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Mar de las Pampas: vacaciones en cámara lenta

Este balneario en pleno auge, al sur de Villa Gesell, lucha por imponer su estilo relajado; reina la tranquilidad, no hay señal para hablar por celular ni alarmas ni bocinazos




MAR DE LAS PAMPAS.- Estamos caminando. Velocidad máxima: 30 km/hora. Cada cincuenta metros, los carteles del centro comercial de Mar de las Pampas son una invitación a la calma. En estos días de enero, cuando las grandes ciudades vuelcan su estrés sobre las playas del Atlántico y los peatones se convierten en poderosos conductores de camionetas 4x4, aquí se está logrando lo que parece imposible: que todos respeten la velocidad, que los chicos caminen sin miedo por las orillas de estas calles sin veredas y que prácticamente no se oiga el sonido de ninguna bocina. Si todo sigue así, 2006 será recordado como el año en que Mar de las Pampas les enseñó a sus visitantes a vivir sin prisa.
En la última Feria Internacional de Turismo, de Buenos Aires, el Municipio de Villa Gesell presentó un ambicioso proyecto para la zona sur del partido por el cual Mar de las Pampas, Las Gaviotas y Mar Azul lanzaban su propuesta de incorporarse al movimiento mundial Slow City.
El concepto de Ciudad Lenta, tal como sugiere el manifiesto de esta organización surgida en Italia en 1986, se parece bastante a lo que los primeros pobladores de la villa habían diseñado casi con naturalidad, inspirados en sus bosques y calles sinuosas.
"Este proyecto no es algo forzado -aclara Luis Mazzoni, presidente de la Asociación de Emprendedores Turísticos (AET)-. Desde hace años, los pocos habitantes permanentes hemos estado trabajando desde la Sociedad de Fomento, en lo que respecta a lo ecológico, a la velocidad del tránsito y a la limpieza; quizá no tan ordenadamente, pero sí con una filosofía."
"Cuando nos enteramos de la existencia de las Slow Cities, nos dimos cuenta de que no era ni más ni menos que lo que estábamos haciendo -continúa Mazzoni-. Lo que ganamos al inscribirnos en este marco de referencia es darle una solución a este trabajo que comenzamos hace dos años. De algún modo nos simplifica el diseño de una nueva propuesta."
Mar de las Pampas es un lugar soñado. Su historia comienza en 1957 cuando el estudio contable formado por Manuel Rico, Antonio Vásquez y Jacobo Selzman resuelve comprar estas 330 hectáreas de dunas carentes de vegetación y convertirlas en un bosque al mejor estilo de Carlos Gesell. Manuel Rico se instaló aquí y, junto a dos especialistas en forestación, se dedicó a la tarea de plantar árboles en una dura lucha.
Se plantaron alrededor de un millón de árboles, entre álamos, sauces, pinos, acacias, eucaliptos, cipreses y algunas especies inexistentes hasta el momento en la costa atlántica como el olivo de Bohemia y el pino mexicano. El nombre del lugar surgió naturalmente por ser éste uno de los pocos lugares donde la llanura de la pampa húmeda se encuentra con el mar.

Calles sinuosas y cortadas

Pero lo que favoreció la fisonomía amable que hoy distingue a Mar de las Pampas de otras villas de la costa, es el diseño urbano. Si bien al principio se había optado por el plano en cuadrícula, en 1971 se logró cambiar este diseño por otro que respeta esta particular topografía de cordones de médanos y valles boscosos con calles que giran hacia sí mismas, se confunden o desaparecen, lo que obliga a desandar lo andado.
Pasear por Mar de las Pampas es tomarse todo el tiempo, admirar el paisaje desde uno y otro lado y también armarse de paciencia para descubrir dónde sigue la calle por la que veníamos. "Aquí debe haber sólo cuatro o cinco calles que te permiten atravesar todo el pueblo -dice Mazzoni con una sonrisa cómplice-. El resto son calles que no tienen salida o que terminan en un cul de sac. Este concepto urbanístico viene de Le Corbousier, que hacía estos finales lo suficientemente angostos como para que uno tuviera que dejar el auto afuera. Acá no hay veredas, y autos y peatones transitan por el mismo lugar. Queremos que los chicos puedan caminar sin peligro.
En Mar de las Pampas, la mayoría de los veraneantes son familias jóvenes de uno, dos o tres chicos de muy corta edad. Hay también muchas embarazadas y bebes de pocos meses. Y aunque niños y bebes se ven por todas partes, extrañamente, no es frecuente oír llantos o gritos destemplados. Son padres jóvenes de clase media, buen poder adquisitivo, pero no mucha ostentación. Los jóvenes son menos numerosos y no hay, de ninguna manera, promociones en las playas.
¿Por qué no? "Porque no es el criterio que queremos. Nosotros no nos negamos al consumo, pero no queremos imponer el consumo. La vida lenta hace que seamos para todo más tranquilos."
Esteban Pallavicini, vicepresidente de la Asociación de Emprendedores Turísticos, es otro de los porteños que se refugiaron aquí invirtiendo sus ahorros para brindar servicios al visitante. Para él, el concepto de Slow City es muy simple: "Queremos que la gente baje dos cambios, que haga las cosas en forma lenta y las disfrute. Si uno en su casa demora una hora en preparar la comida, no pueden engullir todo en diez minutos. Hay que saborear las cosas".
El tema de la comida es fundamental. También en este aspecto, Mar de las Pampas se fue diseñando naturalmente con un concepto Slow Food por el simple hecho de que los primeros emprendedores fueron familias, muchas de las cuales no tenían experiencia en gastronomía y lo que hicieron fue trasladar las recetas familiares con el mayor cuidado y dedicación. Es notable cómo esta filosofía permanece aún a costa de la gran explosión que tuvo el balneario en los últimos años.
Es verdad que hay muchos restaurantes nuevos, especialmente en la zona de la costa y algunos de ellos son de gran tamaño; pero se conserva un estilo acogedor con buena ambientación y decoración personal. La atención es en general juvenil y a veces tan amable que remite a otros tiempos y a una forma de vida que parecía perdida para siempre.
Un ejemplo claro de cordialidad informal es el balneario Soleado, el único permitido en Mar de las Pampas, que posee un gran salón y una muy buena terraza con cafetería, sándwiches y almuerzos con una barra de jugos y cócteles tropicales. Aquí, igual que en las cafeterías de los diversos paseos comerciales, los precios son módicos y hasta más económicos que en los bares de Palermo o San Telmo.
El alquiler de carpas, en cambio, no es barato y, en cierto modo, parece responder a una filosofía muy particular que caracteriza a toda la villa: alojamiento caro y servicios accesibles.
-¿Por qué un solo balneario?
-Porque hemos aprendido, a través de la experiencia en otros lugares, que construir sobre la playa provoca un importante deterioro, responde Mazzoni. Y aclara: esto fue tema de una larga discusión. El balneario ya estaba cuando nosotros llegamos y en un momento nos planteamos si debía seguir o no. Finalmente decidimos que sí, que debía estar porque la gente necesitaba sus servicios. Pero no queremos que haya ninguno más, sí servicios sanitarios en las playas que seguramente incorporaremos el año próximo.
A lo largo de las playas de Mar de las Pampas hay cabinas de guardavidas ubicadas estratégicamente. La gente se distribuye a lo largo de la vasta geografía hacia el Norte y hacia al Sur, bajando por los médanos que separan la costa de la villa.
Terminada la zona urbana, más allá de Mar Azul, los vehículos todo terreno, tanto los particulares como los de excursión que parten de Villa Gesell, ingresan en la playa y continúan hacia el Sur para llegar hasta el faro Querandí. En la Sociedad de Fomento preferirían que el tránsito de estos vehículos estuviera más acotado para evitar el deterioro de esta gran reserva dunífera de características únicas.
Los paseos por la playa, las cabalgatas por el bosque, las caminatas por las intrincadas calles que circundan lomadas cubiertas de pinares son la geografía ideal para bajar dos cambios. En cierto modo, es contagioso.
A poco de estar aquí, uno baja naturalmente la velocidad y trata en lo posible de dejar el auto para hacer todo caminando. Siguen surgiendo nuevos paseos comerciales ideales para visitar después de la playa. Todos conservan su estilo de madera, vidrio y techos a dos aguas con construcciones en diferentes niveles con el encanto de una aldea boscosa.
No es un solo centro sino que son varios paseos que llevan diferentes nombres, muchos comunicados entre sí. Hay tiendas de ropa, chocolaterías, artesanías, quiosco, farmacia y varias cafeterías, pizzerías y restaurantes. Lo que no vamos a encontrar es un almacén, un lavadero, una verdulería o un taller mecánico.
Para comprar ese tipo de productos hay que subir hasta la Avenida del Plata o ir a Mar Azul o Villa Gesell. Lo mismo si quisiéramos un pancho o una hamburguesa.
No nos olvidemos que, antes de que surgieran las Slow Cities, en el mundo ya se había impuesto el Slow Food.
Por Javier Martínez Zuviría
Para LA NACION

Sin teléfono celular que interrumpa

La tranquilidad de Mar de las Pampas también alcanza a la telefonía celular. Entre los logros de la población se destaca el haber evitado la instalación de una antena de telefonía celular -cuyas ondas se consideran dañinas para el ser humano- y cualquier tipo de antena de radio dentro de la zona urbana. No se oponen a que existan siempre que cumplan el requisito de estar a más de 300 metros de los pobladores. Sucede entonces que es muy difícil hablar aquí por teléfono celular. Sin embargo, según dicen, el primer día el turista se queja de que no funciona el celular, el segundo día dice menos mal que no funciona el celular y el tercer día está feliz.

Datos útiles

Cómo llegar

Está en el km 420 de la ruta provincial N° 11 (a 360 km de la Capital). También se puede llegar desde Villa Gesell por la continuación de la avenida 3 (6 km).

Alojamiento

Alquiler de una casa entre 4 y 6 personas en febrero (un 20 % menos que enero, aproximadamente): desde 2500 pesos.
Cabañas o apart hotel para 4 personas: desde 1700 pesos.
Existen unas 30 opciones muy variadas.

Gastronomía

Opciones en restaurantes y confiterías: 20 aproximadamente. Precios similares a los de la Capital Federal.

En la playa

Alquiler de una carpa. De 50 a 80 pesos por día.

Salidas

Paseos de compras: 10 con variadas opciones en ropa, delicatessen, bijouterie y artesanías. Anfiteatro con espectáculos gratuitos y diversas opciones de juegos para niños.

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