
Perdidos en la traducción, capítulo mexicano
1 de noviembre de 2009

Los viajes por los países de habla hispana tienen un plus: se puede conversar mucho más con los locales que cuando apenas se balbucean unas palabras del idioma o, en el peor de los casos, uno se hace entender con señas.
Es más fácil profundizar en temas cotidianos y también darse cuenta de que paradójicamente no hablamos el mismo idioma, aunque parezca.
Por supuesto que no hay que andar con el diccionario en la mano, pero los modismos dan cuenta de cómo la lengua está viva y sigue mutando.
Los mexicanos, por ejemplo, tienen un baúl lleno de expresiones y palabras con una acepción diferente a la nuestra. Algunos, ya familiares, importados de las telenovelas de Verónica Castro y del Chavo, pero otros se van descubriendo en el camino.
Si le pregunta a un empleado del hotel dónde está la pileta, seguramente lo mirará extrañado y lo mandará derecho al baño en vez de a la alberca, donde se puede nadar.
En México las rubias son güeras, a los muy listos se les dice truchos y los chicos son morros o chavos.
Cuando algo es grasa utilizan el término naco y les encantan las chelas bien muertas (cervezas bien frías) con cacahuates (maníes).
En los restaurantes también ayuda conocer el idioma . El jugo de toronja es de pomelo; el aguacate, palta, y los chiles, ajíes, en muchos casos extremadamente picosos . A los porotos los llaman frijoles y al tomate rojo, jitomate. Y acepte sin inconvenientes si lo invitan con una botana, que es una entrada o picada.
Si quieren que uno les alcance o les dé algo piden que se los regalemos. ¿M e regalas la sal? o ¿me regalas la hora? (aunque uno piense que quieren el reloj, no es así).
En caso de tener frío se ponen una chamarra y la cartera (nuestra billetera) la ponen en la bolsa (nuestra cartera).
Si a la noche le recomiendan el antro de moda, vaya tranquilo que son los boliches clásicos y a la hora de viajar, no pregunte por la parada de los colectivos, sino de los camiones.
Entre los vocablos españoles también se suman expresiones del náhuatl, lengua nativa azteca, con reconocimiento como idioma oficial y más de un millón y medio de hablantes. Se escuchan a diario palabras como aguacate, cacahuate, camote, chapulín, chile, chipotle, coyote, cuate, guacamole, jícama, mezcal, mole, peyote, tamal y tianguis, entre muchas otras, perfectamente integradas.
Siempre hay palabras prohibidas , las que nos recomiendan que no digamos cuando vamos a tal lugar o que nos reímos cuando un extranjero las dice..., porque en realidad quieren decir otra cosa.
En este caso los argentinos mirábamos asombrados cuando los mexicanos alababan lo rica que es la cajeta (dulce de leche de cabra) o nos regalaban una cachucha (gorra) a viva voz.
Y eran ellos los sorprendidos cuando comentamos como si nada que un jugador le chingó a la pelota, para ellos una de esas expresiones vulgares que mejor no pronunciar delante de la abuela. Tiene muchas acepciones y es de las más usadas.
Ah... El ahorita , no necesariamente es ahora. Puede ser dentro de media o una hora, o más. Paciencia... Una palabra que no admite una traducción literal.
¡México es padrísimo!
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