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Ocho maneras de honrar a David Bowie en Nueva York

Tour melómano por la ciudad en la que el Duque Blanco residió durante más tiempo y que hoy lo despide con conciertos, ofrendas florales y agotando las ediciones en vinilo de sus discos


"Soy neoyorquino", confesó alguna vez el músico nacido en Londres

"Soy neoyorquino", confesó alguna vez el músico nacido en Londres



NUEVA YORK (The New York Times).- David Bowie fue neoyorquino durante más de 20 años. Para él, eso es prácticamente una eternidad si consideramos la multitud de vidas que tuvo, desde el punto de vista musical, geográfico y demás.
"No me imagino viviendo en otro lugar", comentó Bowie, nacido en Brixton, al sur de Londres, y con residencias en Berlín; Lausana, Suiza, y en varias otras ciudades, durante una entrevista en 2003. "He vivido en Nueva York más de lo que viví en ningún otro sitio. Es sorprendente: soy neoyorquino".
De algún modo logró asentarse y llevar una vida hogareña similar a la de muchos otros residentes del SoHo o sus alrededores (aunque muchos lo hacen sin la esposa supermodelo ni penthouse), curioseando libros en McNally Jackson y haciendo las compras en Dean & DeLuca, entre otras rutinas de bajo perfil que el dramaturgo John Guare llamó "este manto de invisibilidad".
Inmediatamente después de difundirse la noticia de la muerte de Bowie el 10 de enero, dos días después de su cumpleaños número 69 y el lanzamiento de su álbum Blackstar, los fans comenzaron a improvisar una especie de santuario frente al edificio de departamentos del SoHo donde había vivido con su esposa, Iman, desde 1999, y su hija, Lexi, que llegó al año siguiente. Bowie e Iman compraron su primera casa en la ciudad en 1992, un departamento en un noveno piso en el Essex House Hotel de Central Park South, que vendieron en 2002.
"Así como cada uno encuentra algo singular en la música de David, aceptamos que cada quien lo homenajee como le parezca", escribió la familia de Bowie en una declaración pública. Si busca una manera de honrarlo en la ciudad a la que él consideraba su hogar, lo cierto es que no faltan maneras de lo más interesantes.

Salir a caminar

Del edificio donde vivía, al 285 de la calle Lafayette, Bowie estaba a pasos de muchos sitios que solía frecuentar. Encabeza la lista, según The Independent, el Washington Square Park.
Strand, donde Bowie encontraba sus libros

Strand, donde Bowie encontraba sus libros

Esto escribió sobre el parque en un ensayo de 2003 para la revista New York: "Es la historia emotiva de New York en una breve caminata".
Caminar en general (cuanto más temprano en el día, mejor) era la manera preferida de Bowie para palpar la vida de Nueva York. "La impronta de la ciudad cambia de forma y se desarrolla a medida que más y más gente se vuelca a la calle. Una transferencia mágica de poder de la arquitectura a lo humano", escribió.
El parque está a diez minutos a pie del departamento de Lafayette, donde los fans siguen dejando mensajes, fotos y flores frente al edificio y donde el músico Glen Hansard le rindió homenaje el pasado 12 de enero con una reproducción acústica del clásico de Bowie Ashes to Ashes.

Comprar un libro

La librería The Strand (al 828 de Broadway) era otro de los destinos predilectos de Bowie. En 2003 escribió: "Es imposible encontrar el libro que querés, pero siempre encontrás el libro que no sabías que querías".
También frecuentaba McNally Jackson Books (al 52 de Prince Street). Tras su muerte, la librería tuiteó: "Tuvimos la suerte de venderle ocasionalmente libros a David Bowie, quien, además de ser, ya saben, Bowie, fue un gran lector."
Tenga en cuenta las numerosas biografías de Bowie o lea alguno de sus libros favoritos, como La naranja mecánica, de Anthony Burgess, La maravillosa vida breve de Óscar Wao, de Junot Díaz, o uno de los 98 títulos restantes posteados en su si tio web en octubre de 2013.

Ver una banda

Bowie tocó por primera vez en la ciudad en 1972 y debutó en el Carnegie Hall meses después ese mismo año. Luego siguieron numerosos recitales destacados en Nueva York, entre ellos su presentación en el Concert for New York, en el Madison Square Garden, tras los atentados del 11 de septiembre.
Antes de su partida, se estaba gestando un recital en honor a su trayectoria para el 31 de marzo en el Carnegie Hall (al 881 de la Séptima Avenida) en el que tocarán Rhe Roots y Perry Farrell, entre otros. Desde entonces, se convirtió en un tributo de dos encuentros: se programó una noche adicional en el Radio City Music Hall para el 1° de abril en el que se presentarán Cat Power y Cyndy Lauper, entre otros artistas.
Las entradas para ambos recitales son caras en la reventa, por eso intente lo que Bowie solía hacer y vaya al Bitter End (al 147 de Bleecker Street), el club de rock más antiguo de la ciudad, donde hay música en vivo casi todas las noches.
Con la muerte de Bowie surgieron numerosos tributos en distintos lugares de la ciudad y es probable que continúen en los meses venideros. Habrá, por ejemplo, tres noches de recitales en The Loser's Lounge, antiguo teatro de revista que rinde homenaje a las estrellas pop y artistas de culto, dirigido por el ex tecladista de Psychedelic Furs, Joe McGinty, en Joe's Pub (al 425 de Lafayette Street) del 18 al 20 de febrero.

Comprar un disco

A Bowie le gustaba comprar vinilos raros en Bleecker Bob's antes de que cerrara en 2013 luego de 45 años y se convirtiera en un local de yogur helado. No obstante, aun quedan bastantes proveedores de buenos vinilos en Greenwich Village y alrededores, como Bleecker Street Records (al 188 de West Fourth Street).
Pero si busca un vinilo de Bowie, no espere encontrarlo, al menos por un tiempo. Nino Pérez, de Bleecker Street Records, comentó que a los pocos días de su muerte se agotó la mayoría de sus discos y que no cuentan con recibir más ejemplares de Blackstar hasta fines de febrero, debido a la gran demanda.
Lo mismo ocurre en Generation Records (al 210 de Thompson Street). "Su nuevo álbum se agotó de inmediato", comentó Jason Primavera, refiriéndose a la edición en vinilo, aunque agregó que los clientes lo pedían incluso antes de su fallecimiento, a medida que se sumaban buenas críticas.
Antes de que se reponga el stock, piense en llevarse a casa algún ejemplar de los coetáneos de Bowie, como Iggy Pop o Lou Reed, a quienes él conoció y con quienes entabló amistad durante su visita de 1971 a Manhattan.
El álbum debut de Reed y the Velvet Underground fue una de las primeras aproximaciones de Bowie a la música neoyorquina, cuando se lo regaló su manager, Ken Pitt, en 1966. "Todo lo que sentía y al mismo tiempo desconocía sobre el rock se abrió ante mí", escribió Bowie en 2003. "Estaba oyendo un grado de excelencia del que no tenía idea que fuera humanamente posible".

Ir al teatro

El teatro desde hacía mucho tiempo formaba parte del mundo creativo de Bowie, que se remontaba a la época previa a su estrellato cuando trabajaba junto a Lindsay Kemp en el London Dance Center.
En 1980 obtuvo buenas críticas por su actuación en El hombre elefante en el Booth Theater (al 222 de West 45th Street). "Sí, gente cada vez más joven, en jeans de diseñadores y camperas de cuero, vienen al Booth Theater, y sí, probablemente lo hacen porque Bowie es una estrella de rock"; escribía John Corry en The Times en 1980. "Afortunadamente, es mucho más que eso, y en el papel de John Merrick, el Hombre Elefante, está espléndido".
Recientemente, Bowie fue coguionista de Lázaro, una secuela del largometraje El hombre que cayó a la Tierra, en el que Bowie, en su primer papel protagónico en el cine, interpretó a Thomas Jerome Newton. El ciclo se cerró en el New York Theatre Workshop (al 79 de East Fourth Street) el 20 de enero.
Pero hay otras opciones. El Booth Theater presenta Hughie, protagonizada por Forest Whitaker, que se estrena el 8 de febrero. También se podrá ver la comedia Noises Off, aclamada por la crítica, con la actuación de Andrea Martin y una producción de la Roundabout Theater Company. El espacio antes conocido como Studio 54 es también ahora parte de la compañía y Bowie probablemente haya pasado una noche o dos en la famosa disco durante su apogeo.

Salir a comer o tomar algo

Bowie disfrutaba de su habilidad de mezclarse con la gente y no ser molestado por sus fans y sus conciudadanos neoyorquinos durante sus años en la ciudad.
"Es tan sencillo ser una persona aquí, alguien común. Mi familia y yo no tenemos problema en salir e ir a comer", comentó Bowie al Miami Hearld en 2003. Entre los lugares que más frecuentaba está el Caffe Reiggio (al 119 de Macdougal Street), donde solía tomar un café o desayunar, y Olive's (al 120 de Prince Street), en el que un sándwich de pollo con berro y tomate era uno de sus platos favoritos.
En Bottega Falai (al 267 de Lafayette), un café y almacén italiano, pedía comúnmente el sándwich de prosciutto di Parma, un cappuccino y un bomboloni, comentó el dueño del lugar, Danilo Durante. Se sabe también que Bowie hacía las compras semanales de comestibles en el cercano Dean & DeLuca (al 560 de Broadway).
Recordando a Bowie, frente a su departamento de la calle Lafayette

Recordando a Bowie, frente a su departamento de la calle Lafayette

Ver arte

Bowie era un reconocido amante del arte, coleccionaba clásicos y aplicaba sus propias destrezas de la pintura.
"El arte fue, de verdad, la única cosa que siempre quise poseer", le dijo Bowie a Michael Kimmelman en 1998. "Siempre ha sido para mí un nutriente fijo. Lo uso. Puede cambiar mi ánimo en las mañanas".
Para ver algunos de los cuadros predilectos de Bowie, lo mejor es ir al Metropolitan Museum of Art (al 1000 de la Quinta Avenida), que en la actualidad exhibe varias obras de Picasso, Rubens y Tintoretto.

Quedarse en casa

Transcurrieron diez años entre Reality, de 2003, y The Next Day, de 2013, lo que dio pie a que algunos especularan con que Bowie se había retirado o vuelto ermitaño.
Ninguna de las dos cosas fue verdad, ya que siguió paseando por el SoHo y seguía trabajando en secreto en The Next Day, pero al parecer disfrutaba su tiempo en soledad más que en sus últimos años.
"David es aún más hogareño que yo. Al menos yo voy a fiestas de vez en cuando", comentó Iman a The Guardian en 2014 y agregó que a él le gustaba su propia compañía. "También creo que no hay nada que él no haya visto", expresó.
Por lo tanto, si quiere honrar a Bowie con una noche tranquila en casa, tiene todo el derecho y varias de sus películas y cine-conciertos están disponibles en los servicios de streaming.
Una generación entera de chicos de los años ochenta conocieron a Bowie a través de Jareth, el Rey de los Goblins, en el film Laberinto, de Jim Henson (1986), que puede alquilarse en Amazon Video, iTunes y Vudu. También puede ver El hombre que cayó a la Tierra (1976), en la que Bowie "hace un papel extraordinario", según la crítica de Richard Eder en The Times. Se consigue en la actualidad en Vudu y Amazon Video.
Otros de los títulos de Bowie disponibles en el servicio de streaming son El ansia (1983), La última tentación de Cristo (1986) y El gran truco (2006). El documental David Bowie: cinco años (2014) también es una muy buena opción.

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por Redacción OHLALÁ!


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