
Hubo un tiempo en el que los pilotos y las azafatas eran dioses. Se paseaban por los aeropuertos con sus galones dorados, impecables en sus uniformes, y uno los contemplaba con admiración y deseo, sabiendo que tenían el trabajo más anhelado del mundo. Abran paso, mortales, aquí llega el capitán de Panam y su gloriosa tripulación , faltaba que dijeran los altavoces. Les pagaban por volar. ¿Podía existir algo mejor que eso?
Hoy el asunto no es tan romántico. La mayoría de las veces los pasajeros se quejan del servicio de a bordo y, allá arriba, despotrican sin piedad contra el personal de la aerolínea. Que no los atienden, que los auriculares no funcionan, que no hay mantas, que pidieron pollo y les llevaron pastas? Las azafatas, técnicamente llamadas auxiliares de a bordo o tripulantes de cabina de pasajeros (TCP, en la jerga aeronáutica), parecen ser responsables hasta de las turbulencias.
Un artículo publicado el mes pasado en la sección Turismo del diario USA Today , de Estados Unidos, cuenta cuáles son las cinco conductas que los viajeros detestan más de los uniformados del cielo: el 38% critica que tengan una "actitud hosca"; el 21% que se "queden charlando en el fondo"; el 20% que se nieguen a tratar con pasajeros rebeldes; el 12% que se comporten como "maestros", y el 9% que sean lentos para servir las bebidas. En la nota se cita el testimonio enfurecido de un viajero frecuente: "Sé que les pagan mal, pero yo tampoco estoy contento con mi trabajo y no por eso ignoro a los demás".
Confesiones de un tripulante
Por supuesto, los TCP tienen su propio decálogo de cosas que detestan de los pasajeros. Desde hace unos años circula entre los auxiliares de a bordo un mail larguísimo y muy divertido con el asunto La vida del tripulante . Su autor es secreto, pero jura que tarde o temprano escribirá un libro sobre el compendio de mil y un caprichos de quienes viajan en avión (no hay que olvidar el libro de Fernando Peña Gracias por volar conmigo , en la misma línea).
Con el mencionado correo electrónico en mano y el testimonio de un experimentado TCP, se puede concluir que lo que más irrita a los tripulantes es que los pasajeros (pax, en la jerga):
1. Piensen que, como el tripulante tiene uniforme, es obvio que posee información de horarios de todas las aerolíneas, hoteles y hasta boliches para ir a bailar en la ciudad de destino.
2. Consideren que no se computa como equipaje de mano ese oso de peluche de 10 kilos que llevan colgado del cuello ni aquel sombrero mexicano de dos metros de diámetro.
3. Que ingresen en el avión y ante un Buenos días del tripulante respondan: "47 G".
4. Que pidan una birome para completar un formulario y asuman que es un regalo para atesorar por generaciones.
5. Que no se quiten los auriculares y hablen a los gritos, como en la popular de Boca.
6. Que supongan que el cartel de abrocharse los cinturones no fue encendido para ellos.
7. Que beban su gaseosa a toda velocidad para pedir otra enseguida, cuando podrían ordenar dos directamente.
8. Que, después de comer, tiren las bandejas en la bolsa de las mantas y las dejen en el suelo, como si esperaran que pasara el camión recolector de residuos.
9. Que fumen en el baño y, al ser atrapados in fraganti, juren por Dios y la Virgen que ellos no fueron (aunque se nota que siguen conteniendo el humo en los cachetes).
10. Que enciendan el celular apenas el avión toca la pista de aterrizaje sólo para gritar: ¡Llegué, mi amor!
La lista podría ser, en verdad, muchísimo más larga. Por eso, si usted, estimado pax , se queja del servicio en el próximo vuelo, recuerde que los TCP también están bastante hartos de nosotros. Sólo que se lo guardan para descargarse en nocturnas cofradías, amparados tras la misteriosa cortinita que los separa del resto del avión.
Publicado por José Totah | 16 de enero de 2011 | 3.11 A.M.
Tags: azafatas; TCT vs. pax; la vida del tripulante
Tags: azafatas; TCT vs. pax; la vida del tripulante
SEGUIR LEYENDO


Lanzamos Wellmess, el primer juego de cartas de OHLALÁ!: conocé cómo jugarlo
por Redacción OHLALÁ!

Gala del Met: los 15 looks más impactantes de la historia
por Romina Salusso

Kaizen: el método japonés que te ayuda a conseguir lo que te propongas
por Mariana Copland

Deco: una diseñadora nos cuenta cómo remodeló su casa de Manzanares
por Soledad Avaca Cuenca
