

En la patria de los esquiadores, la consigna es despertar temprano, sin importar el frío que esté haciendo o si afuera está nevando. Está todo previsto: hasta el extremo de que es posible consultar telefónicamente por el clima y el estado de las pistas desde la cama.
Desde temprano está habilitado el servicio para alquilar y guardar los esquíes. Está todo dotado de modernos equipos de esquí alpino, parabólicos, de fondo y snowboard, fun esquí, fat esquí y esquí de randonée, en distintas medidas para niños y adultos. Funciona un servicio de mantenimiento, reparación de equipos y guardería (zapatos, esquíes y bastones).
Los más audaces podrán practicar el esquí aventura: un helicóptero, que permite realizar vuelos panorámicos sobre los volcanes, lleva al esquiador hasta las más altas cumbres, para que desde allí pueda bajar por nieves vírgenes, acompañado por guías expertos. Entre otros servicios figura el de motos de nieve, con un circuito especial en medio de bosques.
Principiantes y expertos, o quienes quieren experimentar la forma de sentir la nieve, encuentran en las 29 pistas de Chillán -algunas de ellas recientementre inauguradas- la justa medida de la diversión.
Suman 46 los kilómetros de pistas señalizadas y pisadas, servidas por nueve andariveles, cuatro telesillas y cinco andariveles de arrastre, que llegan hasta los 2700 metros sobre el nivel del mar. Dos nuevas pistas se inauguraron esta temporada, con lo cual se elevan a 29. Una de ellas, El Golf (para nivel medio), tiene una extension de 11 kilómetros, con un ancho promedio de 40 metros, y una segunda, El Embudo (para nivel medio avanzado), de 1000 metros de largo por 20 de ancho. A toda hora, las pistas son un desfile incesante de esquiadores. El Fresco, la más larga, resulta un placer interminable. En medio de grandes montañas, se desciende por la más larga pista de los Andes, 13 kilómetros.
Hay una escuela de esquí para tomar clases y aprender los secretos de este deporte. No son exclusivas para los más chicos; los adultos, con un poco de audacia, pueden intentar andar sobre tablas. Los instructores prefieren a los primeros porque son más flexibles. Los esquíes más modernos ayudan mucho porque son flexibles y livianos.
Los que no quieran esquiar pueden quedarse en el spa del Gran Hotel, con más de 40 servicios para el cuidado del cuerpo y la salud.
En el hotel cobra vida el bar, donde se puede disfrutar de un buen pisco antes de pasar al restaurante, que atiende paladares exigentes.
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