
Ocean Drive, la más divertida y... tramposa
15 de diciembre de 2013

Qué no daría uno por sentarse a tomar un trago en la terracita de uno de los bares de la famosísima Ocean Drive del South Beach de Miami, con vista a la playa en una tarde otoñal, cuando cae el sol. La respuesta es simple: hay que dar muchos dólares, muchos más que en cualquier otro lugar de Miami, casi en la sutil frontera entre lo carísimo y la estafa.
Recién llegada de Miami, mi amiga Gabriela me contó que después de una jornada agotadora de trabajo eligió el muy animado La Baguette, un restaurante con espíritu cubano para comer algo, tentada por la música caribeña que parece nunca deja de sonar.
Miró el menú, ordenó lasaña, a precio razonable por considerar la ubicación estratégica en el 1052 de Ocean Drive. Y sumó al pedido un antojo de último momento, un trago con Aperol, que llegó a la mesa en una enorme copa, con más hielo y jugo que alcohol, y aunque no había pedido una copa tan grande la aceptó, suponiendo que el precio estaría acorde con las tarifas de la comida.
Con la cuenta llegó la desagradable e impensada sorpresa. El trago costaba nada menos que 70 dólares, más el 18% en concepto de propina. Buscó la carta de tragos, no tenía precio... ahí se dio cuenta de la estafa. Indignada y después de discutir un buen rato con el manager pagó la onerosa cuenta. La única manera de compensarla que le ofrecieron en el restó era dándole dos tragos al día siguiente.
Al volver al hotel le comentó al recepcionista lo sucedido. Resignado, le dijo: S iempre pasa lo mismo .
Lo que le sucedió a mi amiga parece ser una práctica bastante difundida en los locales gastronómicos de Ocean Drive. El tema es más o menos así. En la carta ofrecen platos y bebidas a precios razonables, que tientan a los que pasean por la zona o incluso les prometen un descuento a modo de promoción y hasta regalarles unos tragos.
Después ofrecen, mientras toman el pedido, otros platos o tragos que están fuera de la carta o directamente en una carta sin tarifas, a precios exorbitados. Cuando llega la cuenta es tarde para reclamar. En definitiva, el mozo llevó lo que uno ordenó.
En TripAdvisor hay quejas de sobra, específicamente del restaurante La Baguette y de los vecinos de Ocean Drive, en general, por los elevado costos. Algunos comentarios son:
Nos ofrecieron platos que no tenían precios y cuando trajeron la cuenta nos cobraron 400 dólares...
¡Dos cervezas y un plato de papas fritas 70 dólares! ¡En ningún lugar hemos pagado eso ni cenando buenos platos, lo máximo 40 dólares! Hace un tiempo, paseando por Ocean Drive, la guía que nos acompañaba fue clara: "No vengan a comer por Ocean Drive que cobran caro y la comida no lo vale, caminen unas cuadras para adentro". Una pena que no le avisé a Gabriela.
ENTRETENIMIENTO DE A BORDO
Parque El Principito. El protagonista del cuento tendrá desde mediados de 2014 un parque de atracciones en Alsacia, en el nordeste de Francia, con dos mundos gigantes y un aerobar a 35 metros.
Zoo de peluches. En Bratislava, Eslovaquia, un hombre juntó los muñecos de animales de cuando sus hijos eran chicos y los exhibe en un parque público. Allí se ven monos, osos, un elefante y un inmenso león, entre muchos otros, sin rejas, por supuesto.
Vuelo artístico. Un pájaro se llevó una cámara filmadora que habían puesto los guardaparques junto al río Margaret en la región de Kimberley, Australia, y se grabó mientras volaba. La cámara fue hallada a 110 kilómetros.
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