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Para Woody, todas las escenas conducen a Roma

Cuadro por cuadro, una gira por los rincones menos obvios, pero más encantadores de la Ciudad Eterna que aparecen en la última película de Allen




Al ritmo del famoso Volare , de Domenico Modugno, comienza la última película de Woody Allen, A Roma con amor , ambientada en la Ciudad Eterna. Y, de hecho, no quedan dudas del romance del director con la capital italiana: la gran protagonista de la película no resulta ser ninguna de las historias cruzadas ni ninguno de los actores, sino Roma en sí misma, alegre y soleada en toda su belleza, con sus rincones, conocidos y menos, que revelan su magnetismo.
Roma es de por sí una película que muestra pequeñas historias maravillosas y románticas, todo el tiempo: gran desafío y enorme competencia para cualquier cineasta. Por cierto, la crítica ha sido muy dura con Allen, por lo que se podría inferir que Roma no lo habría inspirado suficientemente para cerrar un mejor guión. Pero lo que sí abunda en A Roma con a mor son imágenes anacrónicas y nostálgicas de los sitios más emblemáticos de la ciudad. Mirados desde la altura de una terraza con vista panorámica, Piazza Venezia, el Colosseo, Piazza Navona, Piazza di Spagna, Piazza del Popolo, Campo dei Fiori, la Fontana di Trevi, el Campidoglio, i Fori Romani, las termas de Caracalla, el Campidoglio, Via Veneto, Piazza di Torre Argentina, Trinità dei Monti, el Ara Pacis, Trastevere, Via del Corso y los jardines de Villa Borghese están todos presentes, en su magnificencia, aunque quizá no en su esencia.
Más allá de estos lugares tan conocidos, el gran mérito de Woody Allen es haber filmado también por barrios menos visitados por el turismo. Estos son algunos de esos rincones menos tradicionales, a los que vale la pena prestar atención durante la película.
1. Piazza Mattei. En el Barrio Judío, una pequeña plaza que, según la leyenda, fue construida en una noche por el duque Mattei para conquistar el corazón de una joven que vivía en el palacio frente a la misma. Acá se encuentra la fuente delle Tartarughe, unas de las más lindas de Roma. Sus tortugas son tan dinámicas que parecen moverse. En la película, por allí aparece Milly (Alessandra Mastronardi), perdida en Roma, que al encontrar a su actor favorito se olvida de todo lo demás. A pocos pasos se encuentra la Taverna del Ghetto, un rico restaurante que ofrece un menú judío-romano muy interesante, justo a pocos metros del pórtico d'Ottavia.
2. La Garbatella. Otro barrio auténticamente urbano no tan conocido por el turismo, que Allen ha rescatado por su unicidad: parece un pequeño pueblo con jardines, casas bajas, mucho bares y restaurantes típicos, como la Nuova Cantinetta, una clásica trattoria romana donde gustar los gloriosos bucatini all'amatriciana, una característica pasta romana. En el film de Allen, en una de esas casas del barrio se lo vee a Begnini entrar y salir de su casa perseguido por los paparazzi.
3. Trastevere. Las pequeñas y pintorescas calles de este barrio tampoco podían pasar inadvertidas para el ojo de Allen, que las aprovechó en varias escenas. Zona de artesanos y talleres se ha convertido en un barrio de moda y cosmopolita con restaurantes, cafeterías y clubes nocturnos, sin por eso perder su antiguo encanto. Elegir un vino de la envidiable carta de la Enoteca Ferrara y comer una pizza en la pizzería Dar Poeta es un programa inolvidable, sobre todo durante los días de semana, cuando Trastevere conserva una paz que pierde notablemente los sábados y domingos.
4. Buenas mesa s. Consciente de que desde la antigüedad las experiencias culinarias forman parte de los vicios romanos, el cineasta ha filmado muchas escenas en mesitas de bares y restaurantes o en la misma cocina. Nostálgico, sentado en el famoso Caffé della Pace, a pocos pasos de Piazza Navona, Alec Baldwin evoca su pasado despertar su pasado en la ciudad. Y del restaurante el Bolognese, de Piazza del Popolo, sale Roberto Benigni, súbitamente famoso, y Ellen Page seduce a Jesse Eisenberg mientras intenta cocinar un plato italiano con productos frescos comprados en el divino mercado de Campo de Fiori.
5. Rione Monti. El nuevo barrio de moda no podía faltar en la película. Entre la mezcla de restaurantes y tiendas de diseño que desde la vía dei Neofiti siguen hasta llegar a Piazza della Madonna dei Monti. Acá se lo vee a Alec Baldwin mientras actúa como voz de la conciencia de Jesse Eisenberg. Es un barrio de residentes, inmigrantes y turistas jóvenes, que llenan restaurantes de perfil más rebuscado como por ejemplo Pipero al Rex, famoso por la mejor pasta alla carbonara de la ciudad. Siguiendo hasta la vía Urbana, en el Monti Tricolore por menos de 15 euros se comen unos panini memorables y se toman cursos de cocina típica italiana, mientras que al lado de la iglesia de Santa Maria Maggiore, uno de los símbolos del barrio, se encuentra la Trattoria Monti, un clásico romano.

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