
Por los callejones de Guanajuato
Esta ciudad mexican barroca, la Capital Cervantina de América, despliega historia, artes y tradiciones, especialmente por las calles y túneles de su intrincado centro histórico
9 de octubre de 2016

La vista desde el mirador de Pipila, una postal clásica
Como todos los domingos, ahora mismo, Guanajuato se está despertando suavemente. Espera que el sol salga de atrás de las montañas para colorear las fachadas de sus casas. Las plazas cobran vida poco a poco y el canto de los pájaros domina por un tiempo más el -todavía- apacible murmullo urbano. Durante un par de horas, la mañana parece dudar entre volver a la cama o salir a la calle.
El domingo tarda en arrancar porque la noche del sábado tardó en terminar. Siempre hay un buen motivo para festejar en Guanajuato y, cuando no lo hay, están las callejoneadas: cada sábado por la noche, la música, los bailes, las canciones, las risas y las charlas corren como arroyos por las calles y los túneles.
¿Por los túneles? Guanajuato es una ciudad minera, pero los túneles no fueron cavados en busca de minerales o metales. Sirven de vía de tránsito para ir de un barrio a otro. Es lo primero que llama la atención en esta ciudad, donde se camina en la superficie pero se circula bajo tierra. De esta forma se llega más rápido y se evitan las congestiones que se forman en las angostas callejuelas del centro.
Esos túneles son también páginas de la historia urbana: recuerdan que Guanajuato, tal como se la ve hoy, es una suerte de versión 2.0 de la ciudad. La primera fue sepultada varias veces durante el siglo XVIII bajo los escombros de inundaciones sucesivas. La geografía de Guanajuato es a la vez su bonanza y su desgracia. Las mismas montañas que le dieron su oro y su plata la encierran; las lluvias la devastaban y hacían desbordar su río (cuyo curso estaba lleno de los escombros de las minas).

Ciudad under: túneles para llegar más rápido
La veta madre
Los primeros túneles fueron perforados a fines del siglo XIX para escurrir esas aguas y, durante el siglo XX, la intensificación del tránsito los convirtió en vías de comunicación.
La primera Guanajuato fue fundada en 1570 en el territorio de los terribles chichimecas, diez años después de que los españoles encontraran la veta madre. "Su producción fue tan importante que llegó a representar más de la mitad de la plata que España recibía del Nuevo Mundo a fines del 1700. Y esta veta no ha entregado todavía todas sus riquezas. Al ritmo actual de extracción, tiene plata y oro para varias décadas más", comenta Salvador Santacruz, uno de los guías que conduce a grupos de visitantes los fines de semana por el laberinto de calles en el centro histórico.
El personaje acaba de dejar los ensayos de la representación que dará durante el Festival Cervantino, pero ha conservado su sombrero quijotesco y durante la visita citará algunas de las frases del hidalgo errante. Por el momento toma muy a pecho su oficio de guía y a un ritmo sostenido sigue contando: "Guanajuato se elevó al rango de ciudad en 1741 por un decreto de Felipe V, pero sólo conocemos la fisonomía que tenía entonces por algunos magros testimonios. Y algunas paredes o el sistema de alcantarillas que se redescubren durante las obras de ingeniería. Porque la ciudad fue sepultada a partir de 1780, luego de terribles inundaciones, para elevar su nivel y resistir a la bajada de las aguas. Lo que vemos hoy descansa sobre otras casas, a veces hay tres niveles de construcciones superpuestos. La ciudad que vemos y recorremos ahora es la de Benito Juárez y de Porfirio Díaz".
El primero la designó por un breve tiempo capital de México, mientras el segundo es recordado por haber inaugurado en 1903 una tanda de grandes obras y edificios, entre ellos el emblemático teatro Juárez. Esta sala fue durante muchos años uno de los principales centros culturales mexicanos. En la actualidad es el anfitrión del Festival Cervantino y la sede de las Noches Porfirianas, durante las que se presentan obras de de principios del siglo XX.
Al ritmo de las callejoneadas
Las horas avanzan y al mediodía del domingo, Guanajuato ya recobró su agitado ritmo de vida, con mucha actividad y sobre todo mucha música. En torno de la basílica Nuestra Señora -otra de las postales de ese centro urbano, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco- las familias se esparcen hacia tiendas y restaurantes. Esta iglesia ofrece una linda imagen, con su fachada barroca pintada de ocre. Pero lo esencial de su historia no está en los muros, sino en una pequeña Virgen, considerada como la más antigua imagen de la Virgen en las Américas. Tallada antes de la conquista sarracena de la península Ibérica, fue escondida durante largo tiempo en una cueva hasta ser rescatada durante el siglo XVI y enviada por Felipe II a los mineros de Guanajuato.
En las terrazas y por las veredas ya empiezan a llegar conjuntos de mariachis que proponen sus canciones. De mesa en mesa, de banco en banco, la gente se regala algunos temas para celebrar un cumpleaños o amenizar una salida en familia. Delante de las mismas mesas y los mismos bancos, la noche anterior se veían pasar las estudiantinas, grupos de músicos vestidos con trajes renacentistas que animan las tradicionales callejoneadas.
Por las tardes, los músicos tratan de convencer a la gente de paso de unirse a su grupo para recorrer el centro al ritmo de sus canciones en las horas nocturnas.
Dejando que los mariachis entonen las primeras coplas del Rey, el hit absoluto de su repertorio frente al teatro Juárez, Salvador lleva a su grupo en dirección al Callejón del Beso. Es el rincón más romántico, algo así como la versión local del balcón de Julieta en Verona. "Una doncella encerrada por su padre pudo seguir viendo a su novio de balcón a balcón -cuenta el guía-. En realidad, se podían ver tan de cerca como para besarse de una casa a la otra?"

Leyendas románticas en las calles
Ni decir que es el lugar más fotografiado en todo Guanajuato. Y más aún los domingos al mediodía, cuando hay colas de parejas que esperan para darse un beso delante de algún objetivo bajo los balcones.
La otra toma indispensable de Guanajuato es la vista general desde el mirador del Pipila. El monumento que dio nombre a este lugar recuerda a un héroe del primer hecho de armas en las luchas por la independencia de México, en 1810. La colina forma como un balcón, justo por encima del teatro Juárez.
Salvador sin embargo advierte que aunque la veamos aquí delante de nostros, falta mucho todavía para pretender conocer Guanajuato. "Resta tanto para recorrer. Porque está también lo que no podemos ver, la ciudad sepultada que nació gracias a la mayor extracción de plata y oro de la historia de México".
Datos útiles
Cómo llegar
En avión, hasta Ciudad de México, desde US$ 910. Son 365 km por ruta hasta Guanajuato. Salen ómnibus desde la Terminal Central del Norte de Ciudad de México. El viaje dura poco más de 5 horas y cuesta 580 pesos mexicanos (US$ 30).
Dónde dormir
Para alojarse: La Quinta Las Acacias es un hotel boutique y spa ubicado en una de las colinas de la ciudad. Las habitaciones están repartidas entre varios edificios que rodean un jardín interno. Cada una tiene una decoración especial. Tarifas, desde US$ 110 por persona. www.quintalasacacias.com
Qué hacer
Callejoneadas: Empiezan a las 20 y recorren el centro histórico. Durante toda la tarde, los músicos informan acerca de su conjunto y del recorrido para formar sus grupos y vender los boletos (100 AR$). Se recorren las principales calles y plazas del centro durante un par de horas, al ritmo de guitarras y leyendas de la ciudad.
Noche Porfiriana: Es una de las numerosas fiestas que la ciudad organiza para poner en valor su historia y su patrimonio. Se hace en junio, en el teatro Juárez, para presentar obras de teatro y de música de principios del siglo XX. Un actor personifica al histórico presidente, en el palco de honor.
Visitar una mina: Varias están abiertas al turismo. El Nopal se dedica a visitas con fines didácticos y turísticos. También se pueden conocer las bocas de las minas de Rayas (la primera explotada por los españoles), de Cata (que tiene un templo del siglo XVII) y la Valenciana (fue tan productiva que mantuvo en gran parte el imperio español durante mucho tiempo).
Algunos museos: Abren de martes a sábado de 10 a 18.30 y los domingos de 10 a 14.30. Casa Diego Rivera, en Positos 47; Museo Iconográfico del Quijote, Manuel Doblado 1; Alhóndiga de Granaditas, Mendizábal 6.
Más información: www.guanajuato.mx
Festejan, Sancho
Guanajuato es la Capital Cervantina de América, título ganado gracias al festival que organiza anualmente desde hace 44 años. La edición de este año se realiza desde esta semana hasta el domingo 23 y celebra el cuarto centenario de Cervantes bajo el lema De la locura al idealismo.
Todo empezó en 1972 para formalizar una costumbre que se venía realizando desde 1953, cuando se presentaba la adaptación –por un profesor universitario local– de varios entremeses de Cervantes. Estas pequeñas piezas cómicas en un solo acto fueron muy populares en la España del Siglo de Oro. La tradición se transformó en festival, agregando mayor diversidad de actividades y dimensión internacional.
www.festivalcervantino.gob.mx
El centro, paso a paso
El casco histórico de Guanajuato se puede recorrer a pie. La caminata comienza en el mercado Hidalgo para luego llegar hasta la iglesia de San Roque, una de las más conocidas porque sobre su explanada se realizaban las presentaciones de los entremeses teatrales de Cervantes. Frente a la fachada y la cruz, unas gradas recuerdan que este lugar se utiliza regularmente en presentaciones teatrales.
Para acceder al corazón de Guanajuato, la Plaza de la Paz y la Basílica Nuestra Señora, se puede pasar por el Callejón del Beso y su barrio de pequeñas calles intricadas. El Jardín de la Unión es prácticamente el único espacio verde del centro. Es en realidad una plaza triangular bordeada por árboles tallados geométricamente, en cuyo centro un kiosco de música presenta bandas. La calle principal que lo bordea se llama Sopeña y llega hasta el Museo Iconográfico del Quijote, donde espera un bronce en tamaño real del hidalgo de la triste figura. No es la única estatua, ya que se lo puede visitar nuevamente -esta vez acompañado por su escudero Sancho- en la Plazuela de Allende, a un costado del Teatro Cervantes.
Los demás VIP de la ciudad son Diego Rivera, que tiene un museo con sus obras en el 47 de la calle Positos, y Jorge Negrete, recordado por una estatua delante de su casa natal en la Plazuela del Ropero.
De regreso al Jardín de la Unión y el Teatro Juárez, hay que buscar los pequeños carteles que indican la entrada al funicular, en la base del cerro, para llegar hasta el mirador del Pipila, aquel que brinda una vista de postal sobre todo el centro.
Guanajuato es como un museo de historia a cielo abierto y tiene mucho más para conocer, pero entre los imperdibles ahora sólo falta la Alhóndiga de Granaditas, uno de los museos más visitados de todo México. Fue originalmente un almacén de granos y en 1810 protagonizó una batalla entre realistas e independentistas. La gente leal a la corona española se atrincheró entre sus muros para protegerse de los insurgentes hasta que el -ya famoso a esta altura de la visita- Pipila pudo acercarse e incendiar las puertas, protegiéndose de las balas debajo de una loza.
Mezcal y Xoconosle
En junio la ciudad y su estado organizaron una Semana de Gastronomía, con degustaciones en los restaurantes, conciertos en las calles subterráneas y eventos en torno a los productos emblemáticos de la región. El estado es un importante productor de vinos y tequila. Entretanto en la ciudad una de las mesas más originales es la de Casa Mercedes, restaurante ubicado sobre una colina alejada del centro. Su dueño, Jesús Cárdenas, oficia de jurado en la Semana Gastronómica Guanajuato Sí Sabe y ganó prestigio al poner en valor las recetas locales de la cocina tradicional dándoles un toque gourmet y una presentación inspirada por la haute cuisine, como en su cóctel de mezcal con canela y xoconostle, una fruta endémica. En el otro extremo, se puede probar la cocina más popular en las fondas del mercado Hidalgo, una de las construcciones inauguradas por Porfirio Díaz. Además de probar frutas locales, se puede almorzar por poca plata y medir su resistencia frente a las proverbiales especias mexicanas.
Casa Mercedes: Calle de Arriba 2-28, en el barrio de San Javier.
www.casamercedes.com.mx
Una de momias

La vista desde el mirador de Pipila, una postal clásica
La ciudad barroca tiene un costado freak. Es un museo de momias que expone más de un centenar de cuerpos exhumados de los cementerios. Por algunas razones que fueron estudiadas científicamente, los cuerpos se conservan y se momifican en ciertas partes del trazado urbano. El hecho fue descubierto cuando se desenterraron algunos cuerpos a mediados del siglo XIX, debido a que los familiares de los difuntos no pagaban los derechos de sepultura. Las autoridades liberaban las tumbas para reutilizarlas y descubrieron así la excepcional conservación de los cuerpos. La visita del museo –donde las momias son expuestas con lo que queda de su ropa y en la posición que se les dio en el entierro– no es para almas sensibles. Abierto de 9 a 18. La entrada cuesta AR$ 45. www.momiasdeguanajuato.gob.mx
SEGUIR LEYENDO


Lanzamos Wellmess, el primer juego de cartas de OHLALÁ!: conocé cómo jugarlo
por Redacción OHLALÁ!

Gala del Met: los 15 looks más impactantes de la historia
por Romina Salusso

Kaizen: el método japonés que te ayuda a conseguir lo que te propongas
por Mariana Copland

Deco: una diseñadora nos cuenta cómo remodeló su casa de Manzanares
por Soledad Avaca Cuenca
