

Cuando se encienden las luces del avión, después de una noche en vuelo, los hombres se desperezan, se acomodan un poco el pelo y ya están listos para ponerse en movimiento en el lugar de destino.
La reacción de las mujeres es bastante diferente: cuando todavía no abrieron los ojos buscan rápidamente su bolso de mano y corren al toilette para un reacondicionamiento exprés, que nunca llega a ocultar completamente el aspecto de piltrafa. Sólo las azafatas salen airosas en el arte de estar impecables después de dormir como un ovillo mientras el avión desbarata los husos horarios.
La primera pregunta a las compañías aéreas sobre si se toman algunas precauciones cuando quien va a tomar el vuelo es mujer, especialmente en la clase ejecutiva, genera la respuesta de rigor sobre la ausencia de cualquier discriminación por género. Tanto reclamo por la igualdad entre los sexos ha traído una gran cuota de justicia y algunas dosis de frases trilladas, como si toda diferencia hubiera desaparecido por decreto.
Cambia, la industria cambia
Pero la adaptación de la industria a los cambios demográficos del mercado ha puesto la lupa sobre las peculiaridades que las mujeres quieren cuando viajan en avión. La mayoría de las compañías aéreas tiene kits de avión adecuados a los gustos de las damas, como lápiz humectante, crema de manos e hidratador, así como cuidado especial sobre qué asiento asignar y al lado de quién cuando la mujer viaja sola.
¿Qué quieren ellas cuando vuelan? Un poco más de privacidad, ciertos detalles de seguridad y algo de cuidado personal.
Varios sitios, como el www.journeywoman.com , aconsejan a las mujeres que viajan habitualmente por trabajo tomar algunos recaudos, como usar anillo de casada, no mencionar que se viaja sola, no usar joyas y tener siempre a mano una linterna pequeña.
Nada de esto es nuevo, pero sí lo es el poder creciente de las mujeres en la compra de pasajes, que ha sido tomado en cuenta por compañías norteamericanas y europeas. En el nivel corporativo, su cuota en el caudal de viajeros trepó hasta alcanzar el 50% de los viajeros, según la medición de Travel & Leisure sobre datos de Estados Unidos. Además, ese estudio reveló que su experiencia influye sobre los viajes del grupo familiar, por lo que las mujeres pasan a decidir sobre el 70% de la venta de boletos de avión.
Una encuesta del año último de Business Traveller preguntó si el sector de los viajes estaba adaptado para mujeres de negocios y el 65% contestó que no. ¿Es posible que una mujer no tenga donde comprar zapatos en el aeropuerto de Atlanta, uno de los más importantes del mundo en movimiento de pasajeros? Así lo afirmaba un artículo en el newsletter del Harvard Business School, que apuntaba desde la barra de los hoteles como único lugar de esparcimiento hasta el trato femenino en los aviones, como indicadores de que las mujeres todavía están probándose un traje de hombre a la hora de viajar.
Pero cada vez menos, porque hoteles y agencias de viaje han desarrollado programas para retener la lealtad de este creciente mercado de viajeros de negocios. No tardarán en hacerlo en los aviones, donde las mujeres han ganado ya hasta su lugar en la cabina donde se comanda el avión.
Por Encarnación Ezcurra
Para LA NACION
Para LA NACION
SEGUIR LEYENDO


Lanzamos Wellmess, el primer juego de cartas de OHLALÁ!: conocé cómo jugarlo
por Redacción OHLALÁ!

Gala del Met: los 15 looks más impactantes de la historia
por Romina Salusso

Kaizen: el método japonés que te ayuda a conseguir lo que te propongas
por Mariana Copland

Deco: una diseñadora nos cuenta cómo remodeló su casa de Manzanares
por Soledad Avaca Cuenca
