
El sábado, saliendo de una parrillita de Palermo, distraída y despreocupada, miro una mesa con el costado del ojo y ahí sentado, en una mesa acompañado de La Morocha y a la que inmediatamente reconocí como Sofía (la había visto en mil fotos) MLD con cara de sorpresa.
Yo la cara de sorpresa me la reservé para más tarde, para cuando nos subimos al auto con Mara y le pedí que me explique lo que acabábamos de ver. A él, le reservé una cara de nada, de saludo formal, de cómo estás, todo bien, chau. Miento, temo se me haya colado un poco la cara de "te dejo entrever que sos un patín caminante presentándole a tu hija a esta mina en menos de un mes, ¿o es más? ¿o nunca dejaste de verla?".
Mara me dice que la mina es igual a esta Escudero que baila, que la vio caminar al baño y tiene el mejor culo en jeans que vio hace mucho tiempo.
Lindo. Consolador. El marido de Mara no opinó (tuvo miedo, creo) y el amigo del marido trató de seguir la charla de locas. El marido de Mara explicaba.
-Es el ex, bah, un tipo con el que salió y está con una mina y la hija. Sofi nunca la había conocido...
Escuchar la frase así tan cortita, tan clara, lejos de enojarme me dejó tranquila. No fue nada más que eso y de mí depende no convertirlo en un drama. Ojo, tuve el resto del sábado y el domingo para masticarme el veneno y hoy ya les llego livianita.
Seguimos dando vuelta páginas nomás.
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