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Por la París menos parisiense

Una vuelta por el multiétnico barrio de Belleville, de inmigrantes, mercado y arte callejero




PARIS.- Todavía quedaban cajones y alguna que otra fruta dando vueltas por el piso. Era un viernes a la tardecita, después del almuerzo, y la feria ya había terminado, pero dejó sus huellas en el Boulevard de Belleville, en el barrio del mismo nombre, en el nordeste de París.
Al salir del metro, apenas a 20 minutos del Arco de Triunfo y de Champs Elysées, la diferencia fue notable.
Estaba claro que era otra París, lejos de los grandes monumentos, el glamour, las tiendas caras y, sobre todo, muy lejos de las hordas de turistas que invaden la ciudad.
Entre bohemio y popular, Belleville fue hace tiempo el barrio chino, pero después se incorporaron otras nacionalidades. Hoy se destaca como un barrio multiétnico, con mucha presencia de vecinos del norte de Africa, donde Francia tenía sus colonias, que viven como en su país. Caminan por las calles estrechas con el albornoz típico y fuman en los bares pipas de agua.
Llegué tarde al famoso mercado, que cada martes y viernes por la mañana se realiza sobre el boulevard, con decenas de puesteros que ofrecen a viva voz sus productos. Dicen que es uno de los más coloridos y baratos de París, que vende frutas y verduras, pero también especies de Asia, telas de la India y hasta obras de los artistas locales, que son muchos.
Pero, de todas maneras, más allá del mercado, vale la pena la visita a este sector de París alejado del circuito turístico tradicional.
Los colores de los comercios, con sobreabundancia de rojo, verde y amarillo, impactan. Queda claro desde el principio que los inmigrantes o hijos de inmigrantes juegan de locales. Hay muchos talleres de costura, de artesanías y ateliers que venden su producciones.
El Parc de Belleville es imperdible por la vista panorámica. Está sobre una colina y desde el mirador superior, a 108 metros, se disfruta de una gran vista de París con la inconfundible Torre Eiffel a la distancia.
Para llegar al mirador hay que subir por interminables escaleras, pero el esfuerzo se compensa con un parque cuidado, con árboles y cultivos, una buena opción para descansar un rato bajo un árbol, comer algo y seguir viaje. Se puede acceder por la rue des Couronnes, desde la estación de metro Couronnes.

Con aerosol

En la rue Dénoyez (muy cerca de la estación de metro Belleville), el arte callejero es protagonista. Es un callejón angosto, de apenas dos cuadras, peatonal, donde no queda un centímetro de pared en blanco sin un grafiti. Todo es arte, tan efímero que algunos jóvenes pintan unos sectores de blanco para volver a crear, mientras otros terminan sus obras, cada uno en su mundo, con la mochila llena de colores. "Es mi hobby, vengo casi todos los días a pintar", cuenta uno de ellos, con el aerosol en la mano, sin sacar los ojos de su obra.
Seguramente después de unas horas esta muestra al aire libre será diferente, cambia todos los días, incluso varias veces al día.
En la esquina, como en todo París, dos bares con las infaltables mesas en la vereda ofrecen café. Menos lujosas que en Saint Germain o en Champs Elysées, también invitan a sentarse y ver la vida pasar... antes de regresar al París turístico.

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por Redacción OHLALÁ!


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