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Los soldados de Cristo

Los Caballeros de San Juan, una orden hospitalaria y militar que ocupó las islas durante 268 años y dejó su impronta en la cultura maltesa




LA VALLETTA.- Resulta casi imposible referirse a Malta sin contar sobre los Caballeros de San Juan, una orden hospitalaria que ocupó las islas por un período de 268 años.
La historia de estos hidalgos comenzó en Tierra Santa en los tiempos turbulentos de las Cruzadas.
En aquella época muchos hombres y mujeres de Occidente incluían entre sus prácticas religiosas la peregrinación hacia el Santo Sepulcro y otros lugares sagrados de Palestina.
Así, entraron en juego los caballeros que tenían la misión de cuidar y curar a los cristianos heridos en su camino a Tierra Santa.
Sin embargo, la prosperidad fue corta porque en 1290, con la ocupación musulmana de Acre, los caballeros debieron abandonar Palestina.
Se establecieron temporariamente en Chipre y en 1308 se asentaron en la isla bizantina de Rodas. El lugar era exactamente lo que necesitaban: tierras fértiles y piedras macizas para construir fortificaciones indestructibles.
Ya había pasado un tiempo desde el comienzo filantrópico de la orden y los caballeros tenían nuevas exigencias. No eran únicamente hombres hospitalarios; además debían combatir a los incrédulos. De esta manera, pronto se convirtieron en una flota de Soldados de Cristo que luchaba contra los musulmanes.
Una vez en Rodas, el Gran Maestre -la figura más importante de la orden y presidente del Sacro Consiglio- Foulkes de Villaret reorganizó a los caballeros sobre la base de los antiguos votos de castidad, obediencia y pobreza. Además, los dividió en distintos grupos dentro de los cuales el militar fue decisivo en tanto que dominaba la orden.
Para formar parte de los caballeros militares de justicia era condición excluyente ser noble de nacimiento por parte de padre y madre, por al menos cuatro generaciones. Y los que integraban este clan se contaban entre los hijos de las familias más poderosas de Europa.
Como los caballeros pertenecían a diversas nacionalidades se dividían también según el idioma. Se distinguían en la orden ocho hablas: Aragon, Auverne, Castilla, Inglaterra, Francia, Alemania, Italia y Provenza.
La Soberana Orden Militar de San Juan de Jerusalén creció como un poderoso cuerpo encargado de atender a los pobres, curar a los enfermos y expulsar al islam del Mediterráneo.

El nuevo exilio

Acaso por eso se cuenta que los buques de los caballeros eran famosos y hasta míticos en toda Europa. Pero las flotas turcas también eran de temer y luego de algunos ataques fallidos, en 1522 el gran sultán otomano Solimán el Magnífico sitió la isla de Rodas por seis meses y forzó a los caballeros a rendirse y retirarse del lugar.
Nuevamente desterrados, su problema principal era encontrar un hogar. Y no había tiempo que perder, de lo contrario la orden se desintegraría. Luego de sopesar ventajas y desventajas, el emperador Carlos V decidió ceder a la orden las islas de Malta y Gozo.
En un comienzo, los caballeros no estaban convencidos de mudarse a una isla con suelos pedregosos y escasa agua corriente, pero el reporte de que el lugar contaba con dos puertos espaciosos, capaces de albergar varios galeones, los alentó y hacia allí enfilaron la proa.
Todavía se conserva en la Biblioteca Nacional el documento por el cual el Gran Maestre L´Isle Adam aceptaba las islas de Malta, Gozo y Comino a cambio de la presentación anual, en el día de Todos los Santos, de un halcón maltés al emperador Carlos V de España. El porqué de un halcón está relacionado con la caza de estas aves que en sus migraciones hacían escala en las islas.
Rápidamente pusieron manos a la obra y comenzaron a construir los Auberges (albergues), uno por cada idioma y cada cual más bello. Mejoraron el comercio, levantaron nuevos hospitales y erigieron fortificaciones y murallas con la intención de defenderse ante eventuales ataques.
Pero los otomanos estaban decididos a destruir la orden y atacar luego el sur de Europa.
Recordado por los malteses como el Gran Sitio de 1565, esa embestida turca duró cuatro meses y se trató de una lucha feroz. Aunque estaban en inferioridad de condiciones y debieron soportar un ejército de 40.000 soldados turcos y mercenarios, los caballeros resistieron y finalmente triunfaron.
En los años que siguieron se construyó La Valleta y se vivió un período dorado para el desarrollo de la cultura, la arquitectura y las artes.
Con la caída del Imperio Otomano, la vocación militar de la orden ya no tenía sentido; los valores de los caballeros entraron en crisis y la disciplina tan cultivada colapsó.
Así, en 1798, camino hacia Egipto, Napoleón no necesitó siquiera abrir el fuego para asegurar la capitulación de Malta. Pero los franceses no permanecieron demasiado en el control ya que, en 1800, el pueblo maltés, con la ayuda del almirante Nelson, los expulsó e inmediatamente Malta pasó a ser un protectorado británico.
En 1964 la isla consiguió la independencia y diez años más tarde se adoptó la Constitución Republicana.

Recomendaciones para el viajero

Alojamiento . Un hotel cuatro estrellas en la bahía de San Julián, una zona acomodada y cercana a La Valletta, cuesta 35 dólares por persona con desayuno incluido. Una opción cinco estrellas, a todo lujo como el Corinthia San Gorg, tiene un valor de 80 dólares por persona, también con desayuno y en base doble. Los que manejen presupuestos más ajustados deben saber que hay alternativas más económicas.
Movilidad . El transporte público es frecuente y económico. En caso de alquilar un auto, es preciso tener en cuenta que entre otros legados del dominio inglés, los malteses adoptaron la costumbre de conducir por la izquierda. También sería bueno recordar, a la hora de elegir el auto, que las calles son extremadamente estrechas, principalmente en la capital. Los precios oscilan entre 40 y 70 dólares por día con kilometraje ilimitado y seguro incluido.
Existe un servicio regular de ferry para pasajeros y autos entre Malta y Gozo. La travesía dura 30 minutos y cuesta 5.
Museos . En Malta y en Gozo hay numerosos e interesantes museos para visitar. La entrada cuesta alrededor de 2,50 dólares. Entre ellos, se destaca el Palacio del Gran Maestre que remite directamente a los comienzos de la orden y hoy es la sede de la Presidencia y el Parlamento de Malta.
Buceo . Cavernas, barcos hundidos y la típica fauna del Mediterránea logran que una gran mayoría del turismo que visita Malta, sólo tiene en mente un cometido: bucear en Comino. El curso de PADI cuesta alrededor de 200 dólares.
Carolina Reymúndez

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por Redacción OHLALÁ!

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