
José Froilán González vive en una casa muy humilde de Boca del Tigre, suburbio de Santiago del Estero. Debajo de su nombre, en la tarjeta personal que entrega, señala Bombos. Cajas. Sachas. Prestigio Mundial. Su forma de vida sencilla no es impedimento alguno para que sea el que construye bombos para los más renombrados músicos de la Argentina.
Un tronco de ceibo se utiliza para el cuerpo principal. "La madera tiene que estar bien seca para que los parches no se arruinen y así mantener un buen sonido -dice Froilán-. Voy al campo; elijo la planta que se va a cortar, que no tiene que tener menos de 25 años. No es fácil determinar cuál está en condiciones de ser utilizada. Lo importante es evitar tirar una planta que después sea inservible para confeccionar bombos. La profundidad de la cáscara del ceibo es la señal que te da la pauta del momento preciso." Las herramientas que utiliza el artesano de los bombos son rústicas y manuales. Hacha, fuego, gubia, martillo, pinza, serrucho. La técnica usada ha sido heredada de un tío. Sobre una de las paredes de su casa se ve una imagen de Cristo pintada por Froilán en sus ratos libres y que lo acompaña en su trabajo, que realiza en el patio polvoriento de su morada.
Luego de la selección de la madera se procede a su secado. "Vas cavando el interior en forma de embudo por cada uno de los extremos hasta que el hueco se una." El parche, la cara interna, cualquier elemento externo o interno, una aspereza, la nivelación, un montón de cosas que se tiene que atender para que el sonido final sea bueno. Hay que atender a muchos detalles. Incluso, la forma cilíndrica del instrumento. "Todo se hace a ojo", comenta el santiagueño. Froilán confecciona bombos desde los 11 años. Lleva más de treinta décadas haciéndolos. Ha provisto del instrumento a muchos grupos conocidos. Al Chango Nieto, Horacio Guarany, los Cantores del Alba. "Cada vez que hago un trabajo me esmero mucho. Me gusta que la gente cuide el bombo porque para mí es como un hijo. Reconozco sin dudar el sonido de mis creaciones", dice, con orgullo, José.
El bombo tiene unas correas para afinarlo. Se les dan los tonos que el músico quiere. Existen varios tipos de bombos: el legüero, de 40 centímetros de diámetro y un largo de 56 cm, para que el sonido no se disperse. "Es un bombo con mucha salida. Con sólo acariciarlo, alcanza." Luego está el bombo mediano, que utiliza la mayoría de los conjuntos musicales, de 35 centímetros de boca. "Imaginate que si es un grupo de cuatro músicos, y tienen que ir todos en el mismo coche, los bombos legüeros no entrarían, pero los medianos sí."
Los parches son de cuero crudo. De cabra u oveja, pero de animal adulto porque tiene más resistencia. "Lo compro en las barracas, que no sean de animales con epidemia. Le pruebo la resistencia antes de usarlo", agrega Froilán. El aro que ajusta el parche se hace de quebracho blanco.
SEGUIR LEYENDO


Lanzamos Wellmess, el primer juego de cartas de OHLALÁ!: conocé cómo jugarlo
por Redacción OHLALÁ!

Gala del Met: los 15 looks más impactantes de la historia
por Romina Salusso

Kaizen: el método japonés que te ayuda a conseguir lo que te propongas
por Mariana Copland

Deco: una diseñadora nos cuenta cómo remodeló su casa de Manzanares
por Soledad Avaca Cuenca
