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Otro año para gritar ¡ballena a la vista!

En estos meses, en la costa de Chubut, avistamientos de la fauna marina




PUERTO MADRYN.- Ya llegaron y son tan inmensas que no podrían esconderse aunque quisieran. Son las ballenas de la especie franca austral, que cada año se acercan a las costas de Chubut para aparearse y dar a luz. Los turistas con alma voyeurista también se acercan. No a las costas, ellos van al mar. A mirarlas. A ver cómo saltan a pesar de sus miles de kilos. A ver el chorro en forma de V por donde expulsan su aliento largo. A escuchar sus alaridos por las noches. Y si tienen suerte a verles la gran aleta dorsal, la cola.
Se calcula que en todos los mares del hemisferio sur hay alrededor de 4000 ballenas de esta especie, y en la zona de Península Valdés, unos 1200. Por eso, entre junio y diciembre, la concentración resulta memorable. Llegan a los golfos Nuevo y San José hasta 600 ejemplares cada temporada.
Y sí, es una fiesta de ¡uhhh! y ¡ahhh! y ¡Mirá, allá hay una! y ¡Qué maravilla! Los turistas no lo pueden creer, estar tan cerca de un animal que no es un bicho de zoológicos. La única forma de ver la ballena franca austral es en vivo y en directo. Sin contar los libros de biología ni el álbum de fotos de algún amigo.
La manera de acercarse a estos grandes mamíferos es en una embarcación, que parte de Puerto Pirámides. El viaje es de poco más de una hora, y la suerte es un ingrediente fundamental. Los guías harán lo posible, claro está. Pero obviamente no pueden pincharle el lomo a la ballena para que muestre la cola. Algunas veces sí; otras, no. Por las dudas, la cámara tiene que estar cargada. Y apuntando. Esta tarea se puede complicar porque el turista está con un aparatoso piloto, un grueso salvavidas y haciendo equilibrio en un semirrígido que se balancea con ganas en el mar.
Cuando vuelva de la excursión, el turista creerá que lo ha visto todo. Pero no. Puerto Madryn y la península tienen más: animales y paseos. Los elefantes y lobos marinos, que van a retozar a una playa de la península, el único apostadero continental. El simpático pingüino magallánico, vestido de frac, se puede ver en la reserva de Punta Tombo, a unos 180 kilómetros de Madryn.
Los fans de la aventura deben animarse a un bautismo de buceo en las gélidas aguas del Sur. Total, el neoprene se encarga de que ni lo sientan. El buceo comenzó en Madryn a fines de los años 50 y hoy es uno de los mejores lugares del país para hacer el debido bautismo.

Parada educativa

El Ecocentro de Puerto Madryn es uno de esos museos que no aburren y que educan sin que uno se dé cuenta. Antes de entrar, el turista se sorprende con un esqueleto completo de ballena franca austral. Una vez en el Ecocentro podrá recorrer la exposición principal de los Ecosistemas Marinos Patagónicos, un ensayo de lo que se verá en vivo y en directo en la Península Valdés. También se puede visitar la muestra de fotos de Inés Míguens, que retrató paisajes y orillas de las costas del país. La entrada cuesta $ 10. Más información: (02965) 457470; www.ecocentro.org.ar

Datos útiles

Cómo llegar

En avión $ 461
Pasaje de ida y vuelta a Trelew, con tasas e impuestos incluidos, por Aerolíneas Argentinas. Desde Trelew hay un servicio de ómnibus a Puerto Madryn por $ 13.

Excursiones

Avistamiento de ballenas. El paseo dura cerca de dos horas y cuesta desde $ 45.
Los bautismos de buceo, $ 90

Más información

Secretaría de Turismo de Puerto Madryn; (02965) 453504.

En Internet

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por Redacción OHLALÁ!


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