
Buen día, ¿cómo están? Estoy partiendo rumbo a Pinamar. Ayer estuve un rato en la Bristol, lo viví como un fenómeno. Les conté ya que soy chica de Necochea y realmente nunca había pisado una playa tan populosa. Es increíble cómo tanta gente elige pasar sus vacaciones, apiñados.
Entonces todo sucede en un metro cuadrado: el vendedor de pelotas, el nene que corre, la que se pone protector 50, el que toma mate, el que intenta caminar, el perro, la reposera la sombrilla, la palita, el castillito de arena, la música, la radio, los gritos, las risas, la piel ardida, los ya bronceados, "a solo 30 pesitos", promete un vendedor y sigue. Y mientras, yo lo miro a G., que está estupefacto, molesto, incómodo, y me dice: "no me gustan las multitudes". Y vamos a comernos un churro en Manolo, donde hay que hacer cola, y queremos caminar y hay que esquivar gente, y pensamos por qué no agarramos el auto para irnos al sur, pasando el faro, donde las playas te permiten extender las patas. Pero ya no hay tiempo.
Entonces, quería preguntarles a ustedes, ¿por qué creen que la gente se amontona? Me intriga, ¿por qué será? Debe haber buenos motivos.
Estas son algunas fotos de ayer, se titulan "Turista en Mardel"

No cabe un alfiler

La foto de todos los veranos

Estaba frío para meterse al mar

Copo de azúcar, un antojo de la infancia

Con el lobo, infaltable
Lindo jueves.
PD: A las 11 AM, Juan Alberto Badía me entrevistará en su radio en Pinamar y a las 17.30 estaré en el parador Mirasoles, por si alguna está por la zona. Así de paso nos conocemos.
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