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Otra cara de Silicon Valley

Más conocida por ese nombre que por el original, San José, esta ciudad californiana presenta un novedoso look




SAN JOSE, California (The New York Times).- Han transcurrido 30 años desde que Dionne Warwick cantó por primera vez "Do You Know the Way to San José?" (¿Conoces el camino a San José?); la canción hablaba de una mujer que añoraba volver a un pueblito sencillo, al sur de la bahía de San Francisco. Si esa mujer regresara hoy, probablemente no lo reconocería.Fundada en 1777 como centro recolector de víveres para las guarniciones españolas de Monterrey y San Francisco, San José mantuvo un carácter esencialmente agrícola hasta después de la Segunda Guerra Mundial. Luego, las autopistas sin peaje, los complejos habitacionales y la naciente industria electrónica empezaron a invadir los huertos y las praderas salpicadas de robles del valle de Santa Clara.
Empero, a medida que surgían por todo el valle los centros comerciales y los parques industriales, se fue vaciando la bulliciosa zona céntrica de San José. En los años 70, en plena proliferación de las fábricas de computadoras, San José y los pueblos vecinos constituían un suburbio único ininterrumpido, sin ningún núcleo urbano viable. San José adquirió el apodo de capital de Silicon Valley a falta de una capital designada.
Hoy es la ciudad más grande del norte de California y la undécima del país. Rebosantes sus arcas, gracias al auge de la alta tecnología y los negocios inmobiliarios, en la última década gastó más de 1000 millones de dólares en reanimar su zona céntrica y darle el aspecto de una verdadera capital. Restauró edificios históricos; construyó un estadio deportivo, teatros, museos y centros de convenciones, y tendió una red de trenes rápidos, con 32 kilómetros de vías férreas, que cubre desde el sur de San José hasta Santa Clara. Siguieron los hoteles, restaurantes y clubes nocturnos. Hoy día, la ciudad ha recuperado su zona céntrica que nunca duerme.

Curiosidades al paso

Meses atrás, inauguró el aditamento más audaz a su perfil céntrico: un aparente conglomerado de cajas asimétricas que, en realidad, aloja su Teatro de Repertorio; su costo: 24 millones de dólares.
El próximo otoño boreal, el Museo Tecnológico de la Innovación -el Tech- abrirá al público su nuevo edificio de cúpula azul y paredes color mango; costó 91 millones de dólares y las autoridades municipales esperan que se convierta en un icono cívico.
El único exponente que resta de la época colonial española es Peralta Adobe, una casa de una sola planta, por supuesto con paredes de ladrillos de adobe y superficies encaladas, en un predio céntrico sombreado por viejos molles californianos. Enfrente está Fallon House, una mansión de 15 habitaciones, en estilo victoriano italianizante que hizo construir en 1855 Thomas Fallon, séptimo alcalde de San José.
A primera vista, el Museo Egipcio y Planetario de los Rosacruces (Park &< Naglee Avenues; 947-3636) más parece un decorado de Los Diez Mandamientos de Cecil B. DeMille. Sin embargo, esta fantasía faraónica de cemento y estuco, erigida en 1936, aloja una de las mayores colecciones de piezas egipcias de la Costa Oeste, así como la réplica transitable de una tumba excavada en la roca. Queda unos 9,6 kilómetros al oeste del área céntrica y pertenece a la Orden de los Rosacruces, cuyas raíces filosóficas se remontan al Antiguo Egipto.
El Mercado de Pulgas (1590 Berryessa Road) es un microcosmos étnico de la ciudad. En sus 48,5 hectáreas, hay más de 2000 quioscos y 15 puestos de venta de comidas. Se regatea y negocia en castellano, inglés y varias lenguas asiáticas. La gente elige entre una asombrosa variedad de mercaderías, saborea unos tacos al paso, escucha a los mariachis o, simplemente, mira. Hasta octubre, el Museo Histórico de San José organiza caminatas gratuitas de 45 minutos por cinco áreas históricas céntricas, entre ellas el viejo barrio comercial y el parque St. James.
Por Christopher Hall (Traducción de Zoraida J. Valcárcel)

Alojamiento y comida

Precios por habitación doble -muchos hoteles hacen descuentos los fines de semana- y por comidas para dos personas. Prefijos: 1-408.
Arena Hotel (817 The Alameda; fax 294-6585): albergue para automovilistas reciclado como hotel en un barrio anodino pero seguro, cerca del estadio; 89 habitaciones con kitchenette, sistema para CD y bañera tipo spa; 119 a 149 dólares, desayuno incluido. Suele hacer descuentos en fin de semana.
Hensley House Bed & Breakfast (456 North Third St.; fax 298-4676): ocupa una casa de madera, de 1884, en un barrio residencial histórico al norte de la zona céntrica; su vestíbulo con palmeras y su caótico mobiliario antiguo son un antídoto contra las sobredosis de alta tecnología; 5 cuartos y 3 suites, dos de ellas en un anexo, todas con colchones de plumas y baño privado.Precios con desayuno completo: 115 a 175 dólares; suite, 225 dólares.
Best Western Inn Downtown (455 South Second St.; fax 298-2477): motel moderno próximo a museos, restaurantes, el Centro de Convenciones y una parada del tren rápido; 72 cuartos, piscina, sauna y pequeño fitness center; 75 a 85 dólares.
Best Western San José Lodge (1440 North First St.; fax 437-9519): motel cercano al aeropuerto, frente a una parada del tren rápido que, en unos 15 segundos, lo llevará al área céntrica; 75 habitaciones; 69 a 72 dólares.
Fairmont Hotel (170 South Market St.; fax 287-1648): edificio céntrico de 20 pisos, inaugurado hace una década; imponente vestíbulo con columnas y arañas de cristal, varios restaurantes y piscina en la azotea; 541 habitaciones sobriamente decoradas; 189 a 269 dólares o, en fin de semana, 89 a 149.

Restaurantes

Le Papillon (410 Saratoga Ave.; 296-3730): junto a un paseo comercial cercano al linde entre San José y Santa Clara; cocina francesa en un ambiente tranquilo, preferido para hablar de negocios; 120 dólares, vino incluido.
La Pastaia (Hotel De Anza; 286-8686): muy concurrido y animado; menú italiano -lo cambian 5 veces al año- en un salón decorado con antiguos carteles turísticos de la Península; 90 dólares, con una botella de su lista de vinos italianos.

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