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Los hijos del Sol Naciente celebran su pasado imperial

Tokio tiene el tamaño de un pañuelo, pero permite admirar con lupa hasta los más mínimos detalles de su espíritu milenario; incluso, el ritual del té




TOKIO.-El pasado de Japón saluda al futuro. Y los hijos del Sol Naciente, ahora mezclan la sabiduría milenaria con la tecnología del teléfono celular y la cultura del consumo.
Aproximadamente 125 millones de japoneses viven en un territorio diminuto y superpoblado (337 habitantes por km2) donde el espacio libre vale una fortuna. Es una docena de veces más pequeño que la Argentina.
Tokio es una ciudad fascinante. Y no es una frase hecha. Veamos, 12 millones de ellos viven en una superficie de 2000 km2 y, si sumamos el Gran Tokio, la cifra trepa a los 30 millones. Muchos de los que viven en esta ciudad que aman el golf deben conformarse con practicarlo en canchas artificiales y otros juegan tenis en las terrazas de algunos modernos edificios.
La mejor presentación de la Tokio moderna es viajar en el tren Narita Express, que une la terminal aérea con el centro de la ciudad en 50 minutos por 26 dólares, contra los 187 dólares que cobran los taxis con una demora de dos horas.
También es una ciudad del Primer Mundo. A pesar del hormigueo humano, la educación y la limpieza son una constante en la vida diaria. Los japoneses son pacientes, creativos, eficientes y orgullosos; son cordiales y afectuosos, sonríen con frecuencia y viven haciendo reverencias, aunque por costumbre no besan. Hay paseos y tiendas para comprar desde flores o quimonos hasta sofisticados equipos con tecnología de punta o ropa etiquetada por los modistos más famosos.

Velocidad nipona

Los japoneses viajan en los ascensores más rápidos del mundo: 60 pisos en 35 segundos; se enloquecen con el índice Nikkei, pero aman el arte de la jardinería y la música. En Tokio hay siete orquestas sinfónicas. Como esta ciudad no duerme, hay centros comerciales que funcionan las 24 horas, como en el caso de la zona Ginza, donde las luces de las tiendas no se apagan casi nunca.
La eficiencia es algo que los caracteriza: tienen trenes limpios y superveloces, y subterráneos rápidos y puntuales, pero los japoneses no abandonan la costumbre intermedia de la bicicleta para ir a trabajar. No hay un sólo rincón donde la tierra no esté cultivada y la ceremonia del té ( chanoyu ) se practica desde hace 800 años. Los maestros consagrados a este ritual de origen divino estudiaron arquitectura, horticultura, cerámica, caligrafía, historia, religión y comportamiento durante la ceremonia sin hacer movimientos superfluos.
El abrumador surtido de mercaderías nacionales e importadas de las tiendas de la capital puede llegar a marear al más fogueado. Hasta tal punto que en alguna de las tiendas más importantes en los barrios de Aoyama, Shibuya, Harajuku y Shinjuku funciona una ventanilla de información para extranjeros y un casi obvio servicio de empaque y envío a domicilio. Pero el paraíso de la electrónica es el centro comercial de Akihabara.
Para los occidentales, la capital nipona es sorprendente: nadie toca bocina y los robos no existen; varios millones de ejemplares distribuyen diarios como el Ashai Shimbum pero... ¡oh sorpresa! no hay hojas tiradas en el piso.
En cuanto a los precios, es cara, pero sus tiendas, galerías y shoppings siempre están repletos de compradores y el consumo convoca, como los paseos, a que el turista se lance a un recorrido interminable.

La otra dimensión

Parece mentira que en una ciudad tan pequeña quepan tantas cosas. Pero es así. Como los neoyorquinos, los habitantes de Tokio tienen también su cuerpo de voluntarios turísticos y eficientes oficinas de ayuda al viajero reconocidas por las siglas TIC. Si es por atención y diligencia, nadie tendrá motivo de queja.
Para cámaras fotográficas, cine y video, la competencia es feroz entre los centros Ikebukuro y Shinjuku, con rebajas y productos tax-free para turistas. Y si quiere ver algún espectáculo, los servicios de venta de entradas Playguides están distribuidos en distintas partes de la ciudad. En la zona Roppongi, Bay Area y Nishi-Azabu, las discotecas ultramodernas compiten con su parafernalia de luces y ritmos.
Tokio es una ciudad interesante: con la compra de un One Day Open Ticket se obtiene un pasaje de 24 horas para hacer uso ilimitado de trenes y subterráneos. Con el Open Ticket podrá moverse por toda la ciudad, visitar la primera Disneylandia construida fuera de los Estados Unidos o el magnífico Tama, el zoológico de fama mundial con animales de todo el planeta. Y entre los museos más importantes conviene conocer el Nacional de Tokio, el de Artes Modernas y el de Artesanía Popular.

Con el espíritu de Buda

¿Y fuera de Tokio? Después de recorrer el Palacio Imperial, el parque del Santuario Meiji y subir a la torre de acero Tokio, de 333 metros de altura, salir de la ciudad es fácil y rápido gracias al ferrocarril.
Algunas recomendaciones podrían incluír: Nikko, dos horas de tren; Santuario de Toshogu, uno de los más bellos. Hakone, dos horas de tren. Sitios históricos, hermosos paisajes, baños termales, todo dentro del Parque Nacional Fuji. Kamakura, una hora de tren.
Otro atractivo es la antigua ciudad feudal, famosa por su esfingie del Gran Buda y por sus playas. A Kioto se llega en tres horas en el Tren Bala. Es uno de los paseos imperdibles. Capital del país durante varios siglos (del 794 al 1868) y antigua villa de shogunes (señores feudales), está sembrada de palacios, templos y jardines de alto diseño. Ideal para las compras de abanicos, sedas, muñecas y porcelanas.
Tradicional y moderna, Tokio termina siendo exótica. Y nadie que la visite olvidará el clásico saludo de la despedida: ¡Sayonara, TokioÉ Sayonara!

En miniatura

Los jardines japoneses son lugares diseñados cuidadosamente para brindar paz y belleza. Representan al mundo en miniatura.
Estos jardines se hacen con arena, rocas (que simbolizan las montañas) y maicillo. Tienen árboles que representan los bosques; estanques, los océanos, mares y ríos. Asimismo los riachuelos también están presentes. Estos elementos se ordenan de una manera especial para crear un arreglo equilibrado y armónico, donde sea posible relajarse y meditar.
Muchos tienen influencia del budismo zen, una derivación que enfatiza la necesidad de la meditación.
Carlos Manuel Couto

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por Redacción OHLALÁ!


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