
OK. No tengo norte. Soy una mina sin convicciones ni principios.
Unas velitas, unos tagliatelle cortados a cuchillo con una salsa casera, un rico vino, unos mimos, unos besos, unas palabras al oído y yo termino irremediablemente en los brazos del cocinero. Yo que había jurado y perjurado portarme bien o al menos ir cauta hasta ver qué onda. Bueno, ¿qué onda? ¡Toda! MLD, el abogado seriecito sacó el tigre que tenía adentro, ese Nino Dolce cocinero hot y no sólo por la comida; fueron las luces, la música y algún brebaje invisible tan pero tan potente que me nubló la vista cuando lo vi cocinar, bailar (MLD baila como Elvis), me anuló el criterio de soltera precavida y me llevó como zombie hasta su cama. Así como Hansel y Gretel siguiendo las miguitas fui. Un fin de semana continuado en los brazos de mi Nino Dolce hasta esta mañana con una única pasada por casa para bañarme, buscar ropa y unas zapatillas. Porque que se sepa, MLD me llevó a correr a Palermo con ese calor. Lo más grave fue que accedí y nadie sabe cómo me llegó el aire a los pulmones. Lo que es la motivación, ¿no?
Poco norte. He perdido mi brújula, ya lo dije, pero estoy feliz y hoy no me para nadie. Por ahora.
Consejito utilísima: las apariencias engañan. No te confíes del serio abogadito, puede ser un tigre en potencia.
SEGUIR LEYENDO


Lanzamos Wellmess, el primer juego de cartas de OHLALÁ!: conocé cómo jugarlo
por Redacción OHLALÁ!

Gala del Met: los 15 looks más impactantes de la historia
por Romina Salusso

Kaizen: el método japonés que te ayuda a conseguir lo que te propongas
por Mariana Copland

Deco: una diseñadora nos cuenta cómo remodeló su casa de Manzanares
por Soledad Avaca Cuenca
