Habiendo ganado el año pasado una beca para hacer un curso de Lengua Italiana en Perugia, partí sin imaginar que pronto descubriría una ciudad que brinda a todo el que la visita un encanto muy especial. En Umbria, entre colinas y montañas, es llamada "el corazón verde de Italia". Y ciertamente, hasta donde llega la vista todo es vegetación, paz, belleza.
La arquitectura de la ciudad se remonta a la época de los etruscos, siglo XIII, con su hermosa fuente Maggiore, una compleja proeza de ingeniería hidráulica y magnífica obra escultórica; el Duomo; el Palazzo dei Priori; la Galería Nacional de Umbria... en fin, innumerables sitios para ver y admirar. La gente es amable y atenta. En muchas casas cultivan sus propios olivos para hacer el famoso aceite y no hay que dejar de probar sus exquisitas trufas y hongos, sin olvidar, por supuesto, los chocolates Baci Perugina.
El festival de jazz top de Europa, según los expertos, se celebra en Perugia en julio, con conciertos en teatros y al aire libre. Desde Perugia se visita Assissi, en un trayecto de 25 minutos, con las hermosas basílicas de San Francisco y de Santa Clara. Pude conocer la ciudad medieval de Gubbio, el lago Trasimeno, Orvieto, las cataratas de Marmore. Por cierto, me enamoré de Perugia. Y este año, en agosto, volví para hacer otro curso en la famosa Università per Stranieri, pero no pude recuperar mi corazón: todavía sigue allí...
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