
La obra de la que todos hablan en Nueva York: "Sleep no more"

Gentileza ´Sleep no more´, PH: Yaniv Schulman
Es predecible que después de vivir un tiempo en Nueva York, uno escuche nombrar la obra "Sleep no more", de la compañía inglesa Punchdrunk, que agota sus entradas cada noche desde que comenzó a realizar funciones, hace casi dos años y medios.
Tuve la suerte de asistir a esta obra, inspirada en la obra Macbeth de William Shakespeare, y lejos de escribir una crítica teatral, mi intención es enumerar las razones que (creo yo, combinadas) convierten a esta obra en una experiencia particular y despiertan el fanatismo de la gente.
1)La locación elegida por la compañía es el abandonado hotel McKittrick, ubicado en el barrio de Chelsea, Manhattan (530 W de la calle 23). El hotel, que estaba destinado a convertirse en uno de los más lujosos y sofisticados de la ciudad de Nueva York, terminó de construirse en el año 1939. Sin embargo, seis semanas antes de su inauguración y dos días antes del estallido de la segunda Guerra Mundial, este hotel fue cerrado bajo llave y condenado a nunca recibir un sólo huésped.
Setenta y dos años más tarde, la compañía Emursive en coproducción con el laureado grupo londinense Punchdrunk, restauró y reinventó el edificio para convertirlo en el escenario ideal de su espectáculo.

Gentileza ´Sleep no more´, PH: Thomas Kaine
2) Luego de dejar los abrigos en el guardarropas y pasar por boletería, dejás atrás también las seguridades y garantías de la realidad tal cual como las conoces. Por empezar, lo único que te entregan es una carta de naipe. Esa carta es la que te asegura el acceso al enigmático hotel. Una vez que entregás la carta a un hombre vestido en traje que transmite desconfianza, te largan en un laberinto negro con reflectores en el piso. Ese laberinto probablemente cumpla la misma función que el agujero de conejo por el que cae Alicia en el país de las maravillas.
A la salida del túnel, movés unas cortinas y te encontrás en un bar con un escenario que tiene pequeñas mesas alrededor, y donde la gente disfruta de su coctail. Mozos vestidos de perfecto esmoquin y una música de jazz de fondo dan un toque perfecto a este viaje en el tiempo a la década del 30.
3)No te decidís entre sentarte en una mesa o preguntar de qué se trata esto al barman o a cualquiera de los ahí presentes (¿son espectadores o actores?), dónde está la entrada al teatro (si es que eso no es parte del show). Pero antes de entrar en desesperación o pedirte un trago, uno de los actores (¿actores?), vestido de gala, empieza a llamar por números. Ahí es cuando mirás tu carta de naipe y te das cuenta que es tu turno, que te están llamando. Salís por una cortina de ese bar y el mismo señor de traje que llamaba tu número comienza a repartir máscara similares a las de Scream. Entre las escuetas órdenes figura la de no quitarse la máscara durante toda la velada. Se abre una puerta de ascensor ahí mismo, dónde ingresás junto a un grupo de enmascarados. El ascensorista continúa con las advertencias: está prohibido hablar, es recomendable recorrer el hotel sin compañía de nadie. De repente, abre la puerta del ascensor y empuja a uno de los enmascarados en un piso. Mientras tanto, el resto sigue ascendiendo. ¡Pum! ¡Tracatán! Abre la puerta nuevamente y empuja a otros tres. Ascendés junto a los enmascarados restantes. Última parada: bajan todos.

Gentileza ´Sleep no more´, PH: Yaniv Schulman
4)La acción teatral transcurre en cinco pisos del edificio. Cada sala esta perfectamente decorada, algunas de éstas son: un hospital neuropsiquiátrico, un consultorio médico, un bosque, un quiosco, una sala de billar, un cuarto con una cama matrimonial y una bañadera como protagonista en el centro, un salón de baile, un cuarto de para niños, otro cuarto con una cuna para bebé, un cementerio... Tanto la escenografía, a cargo de Barrett, Livi Vaughan y Beatrice Minns y el vestuario de los actores, por David Israel Reynoso, respetan la estética de principios del siglo veinte. La combinación de éstos sumado a la escasez de iluminación en pasillos laberínticos, crean una agobiante atmósfera de film noir o cine negro.
Como espectador, tenés libertad de merodear y hacer lo que quieras en cualquiera de las salas de los cinco pisos durante las tres horas que dura la función. Lo más probable es que quieras revisar los libros de la biblioteca, acostarte en una de las camas de hierro, agarrar alguna golosina del quiosco, abrir los cajones del consultorio médico. Descubrirás que todo es real, la biblioteca no es una fachada de cartón, hay una biblia y libros de la misma época que respetan la época del resto de la decoración. Abrirás cajones y encontrarás el nombre y la historia clínica de cada paciente. Entonces, buscarás alguna lámpara fuera de lugar o algo que deje en evidencia que esto es una escenografía de teatro, pero no encontrarás nada fuera de lugar. Todo, hasta el último detalle: está pensado.

Gentileza ´Sleep no more´, PH: Robin Roemer
5) Todo lo descripto en el punto anterior, es acompañado por música tétrica de Stephen Dobbie. El ritmo sombrío que entra por los oídos genera una inestabilidad emocional y una sensación de asfixia. Dobbie creó 17 bandas sonoras para 17 zonas del hotel McKittrick.
6)Las escenas teatrales se suceden simultáneamente en las distintas salas de los cinco pisos. Mientras que observás una escena, te perdés lo que está sucediendo en otra parte del edificio. Podés elegir entre seguir un personaje durante toda la obra o ir intercalando por las distintas salas a gusto. Y como si fuera una grabación cinematográfica, algunas escenas se repiten.
7) Hay asesinatos (bueno, la obra está al fin y al cabo inspirada en Macbeth), un festín orgiástico y macabro coronado por el baile de las tres brujas bajo los efectos rítmicos del tema "The Brash"-H Muet (Jokers of the Scene Remix) y más. Pero en ningún momento los actores emiten palabra. El teatro es reducido a sus rudimentos: danza y movimiento de cuerpos. El espectador debe unir cabos para entender qué sucede a su alrededor.

Gentileza ´Sleep no more´, PH: Yaniv Schulman
8) Tratarás de convencerte que todo saldrá bien, que al fin y al cabo, es una obra de teatro montada por unos ingleses-yanquis en Nueva York. ¡Es ficción! No pueden hacerme daño, te decís, tratando de mantener la calma, mientras que corrés nervioso y lleno de ansiedad de una sala a otra.

La carta de naipe, mi acceso

Vía nycscout
En esta nota: