
El sábado nos fuimos de compras, paseo que se llevó a cabo una vez que el cuartito de porquerías llegó a estar medianamente despejado. Eso fue parte del trato: "intentamos tu idea del salfe made dady (hacer vos la cuna) con la condición, primero, de que el cuarto de Benjamín empiece a estar respirable. Segundo (y esto fue un gran triunfo de mi parte): vamos a comprar maderas y esas cosas pero vamos, también, a ver cunas ya existentes".
Lo debo haber agarrado con las defensas bajas, porque fue un sí, sí, a todo. Ahora tiene unos tres meses para ver si llegamos a buen puerto.
El problema mayor llegó ayer domingo, cuando el hombre de la casa me trajo un paquetito: "ah pará, mirá esto -me dijo-, lo compré mientras veías cunitas, no me digas que no está mortal". Abro y qué me encuentro??: una mini camisetita de... Boca!
-Perdón?
-Eso no se negocia, amor, me extraña
-Yo soy de River
-Pero el padre soy yo.
-Y yo la madre!
-No vas a comparar...Cuándo fue la última vez que fuiste a la cancha? Además, no me vengas con la mariconeada de preferir que tu hijo se haga del cuadro de la madre. El fútbol, la cancha y todo ese folklore, ocupa un lugar fundamental en el vínculo padre-hijo.
Llegó hasta desarrollar complejas teorías psicológicas al respecto, teorías que nunca terminé de escuchar porque lo dejé hablando solo.
Tuvo la mala idea de aparecer cuando terminó River-Racing ("ves?, querés que tener un hijo loser?") y la atinada ocurrencia de llamarse al silencio cuando terminó Godoy Cruz-Boca.
En fin. Supongo que alguno tendrá que ceder.
SEGUIR LEYENDO


Lanzamos Wellmess, el primer juego de cartas de OHLALÁ!: conocé cómo jugarlo
por Redacción OHLALÁ!

Gala del Met: los 15 looks más impactantes de la historia
por Romina Salusso

Kaizen: el método japonés que te ayuda a conseguir lo que te propongas
por Mariana Copland

Deco: una diseñadora nos cuenta cómo remodeló su casa de Manzanares
por Soledad Avaca Cuenca



