
Nieve de sobra en Chapelco
El centro de esquí se prepara para la temporada baja con buen pronóstico. Además, recorrido por los circuitos clásicos de la ciudad, nuevas propuestas de canopy y gastronomía de primer nivel
20 de agosto de 2012

SAN MARTIN DE LOS ANDES.- Un auto se aproxima, y el primer impulso es detener el paso en una esquina de la avenida principal. Pero el auto frena, y cruzo por mi senda como si estuviera en Suiza. Dos horas de avión distan de Buenos Aires, y ya se siente el primer shock cultural.
Muchos llegaron hasta aquí buscando una vida más tranquila. Por eso, conviven los nacidos y criados -NYC- y los demás, que llegaron sobretodo desde Buenos Aires buscando seguridad, tranquilidad, y más respeto. Junto con los primeros pobladores, las comunidades Mapuche, conforman el ADN local.
En la ciudad no hay semáforos. Nadie viaja apurado ni se escuchan bocinazos. Las distancias permiten la pausa a casa al mediodía, o escaparse del trabajo para buscar a los chicos por el colegio. Algunos hacen dedo para subir a Chapelco. Y como en toda ciudad pequeña, como ésta de 35.000 habitantes, la gente se saluda y según dicen "todos se conocen".
Empezar por el centro arroja un rostro de la ciudad. La avenida San Martín es la vena más importante. Las fachadas son homogéneas, en madera y piedra. Las tiendas de ropa, casas de chocolate y confiterías copan la calle, aunque aquí duerme todo lo necesario para la vida cotidiana. En pocas cuadras se concentran muchos hoteles, la estación de ómnibus, el hospital, y la plaza principal. La avenida San Martín muere en el lago Lácar, donde arranca la Costanera hacia la ruta 234 y empieza la otra cara, la de los paisajes y las alturas.
Allí nos aventuramos en auto con el fin de obtener un popurrí de San Martín. El punto panorámico más cercano es Arrayán, a 5 km del centro, un balcón natural con vista a ese espejo azul profundo y sus veleritos en reposo, la ciudad, y el cerro Bandurrias. De allí surgen dos posibles circuitos, Arrayán Chico y Grande, de 6 y 12 km, respectivamente. Ambos son usados para trekking y bicicleta.
El deporte está arraigado a la vida de la gente, y la ecología a la vanguardia. Por eso también un paseo frecuente es ir caminando hasta Catritre, la playa más cercana al centro, a 15 km, sobre el Lacar.
Ingresamos a Paihuén, un complejo de tiempo compartido dentro de un bosque. Allí está el Wine Bar, una cabañita de madera que asoma al Lácar, y que fuera la casa de Gustavo Bermúdez en la telenovela Alén, Luz de luna. Un hogar gigante es lo único que interrumpe sus ventanales. Una vista que deja sin palabras. Fernando Recuna, encargado, señala algunas de las 350 etiquetas para degustar, que se acompañan con pizzas a la parrilla, picada, ensalada, fondue de queso, o ravioles de trucha, entre otros platos.
Pero optamos por el deporte, y subimos la ladera hasta Miramás Canopy. Para llegar hay que recorrer sinuosas subidas hasta el "punto de encuentro" a 11 km del pueblo. Allí se estaciona y se pasa a un transporte que continúa la subida, ahora en manos de conductores expertos. La ruta a estas alturas es de ripio, y normalmente tiene nieve o barro.
Arriba está Joaquín Bracht, encargado de Miramás. Esta temporada ofrece canopy, snow tubbing, caminata con raquetas, clases de esquí y snowboard en una pista con un medio de arrastre de soga de 100 metros. Al llegar, nos calzamos los arneses para una tirolesa de prueba, donde todos reciben los conocimientos básicos de canopy. Tras esa primera y simple experiencia, 20 minutos de caminata hacia arriba conducen hasta nuestra cumbre. A medida que ascendemos, cada sitio merece una foto: enfrente está el volcán Lanin, lago Lácar y Lolog. Una vez en la cima, el guía engancha el arnés al cable, e invita a deslizarse cual pájaro por el aire con el desafío de poner en práctica lo aprendido (¡frenar sobretodo!) pero mirando 360º para captar ese imponente paisaje.
Otras actividades de nieve también debutaron este año. Salvador Vellido, secretario de Turismo y Desarrollo Económico de San Martín de los Andes, menciona el programa Nieve para todos, en la base del volcán Lanín. Allí se puede practicar caminata con raquetas, y esquí de fondo rodeado de un bosque de araucarias.
El municipio además está embarcado en el proyecto del Ministerio de Turismo de la Nación, Huella Andina. Es un sendero de 560 km que recorre Neuquén, Río Negro y Chubut, atravesando áreas naturales protegidas y parques nacionales. "El sendero se caracteriza por ser de baja y media dificultad para que lo puedan realizar la mayor cantidad de visitantes. La idea es que vengan familias a hacer caminatas, trekking, o bicicleta", cuenta Vellido. Todos los tramos están siendo señalizados en forma intensiva. El itinerario estará dividido en etapas que se podrán recorrer en una jornada.
La charla transcurre en El Regional, un cervecería restaurante en plena zona principal de San Martín. Un aire de montaña posmoderno, con lámparas de astas de ciervo es el entorno ideal para saborear tortas, sus famosas picadas ahumadas y variedad de cervezas artesanales.
Por la noche, la cena es en La Reserva, uno de los dos mejores restaurantes según los mismos clientes. Su chef, Guillermo Ponce de León, se destaca por su alta cocina muy elaborada con productos patagónicos. "Por ejemplo, mientras el cordero se hace generalmente al asador, yo lo hago cocido en cerveza negra y arándanos", señala. Venir hasta aquí no es para comer unos tallarines con tuco o una pizza. Algunos platos llevan hasta 7 horas de cocción. El cliente puede además ingresar a la cava y elegir su vino.
La hora de las tablas
Por último llegó la frutilla del postre. Uno de los principales móviles para venir hasta estas tierras en invierno. A 19 km de la ciudad está el centro de esquí Chapelco.
Apenas puestos los esquíes, las telecabinas para seis personas transportan a los visitantes a la plataforma 1600, zona de nieve segura todo el invierno. Es el centro de la montaña, donde la música pone vida pero no aturde, convergen gran cantidad de pistas, se asienta la confitería principal, funciona la escuela de esquí, arranca el recorrido de trineos con perros huskies, y está el snowpark, a cargo de Franco Ruffini, integrante del equipo argentino de snowboard.
Desde 1600 es posible seguir subiendo en cualquiera de sus aerosillas, hasta donde la vista alcanza. Parece el final de la montaña, pero asomándose a la cima, otro universo de medios de elevación vuelve a sorprender, expandiéndose a lo alto y ancho de los tres cerros Teta, Mocho y Chapelco. En total 11 medios de elevación y 24 pistas se reparten en 140 hectáreas esquiables, con pendientes que varían entre los 20 y los 45 grados.
Las vistas desde la cima siempre son elocuentes. Pero no hace falta mirar tan lejos para deleitarse, porque el trazado de las pistas se sumerge entre un espectacular bosque nativo de lengas, uno de los distintivos de Chapelco. Recorrer con los esquíes esos serpenteados caminitos es uno de los mayores encantos.
"Toda la franja del corredor de los Siete Lagos -Chapelco, Catedral y Bayo-, están en las mismas condiciones de nieve. La diferencia es que no tenemos piedra sino pasto, con lo cual con la mínima condición de nieve ya podemos habilitar las pistas", describe Juan Cruz Gomez Oromi, gerente de Chapelco.
El ambiente aquí, a tono con la ciudad, es puramente familiar. Sin fotógrafos ni show off, las pocas celebrities que llegan lo hacen con sus hijos. Por eso uno de los productos más fuertes es el jardín de nieve, para dejar a los niños de 3 a 5 años jugando y esquiando. Los de 6 a 16 años pueden participar en la Junior Academy. "Chapelco se caracteriza por tener una montaña muy amigable. Por la geografía hace que todo converja en uno o dos puntos y facilite más el contacto familiar", explica el supervisor de la escuela de esquí, Gustavo Sopelana. Para adultos hay clases particulares en bloques de una o dos horas, o colectivas de hasta 8 personas.
Acá también funciona la Escuela de Esquí Adaptado, a cargo de Pablo Robledo, un atleta paraolímpico argentino. Está amputado bajo rodilla por un accidente a los 15 años, pero eso no le impidió resignar su amor por los deportes. El esquí adaptado ya funciona en distintos centros de esquí del país, si bien Chapelco cuenta con la mayor cantidad de instructores certificados. "La escuela fue creada para que nadie se quede sin esquiar. Todos pueden disfrutar de la nieve, solo que de acuerdo a la discapacidad van a lograr más o menos independencia", explica Robledo. Hay tres grandes grupos: los que esquían parados, los que van sentados, y los ciegos y cognitivos, que esquían parados pero necesitan un guía. Todo tiene una técnica, como la de "tres huellas", para gente con una sola pierna, cuyos bastones son como esquís y quedan tres huellas en la nieve.
Robledo trabaja en Suiza en la doble temporada, y está embarcado en el sueño de representar a la Argentina en Rusia en marzo de 2014 en los paraolímpicos de invierno. Está buscando sponsor.
Por 20 minutos dejamos los esquís en 1600, y caminamos unos pasos al bosque de los Huskies. En 1985, Pablo Germann recorría la península Antártica de esta manera. "En un universo mecanizado como el actual, esto es recordar el pasado, volver a las fuentes" define. Sus perros son Alaskan Huskie y en grupos de seis u ocho, salen remolcando un trineo que puede llevar hasta 90 kilos de peso. Un guía va dando las indicaciones a la jauría, mientras se cuentan algunos pormenores. Por ejemplo, que aquellas hilachas verdes que crecen de las lengas se denominan barba de viejo y crecen únicamente cuando el aire es completamente puro. Está plagado de ellas.
El año que viene Chapelco tendrá más pistas. Hoy un cerro poblado es para 6000 personas, y pasará a ser para 10.000. "La idea es empezar con dos o tres pistas hacia el sector derecho, y poner más medios de elevación. La semana que viene vendrá un consultor para evaluar los perfiles de la montaña y ver qué tipo de medios necesitamos", adelanta el gerente del centro de esquí.
También hay un proyecto de construir una villa, con un hotel 5 estrellas y departamentos bajos en la cota 1600. "Estamos trabajando en el diseño con una empresa americana, con el concepto esquí in-out. Tendrá un pequeño centro comercial y unas 4000 plazas para un segmento ABC1. La idea no es competir con el pueblo sino complementarlo", adelanta Gomez Oromi.
DATOS UTILES
COMO LLEGAR
San Martín tiene 5 vuelos semanales de Aerolíneas Argentinas. También es posible llegar desde Bariloche, a través de la ruta de los 7 lagos, que une San Martín de los Andes con Villa La Angustura. El recorrido plagado de miradores -o mejor dicho, un mirador en sí mismo- es de dos horas, con un pequeño tramo de ripio. Se espera que para fines de 2013 el trayecto esté completamente asfaltado.
QUE HACER
- Canopy: pasaporte $230 incluye tubbing, canopy, trineo y caminata con raqueta. www.miramascanopy.com.ar
- Esquí : pase diario adulto, $275; $ 1500 el semanal. Desde el 25 de agosto, $245 y $1245. www.chapelco.com.ar
- Paseo en trineos de perros : $ 300.
- Tarde de té en Loi Suites: $65. www.loisuites.com.ar
- Para visitar y comer : Mankewe, único centro cultural y gastronómico y de la comunidad Mapuche Vera inauguró este invierno justo al lado del centro de esquí Chapelco.
Recuerdo del Che Guevara
Allá por 1952, Ernesto Guevara y Alberto Granado llegaron en su moto a San Martín de los Andes. El intendente del Parque Nacional Lanín les brindó alojamiento en un galpón destinado a guardar pasto para los animales. Durmieron entre la paja y tres días después siguieron su viaje. "Hay momentos en que pienso con profundo anhelo en las maravillosas comarcas de nuestro sur. Quizá algún día cansado de rodar por el mundo vuelva a instalarme en esta tierra argentina", escribió en aquel diario Notas de viaje.
Esa estela está viviente en La Pastera, el Museo del Che, ubicado en pleno centro. Es un museo de sitio con 70 títulos sobre Guevara, horas de información audiovisual y escritos. También hay una réplica de su diario. www.lapastera.org.ar
Golf y té en la montaña
Vale la pena llegar hasta Chapelco Golf & Resort, un campo de golf diseñado por Jack Nicklaus. Tiene 70 casas construidas y el único hotel 5 estrellas de la ciudad, el Loi Suites. En febrero es famoso el concierto de música clásica al aire libre, que reúne a 2000 personas. En invierno, llegan aquí mayormente esquiadores. Pero la cancha de golf está abierta todo el año, y en octubre empiezan los torneos, cuando hay más amplitud solar y el clima está asegurado. El resort es un eslabón del circuito "Golf en los caminos del vino", recorrido que empezó en Mendoza y se expandió a 6 provincias. El torneo tendrá lugar en septiembre.
El hotel es un refugio de imponentes pisos y paredes de madera, con detalles autóctonos que le imprimen color y dan espíritu de montaña. No hay televisión en los espacios comunes. Solo gigantes ventanales que miran a cerros de picos nevados, y llenan de paz el ambiente. Por $65 se puede aprovechar una tarde de té con dulces autóctonos, scons y medialunas.
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