

Los terroristas que perpetraron el atentado a las Torres Gemelas de Nueva York, el 11 de septiembre de 2001, nunca miraron a los ojos a los agentes de seguridad que controlaban a los pasajeros en el rutinario trámite de los aeropuertos. Los videos no reflejan ninguna otra actitud sospechosa en quienes después provocarían el desastre, pero hoy las autoridades creen que ese gesto, la mirada evasiva, podría haber sido suficiente para sospechar que no eran pasajeros comunes.
Es por eso que la Administración de Seguridad del Transporte (TSA, en sus siglas en inglés) de los Estados Unidos comenzará a entrenar al personal para que este año 40 aeropuertos de ese país puedan anticipar antes del chequeo de rutina quienes, entre los pasajeros, podrían necesitar escrutinio más minucioso.
Esta técnica, la detección por conducta, ya se comenzó a usar en algunos aeropuertos norteamericanos, así como es rutinario en otros países, como Israel. Hasta ahora, según dijo al diario USA Today, el director de seguridad del aeropuerto de Logan, en Boston, George Naccara, durante los primeros meses de aplicado el sistema, encontró casos de posesión de drogas y el transporte de más dinero que el declarado, pero no casos de terrorismo.
Cuando el cuerpo habla
La detección por conducta radica en que una persona demuestra sus emociones en gestos subconscientes, expresiones faciales, formas de expresión y respuestas a preguntas simples. El objetivo es captar los cambios del lenguaje corporal que se generan por el miedo a ser descubierto, aún quienes tratan de lucir naturales.
Por eso los agentes son entrenados para mezclarse y establecer diálogos que pueden girar alrededor de temas como clima o el viaje que se está por realizar, por ejemplo. Sin bien algunas organizaciones de derechos humanos han comenzado a ejercer presión para que no se transforme en una presión sobre las minorías raciales, sus defensores dicen que, al contrario, el tener un "programa de características objetivas de comportamiento" será justamente un antídoto contra los prejuicios raciales. Mientras se buscan métodos más sutiles, también avanza la tecnología sobre la seguridad aeroportuaria.
En la Argentina, hace unos días se introdujo el nuevo sistema biométrico de seguridad aeroportuaria para el personal que trabaja en los aeropuertos. La Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) desarrolla sistemas complementarios como el Ipass (sistema de evaluación de nivel de amenaza de pasajeros) y Via D (automatización de gestión), sobre los que todavía no tiene fechas previstas de aplicación.
En los Estados Unidos, la semana próxima comenzará a regir el programa de Viajeros Registrados (RT, por Registered Traveler) por el cual los pasajeros que estén libres de sospechas tendrán una hilera especial rápida de control donde presentarán una tarjeta, adquirida por un costo de entre 80 y 100 dólares. Identificándose por huellas digitales e iris se pretende evitar las demoras y molestias que ocasiona sacarse los zapatos, sacos y vaciar los bolsos. El programa funciona en Orlando, donde se han inscripto 10.000 "viajeros confiables".
Este sistema tiene algunas críticas, también; pero el desafío en que se ha embarcado la industria ya está echado: cómo hacer más seguro el transporte sin incomodar innecesariamente a quienes están viajando de buena ley.
Por Encarnación Ezcurra
Para LA NACION
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