Junto coraje y me pongo "la joggineta", zapatillas, un buzo, un chaleco de polar (parezco el hombrecito de Michelin) y salgo trotando despacito hasta el lago. Cada cuadra que hago me voy felicitando en silencio y pienso "bueno, podrías haberte quedado echada viendo tele y clavándote X así que bien ahí, nena, bien ahí ". X= cualquier carbohidrato que pueda consumirse en forma seriada, llámese Twistos, los conitos esos tipo cucuruchos salados, nachos o la nueva que me agarró cuando me está por venir, los chizitos. Porque seamos honestas, ¿quién consume chizitos pasados los 11 años? Debo confesar que las endorfinas no me llegan tan rápido como al resto del planeta probablemente, pero tarde o temprano llegan y me las levo todas de vuelta a casa. Lo confirmo una vez más; Palermo está lleno de hombres sueltos y bañarse después de hacer deporte es de los placeres mas grandes que hay.
Salvo que estés teniendo sexo. Mucho y del bueno.
Que no es mi caso.