
En los primeros días de diciembre, mi querido pueblo natal cumple cien años. Colonia Alvear Oeste, distante 3 kilómetros del departamento de General Alvear, al sur de la provincia de Mendoza, creció junto a la estación de trenes que le dio su nombre.
Cuna de inmigrantes que eligieron sus fértiles tierras para convertirlas en plantaciones de vid y frutales, que dieron sobre la segunda mitad del siglo XX importantes vinos y frutas secas de renombre, deleitando paladares de los distintos puntos del país.
Hoy posee su mayor riqueza en la amabilidad de su gente, la sencillez de sus días, la frondosidad de sus carolinos que refrescan las tardecitas de verano, el perfume de los tilos que invaden los sentidos, las calles tranquilas que invitan a caminar y a dialogar sin prisa ni tiempo.
El recuerdo de quien vivió sus primeros 20 años en ese inolvidable lugar queda en lo más profundo de mi corazón. Felicidades para este pueblo y su gente que supieron mantener en su simplicidad la magia de querer volver siempre y mantener intacto los recuerdos de una infancia feliz.
Silvia Bardaro de Coronel
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