Decir Península Valdés es decir ballenas, sin duda; pero también es decir turismo natural y de aventura. Es que su extensa geografía es un verdadero paraíso ecológico que permite disfrutar de un encuentro cercano con la naturaleza en el más puro estado virgen.
Y esta Semana Santa extendida es una excelente oportunidad para dejarse tentar por Península Valdés y sus alrededores. Es que en esta época si bien las ballenas ya no están, se puede disfrutar de las otras maravillas naturales que ofrece el lugar.
En ese sentido, hasta fines del mes próximo las orcas son las protagonistas. Concentradas en la zona de Punta Norte y Caleta Valdés, en los extremos septentrional y oriental del istmo, respectivamente, en esta época estos enormes delfines y sus crías se encuentran a muy poca distancia de la costa a donde se acercan para alimentarse de los cachorros de lobos marinos, para realizar lo que se conoce como varamiento : cuando la marea está baja, nadan a gran velocidad hacia la playa hasta salir del agua y quedar encajadas en la arena y sobre los lobitos, para luego regresar con su presa al agua, en un espectáculo único que sólo se da en esta parte del mundo.
También por estos días y hasta mediados de abril es posible mezclarse con los pingüinos. En la estancia San Lorenzo, establecimiento privado muy cerca de Punta Norte al que se accede abonando una entrada, todavía hay decenas de miles de pingüinos magallánicos que enseñan a sus crías a nadar y alimentarse antes de comenzar la emigración.
Más hacia el Sur, en Caleta Valdés, lugar ideal para tener una aproximación a las toninas, los lobos y los elefantes marinos, que tienen colonias permanentes en esta zona, y también para maravillarse con la impactante geografía de esa formación natural de unos 25 kilómetros de largo, que semeja un brazo desprendido de la tierra y que se conecta con el mar por una pequeña boca. Esta apertura tenía hace años unos 600 metros de ancho, hoy apenas supera los 150, y se estima que dentro de poco tiempo se unirá al continente.
En el extremo sur de la península, casi donde la costa dobla hacia el Oeste, está Punta Delgada, con su histórico faro (fue dependencia de la Armada Argentina hasta hace unos años, cuando la propiedad fue vendida y convertida en un hotel de campo) y sus colonias de lobos y elefantes marinos que por estos días se encuentran en la zona conocida como El Arenal para mudar de pelo y aparearse.
Las posibilidades turísticas de la zona no se agotan en los paisajes o en los atractivos naturales, ya que Península Valdés ofrece alternativas para todos.
Entre las actividades outdoor, Semana Santa, por el clima benigno, es ideal para realizar salidas en 4x4 por la estepa patagónica; excursiones a los cerros vecinos; paseos por reservas naturales; avistamiento de aves y otros animales (abundan guanacos, ñandúes, maras, zorros colorados, por ejemplo); paseos en kayaks; cabalgatas, y por supuesto las infaltables salidas de buceo, ya sea en inmersiones de bautismo, para nadar junto a los lobos marinos, o descubrir las maravillas del mar ocultas entre los restos de alguna embarcación hundida en la zona.
Los visitantes más urbanos pueden optar por recorrer Puerto Madryn, la ciudad cabecera de la zona, donde la oferta de programas culturales y recreativos es abundante. Imperdibles: el Ecocentro (centro de interpretación ecológica de primer nivel), el Museo Oceanográfico y de Ciencias Naturales y el Museo de Arte.