


La invitación al desfile de Juan Hernández Daels indicaba que la cita era el lunes a las 19 en el Palacio Devoto, ubicado en Av. del Libertador 2882. Allí, y en el marco de Bafweek junto a HSBC, se llevaría a cabo la presentación Collapse, la colección de verano de este diseñador local, egresado de la prestigiosa Royal Academy of Fine Arts Antwerp.
La idea de que fuese en un palacio en el corazón de Palermo Chico no invitaba a suponer algo fuera de lo común a lo que sucede en un evento de moda, donde se buscan locaciones suntuosas que combinen con la sofisticación de los diseños que se presentarán luego de meses de trabajo puertas adentro.
Sin embargo, nada de lo que allí sucedió estuvo signado por lo predecible del contexto. Los invitados, bajo la lluvia, empezaron a concentrarse en la puerta del edificio diseñado por el arquitecto Alejandro Bustillo en la década del 30 sin demasiada precisión de en qué lugar del palacio pulularían las prendas de Daels.
El misterio empezaba a tomar protagonismo hasta que una persona de seguridad indicó a los presentes que debían conducirse hasta el segundo piso. El viaje fue por una escalera de neoclásica que dio paso a una casa de 1200 metros cuadrados en la que se escondía un gran secreto: no estuvo habitada en los últimos 30 años.
Colapsada, así se ve la propiedad de Carlos Ángel Méndez Green, un banquero y productor agropecuario que con la dejadez de su inmueble aportó a la inspiración de Daels. “Me encanta la decadencia y me divirtió sumarme a un proyecto de moda”, explicó Méndez Green sobre la situación de su casa.
Para Daels esa decadencia fue inspiración. “Collapse es la temática que trabajamos en esta colección. Surgió la temporada pasada cuando vinimos a esta locación a hacer unas fotos. Se dio la posibilidad de usar este espacio y nos gustó lo que generaba: el colapso de una estructura”.
Según explica el diseñador, su propuesta se inspira en elementos arquitectónicos y en un concepto que tiene que ver con la idea de que en el futuro todo será rápidamente reciclado y no habrá ruinas.
La idea de lo efímero acompañó en la ambientación del salón principal donde se llevó a cabo el desfile. La arquitecta Alicia Leloutre hilvanó flores que colgaban del techo. Camelias, Japónicas y Cerezos que se iban marchitando al calor de las luces y el paso de las horas.
Telas que se descascaran sobre el cuerpo y caen. Son sedas, crepés y jersey tejido que forman redes las que predominan en el trabajo de Daels. El colapso también se ve en la paleta. Al blanco y negro, su clásico, suma colores pasteles, similares a los de una pared en ruinas.
Hay catsuits, vestidos que insinúan la silueta, chaquetas y faldas sastreras y camisas que responden a una colección caótica que se hila a través de los nudos como detalle en casi todas las prendas.
Daels dota de sentido a su musa abstracta. “Es una mujer que se siente cómoda y segura. Le gusta estar elegante. Está contenta, se siente bien consigo misma y se anima a ponerse todo. Es una cuestión de actitud cómo le quedan las prendas”, dice.
La colección de este talentoso diseñador conmueve en su concepto y en el resultado estético. En esta semana de la moda va camino a convertirse en una de las propuestas más elogiadas cuya locación será difícil de superar.
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