Londres y París, en una esquina de Santiago
13 de mayo de 2012
Existe un lugar donde Londres y París son esquina. Ese sitio es el barrio también llamado Londres, uno de los rincones más fotogénicos y curiosos de Santiago, Chile. En el centro, desde la misma Alameda O'Higgins (una de las principales avenidas), a mitad de camino entre las estaciones de subte Universidad de Chile y Santa Lucía, nace una calle zigzagueante, de apenas un par de cuadras, adoquinada de lado a lado y casi peatonal; esa es Londres. La corta una paralela a la Alameda, un poco menos curvilínea; esa es París.
Por sus nombres, pero sobre todo por su particular arquitectura de inicios del siglo XX, las callecitas rinden homenaje a las dos capitales europeas y delimitan un microclima total dentro del intenso ritmo céntrico. Es uno de los lugares mejor preservados de Santiago, comparable con otra calle corta, bonita, cercana y más arty y de moda, como Lastarria.
En Londres, en cambio, no hay galerías de arte, restaurantes de moda ni boutiques de diseño. Sus edificios bajos, máximo cinco pisos, albergan varios hoteles de no demasiadas estrellas, muchas oficinas y pocas viviendas. No tiene casi comercios, salvo por una antigua casa de instrumentos musicales y LP de vinilo que no hace ningún esfuerzo por mantenerse al día con las últimas tendencias. "Me mudé aquí hace un par de años porque me queda bien para todo y me puedo mover en bicicleta. Es muy tranquilo, casi no hay autos, salvo los de los residentes. Además, los alquileres no son tan caros. Yo pago unos 400 dólares por mes, con gastos incluidos", dice Juan Sebastián Quiroz, que comparte con su gato Alvaro un compacto departamento sobre la misma Londres.
Son vecinos también la sede de la Concertación de Partidos por la Democracia (la coalición que gobernó Chile de 1990 a 2010), en Londres y París, la casa del Partido Socialista de Chile (París 873) y el Instituto de Investigaciones Genealógicas (Londres 65).
Los fines de semana, cuando el centro aplaca sus ímpetus capitalinos, el mayor dato de color son las novias de blanco sacándose fotos para su álbum nupcial en frente al Hotel Plaza Londres. El barrio es una locación ideal, con sus adoquines, faroles, balcones y vitrales de otro tiempo.
Detrás de la postal, sin embargo, hay otras historias. Algo se puede intuir al ver las pequeñas placas grabadas con nombres y apellidos entre los adoquines frente a la casona de Londres 38. Lo que hoy, en esa dirección, es algo así como un centro cultural, durante la dictadura del general Augusto Pinochet fue la base de operaciones de la Dirección de Inteligencia Nacional y un centro clandestino de detención y tortura con el nombre clave de Yucatán. Los nombres en las placas sobre la calle identifican a algunas de sus víctimas. Aunque el propio gobierno de Pinochet, a fines de los setenta, cambió la altura original por Londres 40, cuatro años atrás el Colectivo Londres 38 recuperó la dirección y la propiedad para darle su actual fisonomía y función en favor de la memoria.
Parrilla volcánica
Los chefs de El Diablo, en las Islas Canarias, cocinan con calor volcánico. Es una parrilla montada sobre un pozo activo cuya última erupción fue en 1824.
Cubanos de viaje
El turismo interno en Cuba creció 32% en 2011, respecto de 2010. Más de medio millón de cubanos se alojaron en hoteles de la isla en ese lapso.
Demasiadas caipis
Un turista estadounidense fue detenido en el aeropuerto de Río de Janeiro por dejar el hotel sin pagar su cuenta: US$ 7650, mayormente en caipirinhas.