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Para zambullirse en las marisquerías

Además del menú marino, algunas claves para disfrutar a pleno de la buena gastronomía




CARILO.-- Salir a caminar por las serpenteantes y frondosas calles del balneario es un plan que rinde buenos frutos, aunque abre mucho el apetito. Sin embargo, sobran opciones para satisfacer los paladares más diversos.
Para los que recuerden La Ventola, de Valeria del Mar, sobran las explicaciones, pero para quienes no hayan conocido esta marisquería que hizo época en la costa atlántica, vale decir que Aldo Delgado, creador de ese mítico restaurante, está al mando de la cocina de La Vieja Ventola, ahora en Cariló, en la Plaza de las Palmeras.
El cocinero provoca aplausos con las rabas ($ 13), el cóctel de camarones, la frutata di mare ($ 38, para dos) (rabas, calamarete, cornalitos, mejillones, pescado y camarones); la paella valenciana ($ 45, para 2), el tiburón del atlántico en salsa Ventola ($ 30), los ravioles de centolla ($ 20) y el pulpo a la española (90 pesos).
La Vieja Ventola es el único restaurante de Cariló que abre todos los días, mediodía y noche, y a carta completa. El gerente del establecimiento, Joaquín Bustillo, explicó que "Cariló tiene público todos los fines de semana del año, pero nosotros apuntamos a trabajar todos los días, con gente que se acerca especialmente para comer las delicias de Aldo".

Brochettes y pamplonas

En La Pulpería de Martín Villamil, la primera parrilla de Cariló, no conviene pasar por alto las brochettes ($ 20) y pamplonas ($ 10), así como los corderos, lechones y chivitos al asador (desde $ 16).
Ezequiel y Gonzalo Villamil comandan un equipo que se luce también con las empanadas de carne ($ 2,50), la bondiola de cerdo ($ 12,50) y el matambre arrollado de la casa (18 pesos).
Para los amantes de la cocina alemana, Tante, que también está presente en Pinamar, es una opción tentadora tanto para el almuerzo como para la hora del té.
En Aqua & Farina, las pizzas tienen fama como para competir con cualquier otra opción gastronómica. Salen bien crocantes del horno de barro y pedir otra es casi una obligación.
En la Feria del Bosque, Cauca disfruta de una de las mejores ubicaciones, ya que tiene una terraza ideal para leer los diarios por la mañana y disfrutar de las tortas y chocolates por la tarde.

Maestros del chocolate

Dentro de la Casita del Bosque, bajo la atenta mirada de dos grandes duendes, un libro gigante resume la historia de este establecimiento que ha hecho del chocolate una tradición familiar.
Cuenta el libro que "en 1876, en una pequeña ciudad de Suiza, el señor Peter Daniel elaboró por primera vez chocolate con leche. Era sabido que Daniel era un apasionado de los duendes. Un día soñó que los gnomos entraban en su despensa y sacaban trozos de chocolate, los batían muy bien y los mezclaban con frutos, según la receta del mago más viejo del bosque; obtenían así los chocolates y dulces más ricos de la región.
Parece que Daniel recordaba a la perfección la receta de los gnomos y como cuenta el libro Peter se casó con la hija de Henry Nestlé, un fabricante de leche condensada, y junto a él pudo cumplir el sueño de fabricar chocolates.
El establecimiento en pocos días inaugurará otro local en el balneario, dentro del paseo El Solaz del Caminante.
La fondue de chocolate, con banana, vainillas, almendras, higos, kiwis, frutillas, obleas y otros tantos ingredientes, es la especialidad.

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por Redacción OHLALÁ!

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