Newsletter
Newsletter

Parque Kruger: Sudáfrica y sus cinco grandes

Es un lugar muy elegido para ir tras los famosos Big Five. No siempre se dejan ver, pero ésta es la reserva más visitada para obsevar elefantes, leones, leopardos, rinocerontes y búfalos




PARQUE NACIONAL KRUGER, Sudáfrica.- "De los cinco grandes, van a ver cuatro. ¿Cuáles? No sé. Pero van a ver cuatro." El guía Dumisani Tsimango se muestra absolutamente seguro de que con él ningún visitante se va de esta enorme y famosa reserva sudafricana sin haber visto al menos un 80 por ciento de los llamados Big Five , los cinco mamíferos a los que todos quieren acercarse: el león, el elefante, el leopardo, el búfalo y el rinoceronte. No sabe cuáles, pero siempre son cuatro.
Dumisani dice que su nombre significa orgulloso en swazi, uno de los once idiomas oficiales en Sudáfrica. Y su orgullo justamente estará en juego durante las próximas 48 horas de safari por apenas una pequeña parte de los dos millones de hectáreas del Kruger, que se extiende 350 kilómetros de Norte a Sur y 60 de Este a Oeste.
Cada año más de un millón de turistas llega a este increíble e imperdible reservorio de la fauna subsahariana. Con 38 años y 14 como ranger , Dumi tiene clarísimo que la mayoría trae una especie de lista de compras de cinco ítem (que puede incluir también, de paso, hipopótamos, jirafas, cebras y otros actores secundarios ) para ir tachando de a uno los Big Five. Que no lo consiga implica una decepción equiparable a comprar un paquete a Disney y regresar a casa sin haber visto al Ratón Mickey.
Pero no hay garantías. No puede haberlas. Esa es precisamente una gran diferencia entre un parque nacional y un zoológico: acá los animales están libres y si no tienen ganas de dejarse ver, por grandes que sean, habrá que volver en otra oportunidad. Puede fallar, aunque Dumi mueva la cabeza de lado a lado diciendo que no y repita su mantra, que nunca le pasó, que todos ven por lo menos cuatro, sólo que no sabe cuáles.
Corre con algo de ventaja. Es guía del Jock, uno de los lodges privados en la parte sur del Kruger, de la cadena Mantis Collection. Esto es bueno por dos cosas: primero, sus grupos duermen dentro del parque, por lo que no tienen el límite horario para hacer safaris de quienes ingresan sólo por el día. Segundo, el Jock cuenta con una concesión de 6000 hectáreas propias dentro del Kruger, que Dumi puede explorar off road , desconociendo a gusto el sendero en su Land Rover, que hace camino al andar.
Lodges como el Jock (debe su nombre al héroe canino del clásico de sir Percy Fitzpatrick, Jock of the Bushveld ) conjugan sorprendentemente bien dos elementos casi antagónicos: lujo y vida salvaje. Este en particular cuenta con doce amplias suites con aire acondicionado y detalles de película (gran bañera, cama king size con mosquitero, deck privado sobre el río Mitomeni) y con una gastronomía digna de cualquier downtown del mundo.

Preparen las cámaras

Con el Jock o con otro anfitrión, el programa típico es de dos salidas diarias de aproximadamente cuatro horas, una al amanecer y otra a la tarde, como para terminar con la caída del sol. Y en la primera Dumi pasa no menos de dos horas manejando casi sin hablar, mirando a cada lado, señalando de vez en cuando un aguilucho o un camaleón que de ningún modo convencen a quienes esperan ver, entre otros, al peligroso rey de la selva o, en este caso, de la sabana. Unos impalas al costado del camino levantan un poco los ánimos, pero pronto habrá tantos que no alcanzarán a mantener el interés.
Cuando Dumi parece estar pensando más bien en alguna chica swazi, de pronto frena junto a una pila de excremento y dice: " Lion . Macho. Va para allá". Gira 180 grados y emprende una marcha más rápida, que acelera también el entusiasmo de los demás. Y, como para crear mayor clima, da algunas instrucciones en tono de advertencia: "Cuando estemos cerca del león, no se paren, muévanse lo menos posible, no hagan ruido, no hablen...", dice el guía, que lleva un rifle a mano (y enfundado, siguiendo el reglamento del parque).
Pero nada, del león ni noticias. Ahora Dumi parece levemente preocupado, lo cual es bastante si se tiene en cuenta que no es muy expresivo. Controla con algún colega por radio (que se oye como la grabación invertida de un relato de fútbol) y entiende que perdió la pista, que por acá no encontrará ningún león, pero que no muy lejos hay unos perros salvajes. Entonces vuelve a cambiar el rumbo. Pero tampoco logra dar con ese premio consuelo.
En cada salida se repite algo similar. Hasta que en una vuelta, casi accidentalmente, aparece un Big Five. En una oportunidad son seis elefantes de mal humor. En otras, una leona con sus crías aprovechando el calor del asfalto de uno de los caminos, dos rinocerontes esquivos o un búfalo solitario. Todos menos el leopardo, que es tradicionalmente más huidizo. Se puede dar en cualquier momento, frecuentemente cuando el Land Rover vuelve al lodge tras horas de búsqueda infructuosa. Los cinco grandes son como la inspiración: se sabe que andan por ahí, se los puede buscar, pero aparecen en el momento menos pensado, fuera de programa.
En distintos casos, Dumi puede llegar primero y detenerse junto a las presas (fotográficas) y luego se irán sumando otro safari-móvil y coches particulares, o bien se cruzará con otros que ya hicieron el descubrimiento antes. Casi siempre terminan tres o cuatro vehículos llenos de caras de asombro y cámaras, a pocos metros de un integrante del bloque de los cinco .
Al final, Dumi está contento, cumplió su promesa. Detiene el Land Rover sobre una colina para ver el sol desaparecer en el horizonte y sonríe como nunca en 48 horas de safari, comidas y largas sobremesas en el deck del Jock. Arma una mesita de camping, saca algo de carne seca, prepara unas copas de aluminio y descorcha un Guardian Peak Syrah. Se lo ve aliviado, a pesar de que asegure nunca haber dudado de que serían al menos cuatro de los cinco grandes, aunque no sabía cuáles. "Siempre son cuatro", repite, recortado contra el cielo naranja.

Ubicación, alojamiento y cambios positivos

PARQUE NACIONAL KRUGER.- Más de 300 tipos de árboles, 114 especies de reptiles, 49 de peces, 34 de anfibios, 507 de aves, 147 mamíferos... La fórmula del centenario Parque Nacional Kruger es contundente. Eso, además de una conveniente ubicación, accesible con una conexión corta desde un aeropuerto internacional como el de Johannesburgo, y comodidades para todo presupuesto, lo convierten en la principal atracción turística de Sudáfrica y en el lugar más elegido para hacer safaris.
Ya en 1927 los primeros turistas pagaban una libra para recorrerlo en auto. Hoy, la entrada cuesta más (unos 60 pesos), pero las opciones también son mayores. Se puede visitar por unas horas (lo que no alcanza para mucho) o parar en cabañas, bungalows, campings y lodges, que a veces cuentan con una reserva privada, dentro o adyacente al parque.
El gran atractivo, claro, son los llamados cinco grandes (león, rinoceronte, leopardo, elefante y búfalo), siempre buscados en los safaris. Pero también hay pinturas rupestres y ruinas; excursiones en mountain bike y caminatas, y hasta picnics gourmet en plena sabana.
Otra novedad de los últimos tiempos es la integración del Kruger con parques vecinos de Mozambique (Limpopo) y Zimbabwe (Gonarezhou), hito que resultó en una enorme zona de preservación, el Greater Limpopo Transfrontier Park.
Según el más reciente relevamiento, en el parque habitan 25 mil búfalos, 350 rinocerontes, 1000 leopardos, 2000 leones y 12 mil elefantes. El caso de estos últimos es curioso: mientras que años atrás corrían peligro de extinción, hoy son demasiados, por lo que están siendo relocalizados en otros parques.
Definitivamente, los tiempos han cambiado en Sudáfrica. También en aspectos que no tienen que ver con lo ecológico. Hasta los años ochenta, en el Kruger los visitantes negros sólo podían alojarse en un precario campamento, entre otras limitaciones. En 1998, a cuatro años de las primeras elecciones libres en el país, fue designado el primer director negro en el Kruger, David Mabunda, ahora a cargo de Parques Nacionales de Sudáfrica.

Datos útiles

Cómo llegar

Normalmente se llega al Kruger viajando a Johanesburgo o Ciudad del Cabo y, desde allí,a uno de los tres aeropuertos vecinos del parque: Phalaborwa, Hoedspruit y Mpumalanga.
Malasya Airlines es la única compañía que vuela directo de Buenos Aires a Ciudad del Cabo. Las tarifas parten desde los 1400 dólares.
De Johanesburgo al parque en auto, el viaje varía según a cuál de las nueve entradas se vaya, pero casi siempre será de entre cuatro y seis horas. La entrada más cercana a esta ciudad es la de Numbi, a 411 kilómetros.

El Parque

Normalmente incluido en los paquetes turísticos, el acceso al parque cuesta, para extranjeros, por el día, 120 rands para adultos y 60 para menores de 12 años. A 6,85 rands por dólar. Los horarios de apertura varían en distintos meses del año. En julio, abren a las 6 y cierran a las 17.30. En agosto y septiembre abren a la misma hora, pero cierran a las 18.

Paquete

Entre los más variados paquetes en el mercado, la agencia Seventur ofrece uno de ocho días con dos noches en el Jock Safari Lodge ( www.jocksafarilodge.com ) y tres en Ciudad del Cabo, entre otros puntos, con alquiler de auto y aéreos por Malaysia Airlines: desde 1699 dólares, más impuestos, por persona, base doble. Contacto: 4326-1529, office@seventur.com .

Qué malaria

El Parque Kruger no es zona libre de malaria, por lo cual es necesario tomar algunas previsiones. Antes de viajar es aconsejable consultar con un médico especialista, que seguramente recomendará tomar la medicación adecuada. Normalmente se trata de cuatro píldoras que se toman cada siete días desde una semana antes de llegar al Kruger.

Clima

El verano es la estación de lluvias, de octubre a marzo. El invierno es seco y cálido. En cualquier estación, considerar que los safaris suelen hacerse de madrugada o al anochecer, cuando la temperatura es más baja y se necesita abrigo. Las lluvias dan mayor color al paisaje normalmente árido, pero también hacen más difícil ver animales entre la vegetación.

En Internet

www.sanparks.org (sitio oficial de los Parques Nacionales de Sudáfrica)

¡Compartilo!

SEGUIR LEYENDO

¿Cuáles son los mejores lugares para probar este clásico postre italiano?

¿Cuáles son los mejores lugares para probar este clásico postre italiano?


por Redacción OHLALÁ!

Tapa de revista OHLALA! de marzo con Griselda Siciliani

 RSS

NOSOTROS

DESCUBRÍ

Términos y Condiciones


¿Cómo anunciar?


Preguntas frecuentes

Copyright 2022 SA LA NACION


Todos los derechos reservados.

QR de AFIP