Plácidas vacaciones con el ritmo de Arraial

Arraial D'Ajuda se encuentra a seis kilómetros de Porto Seguro y a no más de diez minutos en balsa. Desde el primer contacto uno puede percibir un clima apacible e intimista que desconcierta, en contraste con el movimiento de Porto Seguro.

Del otro lado del río, un escenario impactante le da la bienvenida al turista, el cual encuentra allí historia, naturaleza y, especialmente, un ambiente sereno y pacífico. Los nativos poseen un ritmo particular, sin apuro ni preocupaciones, incluso hasta dicen que existe un sistema horario bahiano, en el cual los minutos son más largos.

La música suena a todo volumen en playas, locales y hasta en las balsas que cruzan el río, superponiéndose entre sí. La gente se saluda por la calle, incluso sin conocerse, y obligan a uno a incorporarse a ese sistema de códigos.

Las playas de Arraial ofrecen un espectáculo único por sus acantilados teñidos de rojo, que contrastan con la vegetación selvática que los rodea. Una de las más hermosas es la Praia da Pitinga, a dos kilómetros de Mucugé, la playa principal de Arraial.

Allí es común ver una gran cantidad de vendedores ambulantes, que ofrecen desde collares hechos con caracoles marinos hasta carritos de milho (choclo) y coco, para beber. También hay pequeños restaurantes sobre la playa, para saborear rabas y sándwiches de frango (pollo) o de atún.

La calle principal de Arraial se llama Estrada do Mucugé, el corazón comercial de la pequeña ciudad. Un gran mural de llamativos colores denomina a este lugar a rua mais charmosa do Brasil (la calle más hermosa de Brasil). Allí se ofrece una gran variedad de restaurantes, bares y tiendas para todos los gustos. La lambada y la bossa nova se escuchan en cada uno de los locales de esta peatonal, dándole al paseo un clima aún más especial y exótico.

Hace diez años, Taca nunca hubiera creído que hoy sería dueño de un exitoso restaurante de pastas en un pequeño pueblo bahiano. Cansado de manejar camiones para la fletera de su padre en Pompeya decidió pasar unas vacaciones en Arraial. Una segunda visita lo convenció de que ese era su lugar. Sin embargo, no llegó solo. Su máquina de hacer pastas lo acompañó y fue su pasaporte hacia el éxito empresarial. Recientemente ha inaugurado un local de empanadas, cuyo nombre da cuenta de su origen: Che. Hoy está adaptado al ritmo apacible de Arraial y su actitud emana calma y serenidad.

Tudo bem, nos dice Cristian. Enseguida reconozco que su acento no es innato y al mismo tiempo, él reconoce en nosotros el espíritu argentino, que se distingue con facilidad. Cristian es argentino, más precisamente de Palermo, y hace un año que decidió huir de la rutina de la ciudad para asentarse en Arraial. Trabaja en un pequeño bar sobre la Praia do Pescadores, y a pesar de que extraña su tierra, asegura que es más feliz que nunca. "Acá conseguís trabajo rápido y se paga muy bien", cuenta, mientras nos acerca un suco de abacaxi.

El que visita Arraial D'Ajuda no puede ignorar el pasado histórico que caracteriza a la llamada Costa del Descubrimiento. Arraial nació en 1549, luego de que el navegador portugués Pedro Álvares Cabral, desviado por la tormenta de su supuesto destino africano, arribó a la costa brasileña de Porto Seguro. Actualmente, aún se conservan edificaciones de aquella época, como Nossa Senhora D'Ajuda, una iglesia construida por los jesuitas entre 1549 y 1551. De allí el nombre que se le dio a la villa, en honor a esta santa.

Nuevamente la balsa nos aleja de la bohemia Arraial y nos aproxima al agitado Porto Seguro. Es hora de regresar a la tumultuosa ciudad porteña, pero el que ha visitado Arraial sabe que su magia promete una segunda visita, que nunca se sabe cuánto tiempo durará.

¡No se pierdan!

Mi señora y yo fuimos a Salta. El viaje incluía el Tren de las Nubes. Bien temprano iniciamos el paseo y el disfrute del paisaje; al mediodía dimos cuenta de un buen almuerzo en el coche comedor y al hacer cumbre en La Polvorilla contemplamos con asombro aquellas inmensidades a las que no estamos acostumbrados.

A la vuelta hicimos alto en Rosario de la Frontera y se hinchó nuestro pecho de argentinidad y patriotismo al cantar el Himno nacional congregado todo el contingente alrededor de un humilde mástil. De pronto sentimos un gran respeto por todos los seres que allí viven y trabajan en condiciones tan adversas, sólo comparable para nosotros con el sobrecogimiento que experimentamos al visitar el cementerio de Darwin en Malvinas.

En el último tramo un fuerte dolor de cabeza la tuvo mal a mi señora, pero una taza de té, un calmante y unas horas de descanso la dejaron en condiciones de emprender una nueva excursión al día siguiente.

Atesoramos intacta en nuestros corazones la emoción de cada uno de esos momentos y sentimos que valió la pena vivirlos.

Por Antonino E. Martínez

Europa. Estoy programando un viaje a Europa para septiembre-octubre. Incluye Costa Dálmata, resto a conversar, no más de 5-6 personas. Única condición muy buena onda. Contactarse a cachoequi@live.com.ar

Escapadas. Somos un grupo de veinte personas de más de 60 años, que salimos los fines de semana a eventos culturales y de entretenimiento. Deseamos integrar a algunas personas más.Condiciones: tolerancia, buena onda y respeto por el otro. emmaohmygod@gmail.com