PALMA DE MALLORCA.- Todos alguna vez soñamos con una isla cuando planificamos nuestras vacaciones. O quién no ha divagado en cierta oportunidad acerca de qué libro, disco, fotografía u objeto preciado llevaríamos a una isla desierta. Las islas encierran muchas cosas. Aíslan, al tiempo que abren un abanico de posibilidades y sensaciones únicas. Eso mismo produce Mallorca, desde la primera sensación. Pero no confundirse: considerar factible recorrerla por completo en un solo día, o tal vez dos, es el primer error que se deberá evitar. De todos modos, esa posible impresión inicial se disipa de inmediato al hacer algunas averiguaciones y constatar la enorme cantidad de playas, calas y otras bellezas naturales que encierra este no tan pequeño paraíso mediterráneo.
Al sur de España, la más extensa de las islas del archipiélago Balear despliega todo su encanto en una superficie de aproximadamente 3640 km cuadrados. Con una distancia máxima de unos 110 km, entre Sant Elm y Cap de Formentor, Mallorca está a unos 200 km de Barcelona, Valencia y Argel, tan cerca y tan lejos de Europa como de Africa.
Recorrer su interior -dos opciones posibles son alquilar un automóvil o contratar una excursión en ómnibus- puede resultar un ameno paseo entre cadenas de sierras y desiertos salinos, entre acantilados y calas rocosas, entre fincas pobladas de viñedos, almendros, olivares, molinos, rebaños de ovejas y prados floridos.
Como museo al aire libre
También entre pueblos y ciudades llenas de anécdotas ancestrales. Todos elementos que dan vida al corazón mallorquín y que componen una postal campestre y pintoresca, bellamente enmarcada por un mar de aguas transparentes y arenas doradas. Porque en cualquier dirección que se elija, uno llega tarde o temprano a alguna de sus incontables playas o calas, ahí donde un generoso Mediterráneo deleita a sus espectadores con todas las tonalidades de azul posibles.
Otra de las facetas turísticas que permite no sólo Mallorca, sino todo este privilegiado archipiélago -compuesto además por Menorca, Ibiza y Formentera- es la relacionada con su historia milenaria. Desde los vestigios dejados por sus pobladores prehistóricos hasta los rastros de un floreciente modernismo de comienzos del siglo XX, nunca faltan elementos capaces de maravillar al visitante. La diversidad de obras o monumentos pertenecientes a distintos períodos y civilizaciones es tan grande que hace de esta isla un verdadero museo arqueológico al aire libre.
El clima es un tema aparte. Favorecida por su situación geográfica en el centro del Mediterráneo occidental, Mallorca se caracteriza por veranos calurosos (con temperaturas superiores a los 30ºC) e inviernos moderados (raramente inferiores a los 5ºC).
En invierno, si el tiempo no acompaña para ir a la playa hay más de 12 campos de golf para practicar el swing.
Además, durante los meses estivales las lluvias suelen ser en verdad escasas. Y aunque en general suceda lo contrario durante octubre y noviembre, esta isla parece no abandonar jamás su condición de paraíso terrenal. Porque Mallorca es siempre la isla del sol y la calma, una invitación al romance y la aventura, inspiración de viajeros y artistas desde hace siglos. Por algo, más de 10 millones de turistas la visitan cada año. Por algo, toda Europa la reclama como uno de sus últimos refugios.
La antigua Palmaria -nombre dado por sus fundadores romanos y cuyo significado es palma de la victoria- fue proclamada en la Edad Media como Ciudat de Mallorques. En la actualidad, la capital mallorquina -y de todo el archipiélago balear- es un auténtico prototipo de ciudad moderna y cosmopolita.
Saliendo de sus transitadas avenidas, el visitante puede sentirse inmerso en un mundo tal vez medieval, quizá renacentista o barroco; entre casas y palacios señoriales que reflejan las diversas civilizaciones que pisaron estas preciadas tierras.
El ejemplo más sobresaliente es la majestuosa catedral de Mallorca. Por su ubicación cercana al mar y su brillo dorado a causa del marès, una mezcla muy prensada de arena y cal, nunca pasa inadvertida y compone una de las postales más características de Palma. Además, desde el sudoeste de esta vivaz urbe domina el paisaje el Castell de Bellver, considerado uno de los castillos más hermosos de España.
Yates y marcha
Avenidas anchas, paseos de plátanos, callejuelas del casco antiguo de más de 700 años, plazas con bares, patios interiores y variedad de edificios cargados de una historia milenaria. Todo bordeado por un paseo marítimo con muelles repletos de toda clase de embarcaciones -un amarre cuesta alrededor de un millón de euros-, convertido en la zona de marcha por excelencia y colmado de centros lúdicos, culturales y comerciales. Y esto, sólo un pantallazo de esta metrópoli junto al mar.
Las casi trescientas playas de aguas cristalinas de las Islas Baleares ofrecen una variedad inigualable, que va desde parajes vírgenes hasta aquellas que cuentan con todos los servicios (bares y restaurantes, tiendas, spa, hamacas, sombrillas, reposeras, duchas, primeros auxilios, botes de pedal, kayaks y otras actividades acuáticas, etcétera). Solamente en Mallorca se puede hallar alrededor de más de 100 playas y calas, todas con atractivos innegables. La isla parece pequeña y tal vez lo sea, pero las posibilidades que brinda son realmente muchas, cualquiera que sea la región considerada.
En la zona sur se destacan playas como Es Trenc (de larga extensión y con una porción nudista), Platja de Palma y Ciudad Jardín (dos concurridas playas cercanas a la capital de la isla). En la parte sudoeste aparecen Cala Major (densamente poblada, pero ideal para bañarse en las épocas menos calurosas por su resguardo del viento y el frío), Palmanova y Magaluf (otras dos playas espaciosas y con todos los servicios). En el sector norte sobresalen Port de Valldemossa (pequeña y rocosa), Port de Sóller y Sa Calobra (dos puertos típicos por sus excursiones en barco).
La región nordeste ofrece un gran número de playas imperdibles por su belleza: Formentor, Platges de Pollença, Can Picafort, Cala Mesquida y Cala Agulla, son sólo un ejemplo. Y finalmente en el Este dominan parajes como Portocristo, Sa Coma -posee una escuela de surf- y Cala Murada, todas en zonas urbanizadas.
Pueblos ilustres
Los pueblos más ilustres de la antigüedad pasaron por Mallorca: fenicios, griegos, cartagineses, romanos, vándalos, bizantinos y árabes dejaron huellas de sus respectivas civilizaciones. En el año 123 a.C. los romanos conquistan la isla, fundando ciudades aún existentes como Palma y Pollentia. Luego, vándalos -pueblo germánico que se asentó en la isla hasta el 534- saquean estas tierras por alrededor de 100 años. En el 707 se registra el primer desembarco musulmán, seguido por dos siglos de zozobra permanente hasta el 903, cuando Mallorca queda finalmente en poder de la dinastía musulmana de los Omeyas. Más tarde, los catalanes hicieron lo posible por borrar todo vestigio árabe.
Ya sea en pugna con el poder de la península española o contra piratas y corsarios, erradicados sólo después de largas luchas, la mayor de las Baleares siempre sufrió por su ubicación estratégica en pleno Mediterráneo. De este período histórico se conservan las atalayas, fortalezas y torres de observación.
La historia de la Mallorca cristiana no comienza hasta las primeras décadas del siglo XIII. En 1229 es conquistada por el rey catalano-aragonés Jaime I, que crea en su testamento el Reino de Mallorca, formado por las Islas Baleares y los territorios catalanes del sur de Francia. De esta época quedan varios testimonios como, por ejemplo, la catedral de Palma de Mallorca o Seu, como popularmente se la denomina.
Luego, durante el reinado de Fernando II, la isla y el resto del archipiélago pasan, junto con Aragón, a formar parte del Reino de España. En el siglo XIX, Mallorca se incorpora al tráfico comercial y a la civilización industrial.
En Palma son típicas las casas y mansiones señoriales, situadas en el casco antiguo de la ciudad y que constituyen un reflejo de las nuevas orientaciones artísticas del renacimiento italiano, llegadas a la isla a causa de las constantes relaciones comerciales con los estados italianos.
En 1978, el estado español inicia una nueva etapa política y así nace el Estado de las Autonomías. La Comunidad Autónoma de las Islas Baleares se rige por el Estatuto de Autonomía promulgado en 1983.
Antes de partir, un buen souvenir son las perlas majoricas, exclusivas de la isla, que se hacen con productos naturales del mar.
Por Lucio Valmaggia
Para LA NACION
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Datos útiles
Cómo llegar
El principal medio para llegar a Mallorca es el avión. Un pasaje aéreo, tanto de Madrid como de Barcelona, puede arrancar desde los 35 euros el trayecto, pero siempre depende de las fechas escogidas y de la compañía aérea. Lo ideal es buscar las ofertas y promociones de cada empresa en Internet. Otra alternativa es el ferry desde ciudades como Barcelona, Valencia o Denia, por alrededor de 100 euros ida y vuelta en clase turista. Se puede viajar con auto alquilado en el continente ( www.aferry.es ).
Alojamiento
Mallorca cuenta con una amplia y variada oferta hotelera. Desde modernos y confortables hoteles de todas las categorías y precios, clubes de vacaciones, departamentos, casas de turismo rural, campings hasta hostales en monasterios, con un total no inferior a las 300.000 plazas. Calcule desde 25 euros la noche para un hotel tres estrellas.
Movilidad
Se puede alquilar automóviles desde 20 euros diarios. Para los más osados también existe la posibilidad de rentar motos, cuatricíclos o buggies (desde 25 euros diarios, aproximadamente), una buena opción para recorrer sus playas y calas, o perderse en la belleza de la Mallorca más profunda.
Excursiones
Las salidas en barco, por ejemplo, pueden ir desde los 10 hasta los 55 euros y son recomendables para apreciar la isla desde el mar. Muchas travesías incluyen un recorrido en ómnibus e incluso alguna la posibilidad de subirse a un pequeño tren de madera que une las ciudades portuarias de Sóller y Palma.