Newsletter
Newsletter

Parque Nacional Perito Moreno: el camino del tehuelche

Siguiendo los pasos de sus antiguos habitantes se puede recorrer uno de los escenarios montañosos más imponentes del país, que por ahora se mantiene al margen del boom turístico de la zona




PARQUE NACIONAL PERITO MORENO.- En la inmensidad de la Patagonia todavía hay lugares por descubrir, inexplorados, misteriosos. Lugares que aún hoy parecen vedados al hombre blanco, que rara vez los visita.
Bajando por la emblemática ruta 40, luego de pasar por el poblado de Bajo Caracoles, exactamente 100 kilómetros al Sur, nos encontramos con el cruce de las Horquetas. Allí nace la ruta provincial 37 hacia el Oeste.
Paralelo a la ruta corre con innumerables meandros el río Belgrano. Este valle encantado del río es un cañadón gigante que alberga misterios en sus pronunciadas barrancas. Por aproximadamente noventa kilómetros, el río serpentea hasta llegar al Parque Nacional Perito Moreno, no al ventisquero que lleva el nombre de este prócer, sino al mismo parque, distante del Parque Nacional Los Glaciares unos 500 kilómetros al Sur por ruta. Al final del valle se puede apreciar el monte más alto de los Andes patagónicos, el majestuoso San Lorenzo, una masa de tres grandes extremos que se acercan con sus casi 4000 metros a acariciar el cielo.
Todo este camino hasta el parque lo hacían los ariscos y nómadas tehuelches, cazando sus esenciales presas. Este Camino del Tehuelche atraviesa numerosas estancias que albergan tesoros rupestres, arqueológicos, antropológicos, y naturales expresados en su asombrosa flora y fauna. Desde una de estas estancias, Sierra Andía, partimos con el derrotero de la Cordillera y el objetivo de alcanzar el Parque Nacional Perito Moreno.
En 1900, Clemente Onelli, profundo conocedor de la Patagonia, fue contratado para actuar con las comisiones demarcadoras que trabajaban a lo largo de la Cordillera. Emprendió entonces un largo viaje desde el norte patagónico y llegó al lago Belgrano, en territorio del actual Parque Nacional Perito Moreno, atravesando extensas pampas y estepas desde el lago Puerreydón, cruzando la "pampa de la Chispa" y pasando por la Meseta del Aguila.
En su recorrido por esta meseta y la de Pampa del Asador encontró un afloramiento de obsidiana, el único de la Patagonia Austral; el Cerro Pampa, que describe en estos términos: "La senda indígena había desaparecido, volví a encontrar sus rastros en un portezuelo de ese cordón basáltico; los aborígenes deben haber tenido allí su arsenal de guerra, porque la barranca tiene hermosos bloques de obsidiana y todo el suelo está sembrado de escamas, residuos de las flechas allí extraídas y confeccionadas".
El mismo Onelli describe el maravilloso valle del río Belgrano y el lago homónimo de esta manera: "Lo divisé en el bajo, azul como turquesa de Kiraz, y rodeado por renegridas montañas a pique. Pero desde allí, la que grandiosa coronaba la escena era una gigantesca masa de hielo azulado que dominaba absoluta todo el paisaje: era el coloso andino del Sur, el monte San Lorenzo, que con toda su mole, enorme, se destacaba soberbio sobre el cielo en un día despejado".
En el camino de este valle puede experimentarse algo absolutamente diferente del resto de la Patagonia, la soledad, la nada, extensiones increíbles absolutamente deshabitadas, pero llenas de historias de tehuelches.
Los tehuelches, al llegar a lo que hoy es el Parque Nacional Perito Moreno, se encontraron con un paleolago que ahora alberga ocho lagos maravillosos con los colores más increíbles que se pueda imaginar. Siete de esos lagos, el Belgrano, el Azara, el Mogote, el Nansen, el Volcán, el Península y el Escondido desembocan en el océano Pacífico y sólo el Burmeister desemboca en el Atlántico.
Este maravilloso lugar está aún casi inexplorado. Para tener una vaga idea de la soledad de este sitio y de lo novedoso que es, pese a lo antiguo, podríamos citar datos de Parques Nacionales: mientras el Parque Los Glaciares es visitado por aproximadamente un millón de turistas por temporada, el Perito Moreno sólo recibe unas 1200 personas.
Entre muchas explicaciones, hay una bien simple. A pesar de contar con alojamiento en dos estancias turísticas de la zona, Menelik y La Oriental, el gran problema es el combustible. El parque dista más de doscientos kilómetros tanto de la localidad de Gobernador Gregores, al Norte, como de Bajo Caracoles al Sur. Esto se traduce en una falta de autonomía difícilmente soslayable. Salvo que se cuente con tanques extras o que el pasajero se aloje en una de las estancias, donde se auxilia al huésped con algo del escasísimo y oneroso combustible, no podrá volver, o podrá hacerlo sin haber recorrido el parque, de algo más de cien mil hectáreas.

Crecimiento a futuro

En el Camino del Tehuelche no existe una ruta formal construida por los antiguos pobladores, como el Camino del Inca en Perú, sino un maravilloso rosario de vestigios como la obsidiana trabajada, a la que se refiere Onelli, en el trasegar laborioso de la senda del guanaco. Hablemos solo del parque. Fueron colonos suecos unos de los primeros hombres blancos en explorar esta hermosura de la naturaleza. Uno de ellos la describía de esta manera, en 1911: "Yo desafío a cualquiera a que me muestre un escenario montañoso más variado y grandioso que el del oeste de la cuenca del Azara-Nansen".
Hoy día, lo que visitan los 1200 osados que se internan en esta aventura son sólo tres de las maravillas: la península del lago Belgrano y su istmo; El Rincón, con el río lácteo y el lago Volcán, y finalmente el lago Burmeister. El resto del parque es solamente para la flora y fauna, o para verdaderos intrépidos, pero el resultado es magnífico.
El parque es un lugar reservado para privilegiados. Pero todo este Camino del Tehuelche será pronto visitado, según mediciones de Parques Nacionales, por unas quince mil personas. Esto se debe al asfalto, al progreso, a la columna vertebral de nuestro país conocida como "la 40".
Al principio serán quince mil, luego quién sabe. En esta última temporada, en uno de los lagos del parque, unos viajeros comentaron, a nosotros y a los valerosos guardaparques: "Venimos de El Chaltén, que es la calle Florida. Espero que esto quede como está ahora, para siempre".
Un grupo de arqueólogos encabezados por el doctor Rafael Goñi, que trabaja en la zona hace más de veinticinco años, nos habló del tesoro arqueológico del parque. Es un monumento cultural invalorable. Son innumerables los picaderos de flechas, parapetos, cuevas rupestres, chenques y tesoros tehuelches, como también el reservorio de aves, el endémico Macá Tobiano, en la gran cantidad de lagunas que se encuentran en la región. Y son patrimonio inalienable del pueblo argentino y de la humanidad toda.
Pero muchos coinciden en que, si la explosión turística se produce, Parques Nacionales deberá actuar de manera más que responsable; su labor hasta ahora ha sido impecable. La región inevitablemente se abrirá con el asfalto, el turista responsable y el irresponsable la visitarán. Parques Nacionales custodiará los tesoros. Los baquianos, viejos gauchos y estancieros seguirán trajinando y cuidando nuestros mágicos parajes.
También el espíritu tehuelche. Por muchísimos años fueron sólo ellos los habitantes de estos parajes, sólo ellos y el guanaco y el choique. Las pinturas rupestres de más de diez mil años muestran su presencia. Con los años, fueron desapareciendo, pero estar, están.

Rafael Martínez de Sanzo

Datos útiles

Cómo llegar

El Parque Nacional Perito Moreno está a 220 km de Gobernador Gregores, que se encuentra sobre la ruta provincial Nº 25. Desde esta localidad hasta el parque hay 130 km de camino consolidado y 90 km de camino secundario.
Desde la localidad de Perito Moreno se llega por la ruta nacional Nº 40 hasta el cruce con la ruta provincial Nº 37, por la que se arriba al parque.
Gregores es la localidad más cercana con estación de servicio. Es conveniente llevar combustible extra para visitar el área.

Paseos

Algunas excursiones posibles, según el Parque Nacional, son:
  • Ascensión del cerro León: comienza en la Estancia La Oriental y su duración aproximada es de 4 horas, de ida y vuelta. Ofrece una vista panorámica y la posibilidad de observar cóndores en vuelo.
  • Senda Natural Península Belgrano: comienza en el istmo del lago Belgrano, y dura de una o dos horas recorriendo la zona de transición estepa-bosque.
  • Laguna del Mié: a 6 km, camino al Burmeister, y en el trayecto se pasa por lagunas con numerosas aves.
  • Ascenso al cerro Mié: se recomienda esta visita en días despejados y con el asesoramiento de los guardaparques.

Caminatas de uno o dos días

  • Al lago Burmeister: se atraviesa bosques de lengas.
  • El Rincón: destino o punto de partida. Se puede ver los rastros de los colonos.
  • Al lago Volcán: este lago gris glaciar nos acerca al corazón del Parque Nacional. Se puede dejar el auto a 3 km de El Rincón, y caminando 5 km se llegará a su costa.

Caminatas de tres o cuatro días

  • Al Puesto del Nueve: desde el final del camino vehicular frente al cerro Mié, bordeando la costa este y sur del lago Belgrano, en 5 horas se llega al antiguo puesto de ovejeros que ofrece abrigo y es base para explorar los alrededores.
  • Al valle del cerro San Lorenzo, fuera del Parque Nacional: desde El Rincón se avanza 5 km con vehículo simple. Con un todoterreno, el camino termina en un área de acampe agreste. Desde allí, después de 9 km, entre 2.30 y 4 horas, el valle lo lleva, sin cruzar el río, hasta el viejo puesto.

Más Información

¡Compartilo!

SEGUIR LEYENDO

¿Cuáles son los mejores lugares para probar este clásico postre italiano?

¿Cuáles son los mejores lugares para probar este clásico postre italiano?


por Redacción OHLALÁ!


 RSS

NOSOTROS

DESCUBRÍ

Términos y Condiciones


¿Cómo anunciar?


Preguntas frecuentes

Copyright 2022 SA LA NACION


Todos los derechos reservados.

QR de AFIP