

-¿Qué lugar ocupan los viajes en tu vida?
-Ninguno. Cuando empiezo a proyectar viajes siempre termino produciendo espectáculos. Con ese dinero que junto hago un espectáculo nuevo o grabo un disco. Me gusta más subir a un escenario que viajar.
-Pero las veces que te toca viajar, qué preferís: ¿playa o montaña?
-La verdad es que me gustan mucho los dos lugares, según las circunstancias. Y me provocan cosas diferentes. El viaje a la montaña para mí es más introspectivo, más personal, mientras que la playa es para un plan más extravertido, más social.
-¿Cómo serían las vacaciones ideales de Cecilia Milone?
-En Mar del Plata, trabajando, sin vacaciones. Es una de las cosas que más disfruto.
-¿Un destino pendiente?
-Broadway.
-¿Aquello que nunca dejás de llevar en un viaje?
-Huuuy, la lista es larga. Los irrenunciables son un caloventor; un calentador de infusiones, y una taza de porcelana dentro de una caja que la protege, para preparar el té. Ese es el equipo básico.
-¿Cuál es el mayor pecado de un turista?
-Sacarse fotos idiotas que en su país no se sacaría.
-¿Qué hacés con tu perra cuando te vas de viaje?
-Siempre trato de acomodar todo para poder llevarla conmigo, y si no tengo un lugar donde puedo dejarla que es más que una veterinaria, y está como en mi casa.
-¿Viajaste como mochilera alguna vez?
-No, ni loca viajaría como mochilera. No lo hice, no lo hago ni lo haré nunca.
-¿El viaje más largo que hiciste?
-Estuve casi cinco meses en Madrid en la casa de una amiga, pero en realidad no fue un viaje turístico, porque terminé dándole una mano con su trabajo.
-¿Qué es lo que más extrañás de Buenos Aires cuando estás afuera?
-Mi casa y Edelweiss.
Cecilia Milone
Cecilia Milone protagoniza por estos días Arráncame la vida, una historia de amor con música y boleros, junto a Juan Darthés, en el teatro El Nacional (Corrientes 960); viernes, sábados y domingos de noviembre, a las 21. Entrada: 100 pesos
LLAVES Y TARJETAS
"La verdad es que a mí no me gusta nada el sistema de las tarjetas magnéticas en los hoteles, que son un fastidio porque se desmagnetizan sin parar. Sin embargo, me han hecho un gran favor al implementarlo, porque a menudo he quedado como una gran ladrona por llevar conmigo las llaves de las habitaciones de casi todos los hoteles donde estuve. Me las llevaba sin darme cuenta. He tenido que mandar laves por correo porque ya me daba vergüenza. Incluso, es probable que hayan cambiado al sistema de tarjetas magnéticas por todas las llaves que he robado sin querer. Los presupuestos de los hoteles no pudieron soportarlo."
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