
Agarré la cartilla de la obra social y busqué una doctora que me resultara confiable, capacitada, que permanentemente haga cursos afuera para perfeccionarse, masters, que participe de congresos de médicos grosos, eminencias... ¿De qué manera buscaba esto? Por apellido.
Imposible. Nunca sabés. Si no es por recomendación de alguna amiga/conocida, es al tun tun. Buscaba apellidos contundentes como si eso fuera garantía de algo.
Bueno, para hacerla corta, me decido por una. Llamo. Me atiende la secretaria. Le pido un turno y me responde: Sí, cómo no, ¿mañana? ¿El miércoles? ¿El jueves?
¡No! ¡No tengas turno para ya! pensé. Eso, en mi top five de prejuicios boludos, rankea muy alto.
Esperaba que me diga: Mmmmmm no tengo nada por ahora, recién la semana del veintipico de agosto...
Una doctora que no tiene turno para YA, esa una buena doctora, reflexioné tontamente en silencio.
SEGUIR LEYENDO


MasterChef Argentina: el paso a paso para hacer la receta del risotto

De guacamole a chile: glosario de picores de la comida mexicana

Cómo fue mudarse en familia a Sevilla: los imperdibles para recorrerla
por Connie Llompart Laigle

Receta en 10 minutos: frittata de brócoli
por Anita Ortuño
