MAR DEL PLATA.- Es un maratón para el que aquí todos parecen muy bien entrenados. Arranca puntual a la medianoche y aquí el recorrido no es cuestión de kilómetros sino de cantidad de escalas y tragos que puede deparar esa vuelta infinita, de bar en bar, por la calle Alem y sus alrededores.
"En uno ves a una banda, después te pasás al de al lado porque tiene linda gente y seguís por otro que trajo DJ invitados", cuentan Mariana y Bettina, hermanas y fanáticas de pasar las madrugadas en Playa Grande.
El circuito abarca unas diez cuadras de la calle Alem y su paralela inmediata, Bernardo de Irigoyen, desde el Cementerio de la Loma. En esta temporada la zona sumó una decena de nuevos espacios y exhibe muy renovados a los que tienen vigencia desde hace años.
Aunque durante varios veranos este paseo fue lugar de encuentro y salida previa a la escala final en las discotecas de Constitución, hoy Alem tiene vida independiente y gran parte de los jóvenes centralizan en esos bares su diversión nocturna.
La caravana de vehículos arranca poco antes de la medianoche y con las doce campanadas la calle se llena de minifaldas, caras bonitas y RR.PP. de las discos de Constitución. "Cada vez cuesta más que se muevan para los boliches", dice Adrián, que ofrece entradas gratis para ellas y dos por uno para ellos.
En Alem y Quintana hay dos espacios linderos que son foco de cada noche. Mr Jones es un multiespacio con capacidad para 250 personas y sólo apto para mayores de 21. "Acá tiene un espacio de vanguardia con DJ y música electrónica, plasmas con videos, patio y terrazas, todos con buena música", cuenta Diego, encargado del local.
Al lado, la noche arranca con una banda de covers. Hay lleno total de jóvenes que se reparten entre mesas y barras, siempre con un trago en mano. "A las discos vamos viernes o sábado o por alguna fiesta muy cool", cuenta Sofía, de 19, que lleva una semana en Mar del Plata y esta noche trajo a Barnon a sus compañeras de facultad de Córdoba.
Los propietarios de los bares aseguran que no se permite bailar, pero saben que les resulta difícil contener a la gente. "No es que corremos las mesas o nos paramos en las barras, pero nos hacemos un lugarcito para movernos un poquito", dice Sofía al oído, evitando el reproche del patovica que custodia la puerta de un reconocido bar de Alem.
Por Irigoyen manda Pehuen, que tiene restaurante, parrilla y un espacio de bar que funciona a pleno no sólo en temporada. "Aquí hay shows y mucha onda", dicen Mariano y Natalia.
Más allá la movida está en la calle. Es territorio de La Princesa. A pesar del cálido espacio interior, lo mejor está en la vereda. Allí mandan la cerveza, música y videos con onda surfer, musculosas, bermudas, minis y ojotas. Listos para que el amanecer los encuentre con sus tablas para correr las primeras olas del día en Playa Grande.
Por Darío Palavecino
Corresponsal
Corresponsal