Publicado por Silvia
Silvio cumple años la semana que viene. Y, una vez más, el choque de estilos gana protagonismo.
En lo que considero su faceta más infantil, Silvio quiere regalos sorpresa. Sí, me dirán que todos queremos regalos sorpresa. Pero lo de Silvio es el fundamentalismo del regalo sorpresa. No sólo si alguien le pregunta qué quiere Silvio no contesta. Tampoco cuando le consulta rubro, tipo o color (!) del regalo. Y alguna vez hasta se molestó (silenciosamente) cuando alguien le consultó cuánto calzaba para poder comprar un regalo adecuado, dado que eso le restaba imprevisibilidad a la sorpresa (podrían haberlo averiguado por otra vía, es verdad, pero de ahí a que te moleste…)
Incluso, cuando estuvo en Inglaterra, su tía le dijo muy amablemente que se eligiera algo lindo de algún negocio y ella se lo regalaba. Con mucha simpatía, Silvio le dijo que muchas gracias pero que no era su estilo elegirse los regalos.
Justo una persona así se encuentra con una persona como yo. En mi familia, hace años que no nos regalamos exactamente para el día del cumpleaños. El regalo, además de ser sumamente consensuado (a veces hasta comprado en conjunto o eventualmente por el cumpleañero), tarda semanas o hasta meses en llegar.
Silvio, obviamente, también es un talibán de la puntualidad regalística: hay que llegar al festejo del cumpleaños con el regalo en mano. La combinación es letal: no sé qué regalarle y encima de no poder preguntarle qué quiere, lo tengo que decidir rápido. Y no es que no le conozca los gustos... pero regalarle a un hombre es mucho más difícil que a una mujer. El primer año le regalé una edición limitada de un disco de Pink Floyd que sabía que le encantaría, un especiero (decía que le faltaba uno en su momento) y un montón de especias raras (que rara vez usamos). Pero después, siempre ropa. Y cuando le regalo ropa, un poco siento que lo estoy desilusionando (como que no se me ocurrió nada más original). Para colmo, ahora mi familia, mis amigas y hasta los amigos de Silvio me llaman para consultarme qué regalarle. Como él no aporta nada, tengo que pensar diferentes cosas originales y de diferente presupuesto.
Así que estoy pensando qué hacer. Les pediría consejos, de no ser que si empiezan a tirar ideas, Silvio lo leerá y eso atenta contra su axioma numero uno. Si no, que no lea los comentarios. Pero vamos, Silvio, como dirían algunas de las lectoras del blog: ¿en serio tenés 33 años?