
Patagonia: cinco buenos lugares para ver pingüinos
30 de octubre de 2016

1 Punta Tombo: la más populosa

Punta Tombo
Ciento setenta kilómetros al sur de Puerto Madryn, la mayor pingüinera del país es uno de los grandes atractivos de la Patagonia. El sitio cuenta con una importante infraestructura turística para orientar e informar a la gran cantidad de visitantes que recibe, especialmente durante enero y febrero. Los pingüinos llegan a la costa para aparearse a partir de fines de agosto. Durante el verano crían a sus pichones y para el otoño regresan al mar. Los científicos notan actualmente una leve reducción de la colonia, fenómeno que atribuyen a la sobrepesca y a los cambios climáticos, pero no a la presencia de los visitantes, que no parecen afectar a las aves. En Punta Tombo es común además ver choiques, guanacos y muchas especies de aves marinas que nidifican en la zona: gaviotas, skúas, cormoranes, patos y ostreros.
2 Isla Pingüino: viva la convivencia

Isla Pingüino
Esta pequeña isla está en el Atlántico Sur, a tres kilómetros de la costa y unos 20 al sur de Puerto Deseado. Es el único lugar turísticamente activo en el sur del país donde conviven dos especies de pingüinos: el de Magallanes y el de Penacho Amarillo. Ambos comparten la isla con skúas y otras aves marinas. Las excursiones parten de Deseado y permiten caminar hasta las rocas donde viven estos llamativos pingüinos con largas plumas amarillas en el lugar de las cejas. Durante mucho tiempo la isla fue un apostadero para los barcos que navegaban a lo largo de las costas sudamericanas. La gran colonia de lobos marinos que vivía allí antaño fue diezmada por cazadores que vendían su grasa a una fábrica en Puerto Deseado. También sirvió de base para un apostadero de la marina argentina, cuyas ruinas están ocupadas hoy por nidos de pingüinos de Magallanes. El único edificio todavía en funcionamiento es el faro.
3 Cabo Dos Bahías: la alternativa a Punta Tombo

Cabo dos Bahías
En la región de Camarones, en el sur de la provincia de Chubut, esta área natural protegida es un verdadero paraíso para avistar fauna. Un camino de ripio lleva desde la casa del guardaparque hasta la costa, donde se encuentra una gran colonia de pingüinos de Magallanes. Las instalaciones son básicas y se resumen a un estacionamiento y una pasarela para cruzar la pingüinera sin molestar a las parejas en sus nidos. La presión turística es infinitamente menor que en Punta Tombo, incluso en verano. El marco natural es muy llamativo, con rocas de distintos colores y un campo poceado por miles de nidos. En el camino es altamente probable tener que parar para dejar pasar choiques, bandadas de guanacos y maras. La reserva está incluida dentro del Parque interjurisdiccional marino costero Patagonia Austral, que a su vez es parte de la Ruta Azul, el itinerario que une los parques nacionales costeros y marinos de las costas de Chubut y Santa Cruz.
4 Ría Deseado: vamos a la playa

Ría Deseado
El río Deseado formó un estuario sumergido por las mareas altas. Así se originó un ecosistema muy rico en nutrientes tanto para aves como peces y mamíferos marinos. En el medio de esta formación geográfica llamada ría, se encuentra la Isla de los Pájaros. Se visita durante las excursiones embarcadas desde Puerto Deseado y se llega a su playa de canto rodado para bajar del gomón en medio de una colonia de pingüinos de Magallanes. Durante la visita, los guías que acompañan obligatoriamente a cada grupo, indican con precisión dónde se puede caminar para dar la vuelta a la isla (tiene apenas unos cientos de metros en su largo máximo) sin molestar a las aves. Durante la visita y el resto de la navegación se avistan cormoranes, petreles, gaviotas, skúas y ostreros.
5 Cabo Vírgenes: la más austral
Este punto geográfico es el más austral de la parte continental del país. Y es también donde arranca la Ruta 40. Los primeros europeos que conocieron el cabo fueron Magallanes y sus marinos, y medio siglo más tarde hubo un intento de fundar una ciudad en este lugar estratégico. Por suerte para el medio ambiente, la idea no prosperó y el cabo conservó el aspecto que tenía originalmente. Allí está la segunda pingüinera más populosa de la Patagonia. Es también la más austral de la Argentina continental. Además de los pingüinos de Magallanes, los demás atractivos del lugar son el faro, una confitería que abre en verano y el cartel del km 0 de la Ruta 40.
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