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París bohemio

Ateliers hay muchos, pero pocos con ventanales que reflejaron las pinturas de Delacroix y Bouguereau




Los numerosos artistas que vivieron en París trataron siempre de encontrar un atelier con buenos ventanales por los que penetrara generosamente la suave luz de la ciudad. Se construyeron muchos edificios económicos a fines del siglo pasado y comienzos del actual para albergar a esa población bohemia que anhelaba grandes ambientes y una excelente exposición al sol en barrios más bien baratos. (Hoy ya casi no quedan zonas baratas en París.) Naturalmente, también había excepciones: las casas de los artistas famosos llegaron a ser, en algunos casos, verdaderos palacetes, rodeados de parques.
Pero lo que más abundaba, y abunda aún hoy, son los departamentos y los pabellones, a veces de un solo ambiente, muy amplio, con una pared casi íntegramente de vidrio.
Uno de los ateliers más hermosos de París es el de Eugene Delacroix, hoy convertido en museo, en la encantadora placita Furstemberg, en el corazón de Saint Germain, a unos doscientos metros de la iglesia de Saint Germain y del famoso café Aux Deux Magots.
La vivienda de Delacroix se levanta en un ángulo de la plaza, en el número 6, rodeada de exquisitos negocios de decoración y antigüedades. Nada hace sospechar que detrás del austero portón se esconde un cuerpo de edificio muy confortable. La fachada posterior da a un íntimo y bellísimo jardín con bancos. En las tardes de buen tiempo, ese pequeño espacio verde, aislado de todos los ruidos, envuelto en una serenidad campestre, es un lugar ideal para leer o para dibujar. Por cierto, la cercanía del taller del gran pintor francés puede ser motivo de inspiración o de parálisis para un dibujante. Atreverse a dibujar a la sombra del pabellón de Delacroix requiere cierta audacia.
Otro de los ateliers interesantes es el que ocupó Bouguereau, uno de los grandes maestros de la técnica pictórica en el siglo pasado. Se encuentra en el 75 de la rue Notre-Dame-des-Champs, en el barrio de Montparnasse. Las imágenes de Bouguereau, de un realismo fotográfico (sus desnudos parecen casi pornográficos), estaban hechas para gustar al público rico del segundo tercio del siglo XIX. El artista se hizo de una clientela de nobles y millonarios que le permitieron, en 1866, encargar un suntuoso hštel particulier al arquitecto Jean-Louis Pascal. Debajo de un frontón triangular está la vidriera del atelier. Como Bouguereau hacía cuadros de gran tamaño, el estudio tiene una altura de siete metros.
En el 13e. arrondissement , el paseante se encuentra frente a una verdadera aldea destinada originariamente a los artistas: es la Cité Fleurie, en el 65 del boulevard Arago. Los pabellones están rodeados de plantas y de flores, de modo que uno tiene la impresión de hallarse muy lejos de París, en un tranquilo lugar de provincia.

Con luz natural

Los ventanales, protagonistas de la arquitectura, son la señal más clara de que esas viviendas tenían como fin facilitar la tarea de pintores y escultores. La Cité Fleurie fue construida alrededor de 1880 por el arquitecto Hilaire Renaud. En una superficie de 2000 metros cuadrados se alzan las casas, con sus jardines y sus senderos bordeados de castaños. Para que las viviendas resultaran económicas se utilizaron los materiales que se habían empleado para levantar el Pabellón de la Alimentación en la Exposición Universal de 1878. Con el tiempo, allí vivieron los escultores Maillol y Despiau, y nada menos que Paul Gauguin. En realidad, Gauguin pasó por la Cité Fleurie como huésped de su amigo Daniel de Montfreid. Otros habitantes ilustres fueron los pintores Jean-Paul Laurens y César Domela, uno de los fundadores del constructivismo.
También en el 13e. arrondissement , se encuentran la Cité Verte y la Cité des Vignes. A la Cité Verte se tiene acceso por el 145 de la rue Léon-M. Nordmann. Quien se pasee distraídamente puede no llegar a ver el conjunto de casas porque se halla en un pasaje invadido por las plantas.
Ese terreno perteneció a una congregación religiosa, allí se fue instalando un conjunto de artesanos que levantaron unas humildes viviendas con materiales tomados de demoliciones.
Poco a poco, los artesanos fueron reemplazados por artistas como Mario Busato-Strauss, especializado en esculturas de animales, amigo de Henry Moore y el pintor Henri Cadiou. Frente a la Cité Verte se halla la Cité des Vignes, construida en estilo art déco a mediados de los años 20.
Cada vez son menos los restos del pasado bohemio de París, de modo que esas reliquias edilicias son disputadas por artistas, escritores y familias poco convencionales. Para los que vagabundean por las calles, esas construcciones que recuerdan la provincia, el campo o simplemente tiempos más simples suscitan la sorpresa, la curiosidad y la ensoñación.
Por Hugo Beccacece
De la redacción de La Nación

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