

SALZBURGO (El Universal, de México).- Revivir los viajes del compositor austríaco Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) es el objetivo de una asociación con sede en Salzburgo que ha catalogado, en 18 trayectos europeos, los desplazamientos que hizo el genial músico barroco a lo largo de su vida.
Según afirmó Gerhard Spitz, secretario general del proyecto Los caminos de Mozart, el artista pasó 3720 días de viaje, es decir, un total de diez años de los 35 que vivió.
Este cálculo se basa en las estimaciones de la Fundación Mozarteum de Salzburgo, que agrupa a 75 ciudades, regiones y organizaciones, y es la encargada de salvaguardar el legado cultural del compositor más prolífico de la historia, autor de obras maestras como Las bodas de Fígaro, La flauta mágica o Don Giovanni.
Su primer viaje lo llevó a Munich, en 1762, para actuar ante el príncipe Maximiliano III de Baviera, cuando Mozart tenía apenas 6 años. Su última salida tuvo como destino Praga, en 1790, un año antes de su muerte.
En ese período, Mozart escribió más de mil composiciones y dejó muchas otras a medio hacer, algo que carece de precedentes conocidos, asegura Spitz.
Los países que se incluyen en su recorrido, que se divide en 18 rutas, son Austria, Alemania, Francia, el Reino Unido, Italia, Suiza, Holanda, Bélgica, la República Checa y Eslovaquia.
Los caminos de Mozart permiten mostrar los lugares por los que pasó el compositor, ya sea París, donde murió su madre, Anna María, en uno de sus viajes comunes, o Canterbury (Reino Unido), donde Mozart acudió a una carrera de caballos.
En las rutas se equiparan espacios de muy distinto valor, como Viena, donde Mozart vivió gran parte de su vida y donde murió, y Cremona, Italia, donde se alojó una noche, o Kundl, un lugar del Tirol austríaco donde paró a reponer fuerzas con una cena.
En la cuenta regresiva
La iniciativa para fraguar esas 18 rutas surgió en 1999, con el respaldo del gobierno del Estado Federado de Salzburgo, con vistas al Año Mozart 2006 (el 250° aniversario de su nacimiento), que en la república alpina se celebrará con numerosos actos culturales en honor de su figura universal.
Todas las localidades y regiones que toman parte en el proyecto incluyen, durante el año de festejos, actividades culturales que ayuden a difundir el legado del músico nacido en Salzburgo.
La iniciativa también cuenta con el respaldo del Consejo de Europa, que la ha incluido en su categoría de Importante Ruta Cultural, y distinguirá a las instituciones participantes ya sean ciudades, monumentos o rutas, con un sello propio.
Spitz estima que la fecha en la que se produjeron estos viajes, entre 1762 y 1790, resulta análoga a la nuestra por ser una época de cambios, con la Ilustración y el ambiente que hizo surgir la Revolución Francesa como telón de fondo. En esa época, según se recoge en el proyecto, las condiciones del viaje eran muy distintas de las actuales: los carruajes cubrían una distancia de unos seis kilómetros por hora y tenían que hacer paradas cada 25 kilómetros en las postas del camino para cambiar los caballos, algo que duraba unas dos horas.
Vino, mujeres y juego
Así, para los 100 kilómetros entre Salzburgo y Munich se tardaba dos días, mientras que en la actualidad insume tan solo una hora por autopista.
Además, se debía de hacer frente a los malos caminos, los bandidos, los pésimos alojamientos, húmedos y sucios, aunque los mayores riesgos del viaje se consideraban entonces "el vino, las mujeres y el juego", como explica la página Web del proyecto (www.mozartways.com), haciendo suyo un dicho de la época.
A pesar de su fama y del reconocimiento de sus coetáneos, Mozart murió, a consecuencia de una falla renal, en la más desoladora miseria a los 35 años, el 5 de diciembre de 1791, y su cadáver se enterró en una fosa común en Viena porque su familia no podía costearle una sepultura individual.
Los biógrafos señalan que a causa de una lluvia torrencial durante el entierro sus amigos no siguieron la comitiva fúnebre hasta el cementerio.
Sólo un perro, "lleno de barro, sucio, se animó a seguir el cortejo hasta el cementerio y fue, en consecuencia, el único caballero que presenció el día en que Mozart fue enterrado como un perro", según relata el historiador holandés Henrik Villen van Loon en su libro Las artes.
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