LISBOA (The New York Times).- En esta antigua capital imperial nunca se han visto festejos semejantes. Los portugueses han echado la casa por la ventana para honrar al intrépido marino Vasco da Gama, en el 500º aniversario de su viaje a la India.Lisboa inauguró la Expo ´98, centrada en el tema Los océanos, un patrimonio para el futuro, con la participación de 154 países. Hasta el 30 de septiembre, los visitantes podrán descubrir la belleza, riquezas y desafíos de los mares en decenas de exposiciones. O bien, presenciar competencias náuticas, espectáculos diarios de multimedios y actuaciones de diversos géneros, y paladear comidas del mundo entero.En el páramo industrial que se extendía en el lado este de Lisboa han surgido -o están en construcción- residencias, edificios de oficinas y, por supuesto, la Expo, un predio ferial de 60 hectáreas con pabellones internacionales, una explanada junto al río, jardines exóticos y un funicular panorámico ribereño de 4,8 kilómetros.Para evitar que de todo esto quede una ciudad fantasma, los pabellones principales se transformaron en centros culturales (por ejemplo, un acuario, un museo de ciencias, un teatro).La Expo tiene espacio de estacionamiento para 17.000 vehículos; no obstante, se insta al público a llegar en ómnibus, subterráneo, tren o taxi hasta la nueva Estación Oriente, ese bosquecillo de acero y cristal que se alza cerca de la Puerta Este de la Expo. También hay un servicio regular de ferry desde la terminal fluvial Cais do Sodre.Siempre en la periferia oriental de Lisboa, el nuevo puente Vasco da Gama salva el estuario del Tajo y enlaza con rutas que conducen a Algarve (Portugal) y España, con una extensión total de 16 kilómetros.Al Norte, en otro sector suburbano, el centro de compras Colombo (uno de los más grandes de Europa) honra a otro gran explorador. Esta nueva meta turística, ya popular, comprende 425 locales, 10 cines y un parque de diversiones.En los alrededores de la ciudad se restauraron barrios y monumentos antiguos y se parquizaron nuevos espacios verdes. No obstante, el tendido de carreteras y la prolongación del subterráneo han creado un polvoriento laberinto de obradores que ocasiona demoras en el tránsito.
Otra meta
La principal atracción de la Expo ´98 es el Oceanarium, uno de los mayores acuarios europeos. Los visitantes avanzan entre recreaciones de ambientes característicos de los océanos.
El pabellón de Portugal, que descuella por sobre Olivais Dock, narra la vieja lucha de su pueblo por el dominio del mar. Junto al río, en una estructura abstracta de acero inoxidable, que representa una ola gigantesca, se grabarán los nombres de los patrocinadores luso-norteamericanos del proyecto.