El exceso de información es fatal.
Ayer estuve buena parte de la noche, tomando café y buscando cosas sobre TDAH en internet. Estoy en un punto de mareo tal, que no sé si Luján reúne todos los síntomas o ninguno. Lo cierto es que no debería leer más sobre el tema. No hasta tener un diagnóstico.
En 4 días, pasé de "de ninguna manera" a "y sí es así?"
Lo que sí veo con claridad es lo capaz que soy de acomodar la realidad a mi necesidad y el enorme poder de negación con el que cuento.
Nicolás le contó a sus padres del asunto. La madre lloró, inmediatamente, y mi mente malvada me dice que es por la vergüenza que le daría. Mi suegro comenzó a arrojar hipótesis, posibles causas de la enfermedad, entre ellas: "tu mujer está poco con esos chicos"
Y sólo me enteré de esta barrabasada porque escuché que Nico peleaba con él por teléfono.
De todas formas, estoy como en un estado de anestesia tal, que imaginate que me va a afectar la barbaridad que se te ocurra decir de mí, nabo.
Hoy tenemos pediatra, y después entrevista con una psicóloga de admisiones de la obra social. Crucemos los dedos.
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