anónimas que declaran a Liechtenstein como su dirección corporativa, y viven en un virtual paraíso.
Separado de Suiza por el río Rin, Liechtenstein tiene alrededor de dos tercios en los Alpes y un tercio fuera. El lado occidental, o el Low Country , es una angosta franja de tierra en el valle del Rin, una ondulante pradera con huertos, viñas y villas. El Este, o el Upper Country , son las colinas de los Alpes centrales, que suben escarpadamente bajo un manto siempre verde, hasta llegar a los picos nevados con alturas superiores a los 2400 metros. Las montañas tienen cientos de miles de senderos y los esquiadores europeos hablan de Malbun, la comunidad más grande de Liechtenstein.

Poblado desde el neolítico

Liechtenstein es tan pequeño que cabe dentro de los límites de la ciudad de Washington D. C., pero con una enorme variedad topográfica, arquitectónica e historia. Es un territorio poblado por primera vez en el período neolítico, colonizado en el año 800 a. C. e integrado al Imperio Romano durante el reinado de César Augusto.
El cristianismo emigró al Norte alrededor del siglo IV, poco después de lo cual las tribus germanas que avanzaron hacia el Sur sacaron a los romanos, formando lo que hoy es Liechtenstein, parte del ducado germano.
Se convirtió en un principado oficial en 1719 y país soberano en 1866. Dos años después, su ejército fue disuelto y no necesitó uno desde entonces. El alemán es el idioma oficial, aunque el inglés es común. Pero desde principios de la década del 20, cuando se convirtió en una monarquía constitucional y firmó un acuerdo aduanero con Suiza, creció hacia el Occidente.
No está situado en ninguna carretera importante, aunque una de sus rutas principales pasa por el extremo norte. Y para muchos que sí lo han visitado, es la escala de un tour por castillos o centros en los Alpes, que generalmente empieza en Zurich.
El país es famoso para los filatelistas, que vienen de todo el mundo para ver el Museo de Estampillas Postales de Liechtenstein.
El castillo del siglo XII de Hans-Adam alberga una de las mejores colecciones privadas de arte de Europa, pero está cerrada al público. Se pueden visitar el Museo Nacional, excavaciones romanas, museos de la comunidad y una granja restaurada del siglo XVI.

El ritual de la comida

La buena comida es un ritual nativo y los 76 restaurantes del país ofrecen todo tipo de ambientes, desde los cafés rápidos hasta los estilo medieval. Gasthof Lowen, la posada más antigua, data de 1380. Al otro lado de la calle del Lowen, en Vaduz, está la viña privada del príncipe Hans-Adam y el elegantemente rústico Restaurant Torkel.
La cuenta por una comida francesa con precio fijo, más una botella del propio Pinot Noir del príncipe, es de 61 dólares. En todo caso, el vino del príncipe es muy bueno, pero no se encuentra en las listas de vinos fuera de Liechtenstein. Su viña es tan pequeña que sólo hay suficiente para Camelot.

Recomendaciones

Cómo llegar

  • El pasaje aéreo hasta Zurich cuesta 1100 dólares, ida y vuelta, con impuestos, por Swiss Air. Desde allí se puede viajar en tren hasta Buch, en el límite entre Suiza y Liechtenstein, por 25 a 42. A partir de acá, el viaje termina en ómnibus.

Alojamiento

  • Liechtenstein tiene muchas posadas pequeñas, tanto en las montañas como en el valle, además de pensiones y habitaciones privadas para los visitantes jóvenes preocupados por su presupuesto. En la posada Martha Buhier, un hotel de tres pisos en Triesenberg, la habitación doble cuesta menos de 60 dólares. Al otro extremo está el Park Hotel Sonnehof, a más de 150 dólares.

Museos

  • Museo de Estampillas Postales: la entrada es gratuita, abierto de 10 a 12 y de 13.30 a 17.30.
  • Colección de Arte del Estado: la entrada cuesta, aproximadamente, 2 dólares. Está abierto de 10 a 12.
  • Museo Nacional: abre de 10 a 12.30 y de 13.30 a 17; entrada, alrededor de 1 dólar.
  • Museo Etnográfico del Valais: abre de lunes a viernes, de 13.30 a 17.30; los domingos, de junio a agosto, de 14 a 17. La entrada cuesta 1 dólar.
Jack Mathews

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por Redacción OHLALÁ!


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