
SAN CARLOS DE BARILOCHE.-- "¿No le encantaría compartir una ducha helada bajo una cascada de deshielo en una tarde calurosa? ¿Comer bayas dulces recogidas en los senderos mientras camina? ¿Dormir en un refugio al filo de un glaciar? ¿Bajar aguas blancas de renombre mundial? ¿Estar rodeado de paisajes soberbios? Se puede, y nosotros lo hicimos en la Región de los Lagos (sur de la Argentina)."
Así comienza Dianne Saxe, abogada canadiense especializada en Derecho Ambiental, su descripción de lo que fueron sus vacaciones en un rincón del Parque Nacional Nahuel Huapi que, a fuerza de tradición y buena voluntad, tiene nombre propio y comienza a diferenciarse de las propuestas tradicionales del ámbito cordillerano.
Es la región conocida como al sur del Nahuel Huapi, donde una decena de pioneros de la Cordillera y expertos en el arte de atender a los visitantes unieron esfuerzos, experiencia, empeño y, sobre todo, pasión por lo que hacen.
Su geografía
Los contornos de este mapa resultan familiares. Bariloche, al Norte, portal de ingreso por el aeropuerto internacional. Al Este, la ruta 258, que desciende hacia Chubut por los valles de los lagos Gutiérrez, Mascardi y Guillelmo.
Al poniente, la Cordillera, coronada por las agujas del Catedral y las eternas nieves del Tronador. Y hacia el Sur, el río Manso, que luego de nacer al pie del Tronador recorre 150 km en territorio argentino --atravesando los lagos Mascardi, Moscos, Hess y Steffen-- para cruzar la Cordillera y diluirse en el Pacífico.
"Nuestra propuesta es ofrecer una calidad de servicios alta y pareja, de modo que el visitante pueda armar la estada a su antojo, uniendo los alojamientos con las actividades", explica Alejandro Rosales, experimentado navegante de aguas blancas y creador de Extremo Sur, empresa de rafting y kayak de más conocimiento en toda la Patagonia, que tiene el Manso y el Aluminé como ambientes preferidos.
Si lo más difícil a la hora de tomarse vacaciones tal vez es decidir qué hacer, dónde y con quién, la confianza que brindan los integrantes de al sur del Nahuel Huapi da en el clavo con las pretensiones de quienes quieren explorar por primera vez esta región, así como de los que buscan un modo diferente disfrutarla.
Trekking, rafting, cabalgatas, navegación, camping y pesca se alternan en un rompecabezas que cada visitante podrá armar a la medida de su entusiasmo o preferencia por la actividad o el sosiego. La aventura podrá comenzar en la costa norte del Gutiérrez, donde la hostería El Retorno abre sus ventanales hacia un lago ideal para el trolling, mientras el resto de la familia juega al tenis, anda en bicicleta o hace unos tiros en los 18 hoyos de Arelauquen Golf & Country Club.
Este nuevo emprendimiento belga renovó un antiguo country del lago Gutiérrez, con la incorporación de canchas de polo, tenis y paddle, caballerizas, pileta y un clubhouse de 22 habitaciones en el corazón de sus 700 hectáreas, de las cuales 500 son reserva natural. Muy cerca, el Hostel Inn Patagonia ofrece la alternativa de un alojamiento diferente, con su portal de troncos, el quincho y la costa del lago, donde se puede comenzar una aventura en kayak por las aguas del Gutiérrez.
Y sobre la cabecera sur, el lugar de los sueños, que en mapuche se dice Peuma-Hue, es donde la abogada canadiense escribió las inspiradas frases que describieron su estada. "Para nosotros es una hostería de estancia", explica Evelyn Hoter, ex dueña de una afamada agencia de turismo de aventura y naturaleza, que maneja este pequeño poblado de construcciones elegantes, con cuatro habitaciones en la casa principal, otras en la de huéspedes, una pequeña cabaña de troncos, un galpón náutico, el establo, la carpintería, una capilla y la huerta orgánica.
Es el punto de partida para infinidad de excursiones en los cerros que la rodean, a pie o en cabalgatas guiadas desde el camping Los Baquianos, de su vecino Hugo Vereertbrugghen, un nombre belga que es símbolo de la región, por su abuelo José. Hugo conoce como pocos los cerros por los que tantas veces viajó con él, primer médico de Bariloche y pionero de estas montañas que recorrió palmo a palmo.
Más allá, en la costa del Mascardi, uno de sus hijos, Pedro, construyó en 1929 un hotel que goza de merecida fama tras medio siglo de hospitalidad. El hotel Tronador tiene 30 habitaciones, tres salas de estar, sala de juegos, quincho, bajada para lanchas, huerta y tambo, y es regenteado hoy por Benito, hijo de Pedro y heredero del tesón y la entereza de quienes conquistaron ese rústico rincón de la Cordillera.
Aguas de los siete colores
Al muelle sobre el Mascardi llega regularmente el Victoria II, embarcación que puede transportar más de cien pasajeros por las aguas de los siete colores, de cualquier punto del lago a los senderos y caminos que jalonan el Paso de los Vuriloches: la laguna de los Césares, el cerro Diego F. de León, el mirador Castillo Rojo, la laguna Callvú y los refugios del cerro Tronador, así como los lagos Los Moscos, Hess, Roca y Fonck, donde la pesca es generosa.
"Truchas, lago y montañas son nuestra especialidad", asegura Nené Garrido, del hotel Mascardi, construido en el mismo lugar donde el lago recibe las aguas del arroyo Guillelmo, sitio ideal para el flycasting. Los mejores guías profesionales de la región asisten a los huéspedes y dictan cursos de pesca y atado de moscas.
Pablo Costa
Datos útiles
Cómo llegar
(desde Bariloche)
Hostería El Retorno: tomar ruta a Llao Llao; en el km 8, girar a la izquierda; continuar derecho 4 km hasta el fin del asfalto. Extremo Sur: Morales 765. www.hosteriaelretorno.com
Hotel Tronador: ruta 258 hasta el desvío a Tronador (km 35); continuar 25 km hasta el hotel Victoria II: el Puerto Mascardi está en el km 25 de la ruta 258.
Arelauquen Golf & Country Club: ruta a Llao Llao; en el km 8, girar a la izquierda; continuar derecho 6 km hasta el ingreso.
Hotel Mascardi: ir al km 36 de la ruta 258; tomar a la derecha en el desvío a Tronador, un km hasta el ingreso.
Hostel Inn: ruta a Llao Llao; en el km 8, girar a la izquierda; continuar derecho 6,5 km hasta el ingreso. www.hostel-inn.com
Peuma Hue: ir al km 24,9 de ruta la 258; tomar a la derecha por calle de tierra y seguir 3 km hasta la tranquera. www.peuma-hue.com
Por El Paso de los Vuriloches
En busca de la mítica y perdida Ciudad de los Césares
Tierra de aventuras, de leyendas, su solo nombre, Patagonia, evoca gestas incomparables que la tuvieron como escenario por más de medio milenio. Por donde se explore su extensa geografía surgen relatos, historias que dan razón, por ejemplo, del variado origen de su topografía. Allí quedó Mascardi, el jesuita italiano que cruzó la Cordillera impulsado por la visión de San Francisco Javier o la fantasía de hallar la Ciudad de los Césares, y terminó asesinado en el Sur con flechas y boleadoras. Poco después, el padre Helguera, sucesor del cura Juan José Guillelmo, que intentó continuar la obra de Mascardi, fue envenenado por los indios.
Hoy sus nombres recuerdan que no siempre las expediciones tuvieron final feliz y son muestra del celo con que los indígenas que poblaban esta zona de la Cordillera protegían la existencia del Paso de los Vuriloches, custodiado por la inmensa mole del monte Anón, luego bautizado Tronador. Ya bastantes conflictos tenían entre sí las tribus cuando debieron soportar, además, la presión de un invasor incansable, encandilado por las leyendas que prometían riquezas infinitas al que hallara la mítica ciudad perdida.
Las leyendas de la Ciudad de los Césares impulsaron, desde el siglo XVI, a intrépidos aventureros a internarse en la cordillera de los Andes, en busca del paso utilizado por los nativos que transitaban ese territorio.
Las inmediaciones del Nahuel Huapi eran el sitio más probable, y durante tres siglos de infructuosa búsqueda las versiones de la supuesta Trapalanda, con sus calles fundidas con el oro hurtado por el Inca a la codicia española, se mezclaron con infinidad de cuentos.
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