
Hoy después del mediodía volvemos a casa. Lucas está mucho mejor. Cómo son los chiquitos, no? Ayer se despertó a la miseria. Pasamos una mañana complicadísima. A eso de las 12 se durmió y no se despertó como hasta las 4 y media de la tarde. Fresco como una lechuga estaba. Comió, habló, jugó, se levantó como si nada. Ni una línea de fiebre en toda la noche.
Acá lo tengo, duerme al lado mío y si salgo del cuarto no lo escucho respirar. Estoy tomando mate y mirando la tele sin volumen. En realidad ni siquiera la miro, sólo está como luz de fondo.
Ayer a la tarde vino Nicolás con su novia. Ella esperó afuera, pero igual la conocí porque se quiso presentar.
Me dijo que qué garrón lo del chiquito. Que ella tiene 2, uno de 5 y una de 8 y que me entiende porque el suyo más chico tiene asma y cada dos por tres lo internan con una crisis.
Todo eso me contó en medio segundo. Pobre, debía estar nerviosa e incómoda.
Me pareció un amor, y cuando se fueron la saludé y me dio un abracito de aliento. Qué raro todo, por Dios.
Me sentí muy extraña, pero de ninguna manera mal. Está bien que yo estaba en condiciones un tanto especiales y alienadas, no?
Justo estaba Mirti, que cuando volví a entrar al cuarto me clavó la mirada y casi me grita para que le dijera qué me había parecido.
No sé Mirta, qué querés que te diga. En este momento puede caerse en mundo que yo sólo estoy pensando en que Lucas se ponga bien. Divina, no sé. Linda, bajita, con el pelo largo (Mirti siempre me dijo "no se corte el pelo que a su marido no le gusta"). Me dijo que tiene 2 chicos. Está bueno eso, no? Por los míos digo. Si la relación prospera esos niños serían una especie de hermanos-amigos.
No sé Mirta, la verdad es que yo nunca me imaginé que iba a reaccionar como lo estoy haciendo ante un montón de situaciones que se me están presentando. Me sorprendo de mí misma, qué querés que te diga.
Usted, señora, es mi ídola total. Yo la habría echado a patadas. La verdad, presentarse en un momento así, no sé, me parece que la quería agarrar con la defensas bajas. Y Nicolás, cada día más inmaduro. ¿Por qué la tiene que mostrar por los barrios? ¿Qué le pasa? Se ¿ganó un Oscar?
Y ahí ESTALLÉ de risa.
Lo más gracioso de Mirti es que no quiere ser cómica y termina diciendo estas cosas que me hacen revolcar por el piso.
La quiero.
Me defiende.
Yo haría lo mismo.
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