
Anoche recibí un llamado rarísimo.
Me llamó Nicolás para invitarme a su nuevo departamento.
Ante mi claro silencio de desconcierto se explicó: dice que quiere que yo conozca el lugar en el que lo hijos van a pasar el tiempo cuando estén con él.
Yo le dije que le agradecía muchísimo, pero que no era necesario, que yo confiaba en su criterio.
Insistió. Le dije OK, un día los llevo yo y subo.
"Dale, podemos comer".
No le respondí. La verdad, no entendí si tiene intenciones amistosas o qué.
Sea la intención que sea, no me parece momento. No estoy de ninguna manera interesada en ser su amiga. Bah, qué sé yo. Por más que estuviera, no podría serlo. Es Nicolás. No sería mi amigo si no hubiera sido mi marido.
No entiendo. Ya sé, pocas veces lo hago, pero lo de anoche me desorientó por completo.
De verdad, eh?
No tengo ni pista.
SEGUIR LEYENDO


Lanzamos Wellmess, el primer juego de cartas de OHLALÁ!: conocé cómo jugarlo
por Redacción OHLALÁ!

Gala del Met: los 15 looks más impactantes de la historia
por Romina Salusso

Kaizen: el método japonés que te ayuda a conseguir lo que te propongas
por Mariana Copland

Deco: una diseñadora nos cuenta cómo remodeló su casa de Manzanares
por Soledad Avaca Cuenca
